jueves, 25 de diciembre de 2008

Capítulo 5. Que Bueno que existe la escuela

Capítulo 5. Que Bueno que existe la escuela

Helga POV

Me desperté a las seis y media, los chicos tienen que estar en la escuela antes de las ocho y tienen que desayunar muy bien para rendir al cien por ciento en las clases.

Después de bañarme y arreglarme salí de mi habitación para despertar a los chicos. Cuando subí la escalera vi que Edward se iba despertando y me deseó buenos días.

Entré a la habitación de las chicas y vi que Alice traía una toalla como única vestimenta, al parecer se acaba de bañar.

- Buenos días Helga – me saludó.

- Buenos días Alice.

Fui a la habitación de los chicos, toqué la puerta y Jasper me abrió, seguía en pijama y parecía cansado. Le pregunté por Emmett y me dijo que se estaba bañando.

Entonces recordé lo de la noche pasada.

- ¿y dónde está Rosalie?

- Este…mmm…

- Está en el baño – respondió Alice desde la otra habitación.

- ¡¿Con Emmett?!

- Por supuesto que no Helga ¿cómo cree? – dijo Jasper riendo – está en el baño de su habitación.

“Claro, que tonta soy al pensar que está con Emmett”. Oí a Edward reír fuertemente, como si hubiera leído mis pensamientos, creo que estoy alucinando.

Bajé a preparar el desayuno en lo que dejaba que los chicos se terminaran de arreglar, al fin y al cabo aún había mucho tiempo. Puse la mesa, acomodé los cubiertos y empecé a cortar fruta e hice jugo de naranja.

Al cuarto para las siete todos bajaron ya listos para la escuela y me horroricé al verlos.

- ¡Dios Santo! No pueden ir así a la escuela – dije yo viendo su forma de vestir.

- ¿Por qué no? – Jasper me preguntó como si nada.

- No, que indecentes se ven. Emmett mira nada más como tienes los pantalones de desgastados, Jasper fájate, la camisa siempre va debajo del pantalón y tú Edward súbete el pantalón hasta la cintura y miren nada más su cabello, no, no, por un peine y algo de gel.

Salí de inmediato hacia mi habitación por las cosas.

Rosalie POV

En cuanto Helga se fue, Alice y yo estallamos a carcajadas al ver a la cara de los chicos.

- No pienso ponerme otros pantalones – dijo Emmett indignado

- Ja, yo ni loco voy a ponerme los pantalones a la cintura, vieja loca quien se cree – Edward estaba enojado, eso no era bueno.

Helga llegó con un peine y un tarro de gel. Alice y yo nos tapamos la boca para no reírnos. Helga obligó a los chicos a fajarse, a acomodarse el pantalón en la cintura y a Emmett lo mandó a cambiarse el pantalón.

Mientras Emmett se cambiaba, Helga sentó a Jasper en una silla y comenzó a peinarlo hacia atrás con una gran cantidad de gel. Luego le hizo lo mismo a Edward y cuando Emmett regresó lo peinó igual que a sus hermanos.

Yo luchaba por no soltar la carcajada que se me formaba en la garganta.

“Parecen miembros del club de ajedrez” pensé y Edward me lanzó una mirada amenazante. “Solo les faltan los lentes y el chaleco”.

Edward estaba a punto de decirme algo, pero Helga le ganó.

- Y tú Rosalie tampoco vas a ir vestida así- Helga me barrió, ¡me barrió! – eres una señorita no una…mujerzuela.

“¡¡Pero como se atreve!!” grité para mis adentros. Si mi ropa era perfecta, mi blusa era rosa, con poco escote, bueno no tan poco y llevaba una mini negra y unas botas igualmente negras.

- Y tú Alice tampoco te ves como una señorita – dijo Helga.

Alice ni se inmutó, pero podía jurar que estaba igual de enojada que yo. Alice llevaba una falda no tan corta como la mía, pero sí sobre la rodilla y llevaba una blusa ligera y muy ceñida a su cuerpo.

- Vengan las dos, no las voy a dejar irse así – Helga nos llevó a su habitación.

Edward POV

“¿Qué tiene de malo mi ropa” se preguntaba Alice mientras caminaba detrás de Helga

“Mujerzuela su abuela, ya estamos en otra época señora, hasta nosotros avanzamos” Rosalie estaba que echaba chispas.

- Creo que Rosalie está un poquito enojada – apunté.

- ¡Y cómo no! Le dijo que parecía mujerzuela como crees que ella se va a quedar así – Emmett estaba igual de indignado que su esposa – Tan bonitas que se le ven sus piernas.

“¡¡Ugh!! Esto debería estar en un museo” Rosalie estaba a punto de estallar

“Helga jamás ha abierto una revista de moda” Alice tampoco parecía de buen humor.

Menos mal yo no vendría con ellas en el coche oyéndolas quejarse. Yo iría por Bella, ¡¡Cómo me hubiera gustado ir a verla esta noche!! Jasper y Emmett decidieron que era mejor ir tirando la comida, aprovechando que Helga no estaba. Tiramos la mitad de todo.

Unos diez o quince minutos después Helga salió de su habitación con actitud satisfecha. Pero ni rastro de las chicas.

“Edward sé que me estás escuchando, si te atreves a reírte Bella lo pagará muy caro” Rosalie me amenazó, si había pensado en reírme y hacer un mal comentario, lo olvidé.

“Esto es verdaderamente vergonzoso, ¿Cuándo vayas por Bella le puedes pedir por favor que me traiga un cambio de ropa, Edward? Ok mis hermanas estaban muy, muy mal.

- Vamos chicas salgan de ahí – las apresuró Helga.

Al ver que ellas no salían Helga fue por ellas.

- Chicos por favor, Rose y Alice lo están pasando muy mal con esto, de verdad no vayan a reírse – era mejor advertirles a los dos el frágil estado en el que sus esposas se encontraban

- ¿Por qué habríamos de reírnos de ellas? – apenas la pregunta salió de los labios de Jasper cuando nosotros ya nos estábamos riendo a más no poder.

Alice llevaba un vestido de esos que ves en películas antiguas, negro con estampado de florecitas blancas. Mientras que Rosalie llevaba un traje parecido al que llevaba Helga la noche anterior solo que el suyo era café.

- Vamos chicos no se burlen de sus hermanas, sean más respetuosos con ellas que son unas damas – Helga nos vio con reproche, nosotros dejamos de reírnos al ver la mirada asesina en los ojos de Alice y Rosalie.

“Te lo Advertí Edward Cullen”

“Que malos son, ustedes pueden arreglarse nuevamente en la escuela, nosotras no” Alice se veía más triste que otra cosa. Estaba decepcionada de nosotros.

- Bueno ahora desayunemos – Helga se sentó en la mesa – Edward anoche dirigiste tú la oración, hoy la dirigirá Jasper.

- Ehm…Bueno…demos las gracias por tener comida en nuestra mesa – dijo en voz alta – aunque no nos la podamos comer – añadió para nosotros – que otros no tienen.

- Amén.

Hicimos lo mismo que en la cena de ayer, tiramos la comida, pero como ninguno estaba de buenas Emmett, Rosalie y Jasper tiraron la comida en el paragüero que tenían detrás y Alice y yo al bote de basura.

Acabado el desayuno todos nos apresuramos para salir de la casa lo antes posible, tal vez si le pidiera a Bella dos cambios de ropa, Rosalie no se enojaría tanto conmigo.

- Bueno chicos vámonos – Helga tomó las llaves de su auto y un suéter.

- ¿Cómo qué vámonos? – Rosalie ya no iba a comportarse, eso lo sabía

- Sí, los voy a llevar a la escuela

- Nosotros tenemos nuestros propios autos – Emmett no quería subirse al auto de Helga

- No importa, es peligroso que manejen ustedes, yo los llevaré e iré por ustedes a la escuela, ahora vámonos que se les hace tarde.

- ¡¡Pero yo quedé de ir por mi novia!! – espero que Bella esté de buen humor o me matará.

- No Edward eso es muy irresponsable, tu novia tiene que irse con sus padres – Helga me dijo – Háblale y dile que no irás por ella porque aún no eres lo bastante responsable para cuidar de ella.

Me dirigí al teléfono furioso, no soy responsable, ¡¡bah!! Sin mí Bella ya estaría muerta. Marqué rápidamente su número esperando que ella me contestara.

- ¿Diga?

- Hola cielo, ¿dormiste bien?

- Sí, gracias ¿qué tal tu niñera?

- Verás por eso te hablo, Bella ¿tendrías problema si no paso por ti?

- No, mi pick up me agradecerá que por fin la encienda. ¿Todo bien?

- En realidad no, pero te cuento en la escuela.

- De acuerdo.

- ¡Ah! ¿Oye te puedo pedir un favor?

- Claro.

- ¿Podrías llevar dos cambios de ropa, para Rosalie y Alice?

- Claro. – su voz sonaba algo preocupada. Seguro que sería por lo que pensaría Rosalie de su ropa.

- Gracias Bella, con eso salvarás mi existencia y la tuya.

- Bueno, te veo ahorita.

- Eres lo máximo.

Colgué y vi que todos ya estaban afuera. Emmett se subió adelante con Helga, Rosalie venía en las piernas de Jasper y Alice a su lado, me subí al coche y cerré la puerta.

Jamás creí que llegaría el día en que me alegrara tanto ir a la escuela.

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