jueves, 6 de mayo de 2010

Heiidii y Felix..



Entonces ella te mira. Está conduciendo a un grupo de humanos hasta la sala en la que van morir. Aunque ellos no lo saben.

Miras fijamente sus ojos violetas por las lentillas, y adivinas su verdadero color grantade debajo de ellas. Le sonríes ladinamente y ella te sonríe en respuesta, mostrándote sus brillantes dientes blancos. En ese momento, aunque no tienes corazón, sientes como si te fuera a cien por hora.

Y aunque sabes que eres poderoso, fuerte, que tienes un cuerpo de mármol y que nadie te derrota, en ese momento te sientes débil. Porque ella puede hacer contigo lo que le de la gana. Con una palabra puede matarte, sin siquiera tocarte, y con una mirada puede devolverte a la vida.

Y estás completamente enamorada de ella, por lo que no te importa. Amas sus labios, sus sonrisas, su cuerpo, sus piernas, sus miradas... la amas toda.

Por eso no te importa depender de ella, porque sabes que te ama de igual forma. En ese momento, los humanos entran a la sala sin saber que ese va a ser su fin. Y se oyen gritos de terror y dolor durante unos segundos, hasta que todo termina para ellos. Ella sale con sus andares gráciles y relamiéndose los labios, y piensas que tienes ganas de besarla.

Te mira y te guiña un ojo, y tu corazón vuelve a explotar. No te importa, de hecho se siente bien. Y entonces recuerdas todas las salidas a escondidas, y todos lo besos robados y las palabras de amor. Y sientes que ella está pensando lo mismo, porque te sonríe seductoramente.

Lo que hace más excitante todo ese amor es el secreto. Porque aunque sabéis que no podéis sobrevivir el uno sin el otro, también sabéis que no debéis estar juntos. Que si os pillan, os castigan. Y tal vez ese castigo sea peor que la misma muerte, porque vuestros señores no admiten desobediencia, y en ese momento estáis desobedeciendo a sus órdenes. Y aunque sabéis que algún día se van a enterar, no os importa, os vais a seguir queriendo a pesar de todo. Porque para vuestro amor no hay fronteras.

Y cuando se aleja caminando y moviendo las caderas, tentándote, piensas que no hay ser más perfecto que ella. Y sonríes en silencio al pensar en la escapada que realizaréis esa noche. Por que no estás dispuesto a renunciar a ella...

... y la carne es débil, amigo.

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