domingo, 24 de mayo de 2009

inexperta

Inexperta



Su mente se encontraba pensando miles de cosas a la vez. Compras; necesitaba renovar el closet de todos los integrantes de la familia. Eso podría mantenerla ocupada, pero por desgracia, sus amadas tarjetas de crédito rebotarían si compraba algo más, podía verlo.

Los muchachos habían ido de caza, y Esme aprovechó el día nublado para poder ir a la floristería a por unas semillas; quería plantar unas camelias y unas amapolas, o eso decía ella.

Estaba muerta del aburrimiento.

— Vaya, estoy demasiado aburrida —Rosalie chasqueó la lengua.

Alice salió de su ensimismamiento; se había quedado mirando al frente, estática y perdida. Hasta había dejado de respirar.

— ¿Has tenido una visión?

Negó con la cabeza— Sólo pensaba —suspiró innecesariamente—. Necesitamos ir de compras uno de estos días, cuando Carlisle me acredite una tarjeta nueva.

— Suena divertido

Silencio otra vez, y ellas dos sentadas, inmóviles, en el sofá de color crema, viendo al frente.

— ¿Cuándo volverán?

Alice se concentró, urgando en el futuro, buscando la respuesta. Parpadeó al presente una vez la hubo encontrado.

— Mañana —su voz transmitía la frustración que el hecho le suponía—. Tuvieron que ir mucho más lejos. Donde habitualmente cazan ya se han levantado sospechas por la gran baja de osos pardos. Tu esposo es una bestia —Alice sonrió y luego prosiguió—: Aunque pueden llegar en la noche si corren recto, deben pasar por zonas muy concurridas, y además de que es verano. No les dá la gana bordear todo Canadá, al parecer

— Es la excursión de caza más larga que han hecho. Le echaré la bronca a Emmett por ello

— Sí. Ustedes dos estarán encerrados en su habitación por días. Los puedo ver en este preciso instante —rió.

— No me culpes, que el hecho de que Jasper y tú sean unos reprimidos sexuales no es cosa mía

Alice frunció el ceño, indignada.

— Oye, tú no sabes lo que Jasper y yo hacemos en la intimidad. No somos unos reprimidos sexuales, pero tampoco vivimos uno encima del otro, encerrados en nuestra habitación. Ustedes deberían llamarse depredadores sexuales, nunca logran satisfacerse

Rosalie se paró frente a Alice, sonriendo malévolamente.

— Nosotros no somos las veinticuatro horas sexo, enana

— Pero lo son veintidós de ellas

— Ya, tienes celos. Eres una inexperta, eso es lo que sucede.

— ¿Eso crees, rubia?

Sonriendo, se abalanzó precipitadamente sobre Rosalie. Tomó fuertemente su cintura, y la ubicó debajo suyo en el suelo.

Sin más rodeos, estampó sus labios contra los de ella. Rosalie quedó en shock, estática, pero al ver la insistencia en el beso de Alice, comenzó a responder sin pensarlo, aún sin saber bien lo que ella hacía, acariciándola por instinto.

Alice sonrió en el beso, encantada. Sus manos viajaron de debajo de la blusa de Rosalie, a la entrepierna de ella, y vio la aceptación de aquel gesto.

Sonriendo, cortó el beso y se separó de la rubia, quedan encima suyo.

— ¿Te parezco inexperta aún?

1 comentario:

Anónimo dijo...

voy a tener que dejar de leer estos blogs antres de ir al ttrabajo
jejeje.
ravenclaw