Capítulo 2. La llegada de la niñera
Rosalie POV
Apenas vi arrancar el Mercedes de Carlisle entré a la casa furiosa con Emmett pisándome los talones. ¡¡Cómo podían hacernos esto!! Una niñera, solo eso nos faltaba, ¿acaso creen que no nos comportaremos? ¿creen que haremos una fiesta?
- Rose, nena no tienes por qué ponerte así- dijo Emmett intentando abrazarme.
- ¡¡Una niñera!! ¿Cómo es posible?. – Jamás me había enojado así con Carlisle y Esme, pero no lo podía evitar. – Ni que tuviéramos doce
Además sabía que todos se sentían igual que yo, no era la única molesta con esa decisión. Emmett logró por fin ponerse tras de mí y abrazarme, entre sus brazos me relajé un poco. Pero seguía furiosa, y eso no iba a cambiar en un buen rato.
Todos nos sentamos en la sala. Edward se sentó en un sillón individual con Bella en las piernas. Alice se sentó en el piso frente a mí y Jasper a su lado. ¡¡Maldito Jasper!! Tenía que abrir su bocota. Emmett se sentó junto a mí y no me soltó.
- Rose entendemos como te sientes, pero de nada nos servirá enojarnos – Alice tomó mi mano. – Lo mejor que podemos hacer es mantenernos tranquilos y actuar como si nada.
- Alice tiene razón – le apoyó Jasper.
- ¡¡Y tú tenías que abrir la bocota!!
- Rosalie piensa un poquito con la cabeza fría, si no hubiera intervenido hubiéramos acabado peor – Jasper se defendió. – Además hubiera habido la posibilidad de que Esme y Carlisle no se fueran.
- Jasper tiene razón, Rose – dijo Edward – ¿Cómo te sentirías si hubieran cancelado su viaje por nosotros?
¡¡Maldito Edward!! Detesto que siempre tenga razón. Sin embargo me tranquilicé. Pero me indignaba que Esme y Carlisle nos creyeran unos irresponsables.
- No lo hacen por eso y lo sabes – me dijo Edward, había leído mis pensamientos
- ¡¡Odio que lo hagas!!- grité parándome del sillón y me fui corriendo a mi habitación. Azoté la puerta al llegar.
Mi tiré en la cama, tapé mi cara con la almohada y grité. Tal vez me hubieran escuchado abajo pero si gritaba al aire asustaría a medio Forks. Intenté serenarme y, como había dicho Jasper, pensé con la cabeza fría. Estaba haciendo un berrinche de una niña y eso es justamente lo que no tendría que hacer.
No me iba a dejar llevar por el enojo, además Esme y Carlisle me habían dado muchas cosas y no podía pagarles de esta manera. Decidí que con o sin niñera me comportaría lo mejor posible.
Edward POV
Todos nos quedamos callados una vez que Rosalie se fue haciendo berrinche. Cuando azotó la puerta, sentí a Bella encogerse.
- Ya se le pasará – dijo Emmett tratando de tranquilizarnos, en especial a Bella
En el momento que dijo eso oímos un grito ahogado proveniente de la habitación de Emmett y Rosalie. Todos volteamos a ver a Emmett con sarcasmo. Éste rió nerviosamente. Con esto nosotros estallamos en carcajadas.
No puedo decir que apoyo a mis padres con la idea de la niñera, pero sé que Esme confía en mí para que las cosas no se salgan de control. Ni siquiera conocíamos a la niñera, puede ser que hasta sea buena onda y nos deje en paz y con total libertad. Eso espero.
- ¿Cómo es la niñera Alice? – preguntó Emmett.
- No la he podido ver – respondió la chica. – Solo espero que no nos trate como niños chiquitos.
- Entonces no le demos razones para que crea que lo somos – respondió Jasper, siempre solía tener una respuesta sensata de qué hacer en cualquier situación.
- ¿Debemos decirle que vivimos como parejas? – preguntó Rosalie bajando la escalera visiblemente más tranquila.
Todos la volteamos a ver contentos de que haya entendido y meditado el asunto. Se sentó al lado de Emmett y sonrió como si nada hubiera pasado.
- Dejemos que ella se dé cuenta por sí misma – respondió Emmett mirándola seductor. Rosalie rió ante el comentario.
- Sí, que ella descubra los trapos sucios de los Cullen por su cuenta – dije yo.
- Yo opino que simplemente actuemos con normalidad, no podemos juzgarla antes de conocerla –. Otra vez los sabios comentarios de Jasper.
Miré el reloj, eran casi las cinco y había prometido a Charlie que no llevaría tarde a Bella a su casa. Y no quería perderme la llegada de la niñera.
- Bella, se hace tarde y prometí a Charlie llevarte temprano – dije acariciándole el cabello.
- Pero yo quiero conocer a su niñera – dijo ella volteando a verme.
- Lo lamento pero debo llevarte –. Entonces supe como convencerla – si no Charlie no dejará que sigas viniendo a la casa.
- Está bien, chantajista – dijo parándose de mi regazo.
Tres minutos después me encontraba en el porche de su casa, abrazándola dulcemente, aspirando su dulce olor.
- ¿Vendrás por mi mañana? – preguntó.
- Aquí estaré Bella, no te preocupes – le aseguré sonriéndole pícaramente sabiendo que con eso no dudaría en que lo haría.
- Bien, porque quiero saber de su niñera – rió ella. Como me encantaba su risa, toda ella era maravillosa.
- Tendrás todos los pormenores – le aseguré.
Nos besamos por un momento y luego ella entró a su casa con las mejillas sonrosadas. ¡Cómo me encantaba verla así! Me dirigí a la casa y al llegar noté que la niñera aún no llegaba, tendríamos unos momentos para ponernos de acuerdo en que hacer.
Al entrar, vi que mis hermanos no se habían movido de donde estaban. Me senté nuevamente en el sillón esperando a que alguien hablara, al ver que nadie lo hacía yo tomé la palabra.
- ¿Bueno cuál es el plan? – pregunté.
- Yo pienso que antes de hacer cualquier cosa veamos como es ella y como nos trata – sugirió Alice.
Todos nos mostramos de acuerdo. Volvimos a quedarnos callados y cada uno sumidos en pensamientos. A las seis oímos un auto aproximarse, todos nos miramos expectantes.
Oímos el auto estacionarse cerca de la casa, por el sonido del motor debía de ser un automóvil algo viejo. Emmett y yo nos vimos por una fracción de segundo.
“¿Le ayudamos con las maletas?” me preguntó mentalmente y yo asentí.
Todos nos dirigimos hacia la puerta, yo abrí y vimos a una mujer madura, como de unos cincuenta años reclinada sobre la cajuela sacando sus maletas. No le pudimos ver la cara así que no sabemos que aspecto tiene.
- ehmmm…Buenas Tardes – saludé.
La señora se volteó y nos evaluó a todos. Tenía los ojos cafés, su expresión parecía seria, así como su forma de vestir. Llevaba una falda negra y un saco del mismo color sobre una blusa blanca. Llevaba el cabello recogido en un chongo.
“Le urge un cambio de look” pensó Rosalie riendo.
“Usa ropa de abuelita” Alice también estaba observando.
Como pude aguanté la carcajada, los pensamientos de mis hermanos eran semejantes a los de ellas. De todos modos, la niñera no dejaba de evaluarnos y yo me di cuenta de que mantenía sus pensamientos muy a raya, pues no hizo crítica alguna.
- Buenas tardes – respondió ella tras un largo silencio.
- Permítame ayudarle con su equipaje – ofreció Emmett cargando la única maleta.
- Gracias, eres muy amable – dijo la niñera.
“Seguro trae otros diez trajes iguales a ese” El comentario de Rosalie hizo que se me saliera una pequeña risita que, desafortunadamente, la niñera no pasó por alto. “Lo siento” murmuré y voltee a ver a Rosalie quien tenía una mano en la boca para no reírse también.
Entramos a la casa y la niñera inspeccionó con la mirada todos los rincones. Nosotros íbamos tras ella aguantando la risa. Ella se detuvo en la sala y nos volteó a ver con expresión impasible.
- Bueno niños permítanme presentarme, mi nombre es…
jueves, 25 de diciembre de 2008
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