domingo, 28 de junio de 2009

infidelidad

bueno este fick va dedicado a una personita muii especial Andreina que siempre me deja comentarios sper lindo y kiien me dio esta idea pra esta hsitoriia espero no me goleen por ello los kiero mucho
una historia para que se divieran este fin de semana me voii un beso
espero sus comentarios le avierto hay partes muii explicitas asi k buen osi lo leen sera bajo su propia responsabilidad los kiere [[rosalie hale]][[besiitos friios]]

tambiien va dedicado amis hermosas nenas ale mi lobiita, gaby mi nena, annie mi muñuquita, rossmett mi princesa y orly mi osiito bebe y amis gemes que siempre siguen el blog mi clariise y emelye mis niñas las keiro, tambien a nikki, nessie, jalisper, jaslie y a mi ej!! que aun esta mui ibebe para leer juju
dedicado tambiien ami hermaniita alice enana te kiero y a bella mi hermaniita, tambiien a edward que me ayudo con esto (aun no se como peor bueno) a emmett que siempre me anima aseguir y kiien es mi grande musa!! asi mismo a m imami esme y carlisle kieres siempre me regañan por destruir la casa con emmett jaja
ami pato hermoso kev!! que hoii es su cumpleaños te amo!!
los keiro bueno ya me dejare de tanto bla bla y cursilerias baratas ¬¬ y dizfrutenlo que me costo un poco mas de trabajo ya que la ideas no fluian, esperen debo agradecer a emmy (mi cama) poer todo su amor y esfuerzo jaja bien ahora si me voii
un beso
[[rose hale]] [[la enana rubiia]]
[[ vampirita sexy]]
[[Una cullen Siiempre sera una cullen]]



Prologo

No somos responsables de las emociones, pero sí de lo que hacemos con las emociones....
¿Segura que estas bien? Pregunto emmett por cuarta vez, mientras miraba a su esposa sentada en el sillón, ella solo asintió con la cabeza, mientras sus pensamientos iban dirigidos a su hermano Edward, quien estaba sentado frente a ellos con su esposa bella aun lado.
Como pudimos hacerles esto… repetía rosalie en su cabeza una y otra vez sabiendo que solo Edward la escuchaba, el la miro y asintió con la cabeza dándole a entender que se sentía igual que ella, ¿pero que les pasa a los dos? Pregunto bella intercalando miradas entre ellos. Rosalie y Edward se miraron un segundo y bajaron la vista, la culpa los estaba matando, el deseo se había apoderado de ellos, ¿como se lo iban a decir a sus respectivas parejas? ¿Como podían decirles lo que había pasado?, Emmett y Bella jamás se los perdonarían.
No puedo hacerlo... pensó rosalie mirando a Edward no puedo decírselo…Edward asintió una vez mas dándole a entender que estaba de acuerdo. De un momento a otro la tensión se apodero del ambiente haciendo que jasper quien se encontraba afuera de la casa incluso lo sintiera y entrara ¿pero porque tan tensos? Dijo mirando a los cuatro, entonces alice entro ala habitación y miro a Edward y luego a rosalie, ¿que hicieron? Pregunto alice en su mente dirigiéndose a Edward, mientras miraba a rosalie quien miraba fijamente el suelo.
-Nada, contesto Edward secamente mientras miraba a alice, todos los presentes miraron a Edward incluso rosalie quien solo podía sentir culpa en ese momento lo que hizo que jasper no le quitara la vista de encima.
-¿rose? dijo la voz de jasper, rosalie lo miro sabiendo en donde estaba el interés de su hermano, la culpa que sentía debía estar invadiendo el ambiente - ¿si? Dijo ella mientras se ponía de pie y lo miraba
-¿rose, podemos hablar? pregunto jasper, rosalie miro a Edward mientras pensaba -¿lo saben verdad? El y alice lo saben dijo mas como una afirmación que como una pregunta.
Edward solo asintió la cabeza mirando a rosalie
¿Por dios que pasa aquí? Pregunto emmett mirando a su esposa y a su hermano, desde hace rato se miran y Edward solo asiente la cabeza dijo un poco confuso, saben que odio perderme de las cosas –no eres el único emmett, dijo la voz de bella quien miraba seriamente a Edward
La voz de bella hizo sobresaltar a Edward y a rosalie, la sala entonces se lleno de sentimientos: temor, culpa, ansiedad, tensión, más culpa y remordimiento.
Vamos, dijo finalmente rosalie sabiendo que jasper no aguantaría un minuto más. Jasper asintió siguiendo a su rubia hermana ala cocina.
-¿Que sucede rosalie?, pregunto jasper mirando seriamente a su hermana quien solamente agacho la cabeza con remordimiento, un segundo mas tarde el ambiente en la cocina se lleno de culpa. ¿Podrías decirme porque la culpa rosalie? –shhh! Dijo ella mirándolo pues sabía que los estarían escuchando, sin importar que tan bajo hablaran. Entonces rosalie tomo una nota y un lápiz y escribió
-no puedo decírtelo jasper lo siento
-¿tiene que ver con Edward? Escribió jasper inmediatamente
En ese momento Edward entro en la cocina seguido de alice y ambos miraron a rose y a jasper ella con el lápiz y el con papel.
-buena forma de comunicarse dijo alice entre risas mientras miraba a sus hermanos
Rose la miro y su cara se puso mas pálida que de costumbre, mientras pensaba –no puedo decírselo.. No podemos Edward... Lo prometiste…
-¿prometer que? Pregunto alice mirando a rose, seguramente lo había visto como no lo pudieron prever, pero nada de lo que había pasado había sido planeado, simplemente se dio, sin mas, ellos no eran culpables de sus sentimientos… pero si de lo que sus sentimientos habían provocado…
-es un secreto escribió Edward en el trozo de papel, -para mi no hay secretos Edward, lo sabes bien escribió alice un poco molesta, entonces rosalie tomo la hoja y escribió -quieres olvidarlo alice –no lo olvidare dijo ella mirando a rosalie mas molesta que antes – es algo entre rosalie y yo es todo. Entonces alice se quedo parada con el lápiz en la mano y los ojos abiertos de par en par, jasper corrió a su lado y la tomo de la cintura – ¿que vez? Susurro al oído de su esposa, entonces el lápiz se partió en dos, o más bien alice lo había partido en dos.
Lo sabe dijo Edward al oído de rosalie, ella lo ha visto ya dijo mirando a alice y a jasper
-¿que pasa alice? pregunto jasper preocupado, entonces alice Salió del trance y se acerco a rosalie y a Edward, sus ojos echaban chispas, ustedes dijo entre dientes mientras señalaba a ambos como pudieron!!
-te lo puedo explicar dijo rosalie mirando a alice
-¿explicar rosalie? Explicar!! Como explicas que quisieras hacerle una fiesta sorpresa a emmett y a bella sin mi!! Como!!
Rosalie miro extrañada a alice y luego a Edward mientras pensaba que hiciste Edward cullen… ¿tu hiciste que ella “viera” eso?, Edward asintió lentamente lo que rose interpreto como un sígueme la corriente. Habían logrado confundir a alice, su secreto seguía a salvo, nadie en la familia debía enterarse lo que había pasado ese fin de semana entre ellos…
Rosalie miro a Edward y una sonrisa de complicidad cruzo por su rostro, habían encontrado la forma de confundir a alice, entonces jasper se relajo y salió de la cocina con alice detrás de el.
-te quiero susurro Edward al oído de rosalie mientras salía de la cocina, entonces todo paso rápidamente, rosalie beso a Edward fugazmente y salió antes que el a la sala para estar con emmett
-yo también te quiero pensó rosalie al momento que una sonrisa se dibujaba en su rostro y subía ala recamara con emmett.
Edward sonrió ante este pensamiento, mientras abrazaba a bella y recordaba lo ocurrido ese fin de semana.
Capitulo uno
La noticia
Rosalie POV
Carlisle había llegado el viernes demasiado temprano del hospital, pensé que tenias guardia comento Esme, mientras le quitaba el saco y lo colgaba en el perchero
-los planes cambiaron amore dijo Carlisle abrazando a Esme y dándole un beso en la mejilla, ¿cambiaron? Pregunto Esme sorprendida mirando a Carlisle fijamente, - si, dijo papa las cosas cambiaron Esme, esta tarde no iré al hospital el doctor Gerard se encargara por hoy y yo me quedare el día de hoy en casa,-Eso me alegra dijo Esme abrazando a Carlisle y mirándonos a todos. –pero tendré guardia todo el fin de semana dijo papa no muy emocionado mientras nos miraba. -pensé que te gustaba tu trabajo papa dijo emmett aun lado mío el y jasper estaban pegados al televisor jugando carreras con el Xbox, -y así es contesto Carlisle -¿entonces que pasa? Pregunto Edward quien se había unido a jasper y emmett, lo que sucede comenzó a decir mi mama algo seria es que teníamos planes para irnos este fin de semana a isla Esme nosotros dos solos
-con que eso es!! Dijo emmett levantándose emocionado mirando a nuestros padres, bueno pues si Carlisle quiere yo le pudo dar unos tips muy bueno ¿verdad rose? Y a ti Esme te lo podría dar mi hermoso ángel! Porque rose para eso se luce como no saben, y luego con el disfraz de gatu... Basta emmett! Dije mirándolo, evitando que dijera mas cosas de nuestra intimidad vamos arriba en este momento. – pero rose empezó emmett –nada de peros arriba
-huy!! le regañaron empezaron a decir Jasper y Edward entre burlas, en ese instante Alice y Bella entraron por la puerta
-debería darles vergüenza comenzó Alice reganado a Jasper no es bueno burlarse de los demás y menos si abren su gran boca de mas sin pensar las cosas como emmett, entonces Edward comenzó a reírse, entonces la voz de bella regaño a Edward - tu también Edward cullen deja de burlarte de tu hermano el no tiene la culpa de ser un tonto que no sabe que eso es privado
-gracias bella pero no me defiendas grito emmett desde nuestra recamara, y todos estallamos en risas.
-chicos tengo un anuncio que hacer dijo Alice emocionada.-conmigo no cuentes dijo Edward cruzándose de brazos, Alice le saco la lengua como niña pequeña y continuo, -esta mañana e tenido una visión, ¿de que se trata alice? Pregunto Carlisle,- iremos a Londres! Dijo alice emocionada dando saltitos en el sofá.
¿a Londres? Repetí mirándola confundida si rose tu, bella, nessie, Jasper todos!! ¿Cuándo será eso? Pregunto Esme mirando a Alice, hoy mismo!
¿¡¡QUEE!!? Exclamamos todos, incluso emmett que había bajado de la recamara. Pero hija no podemos ir a Londres así como así dijo Esme, tu padre tiene guardia, esta bien me iré con Edward y Jasper, emmett, bella, nessie, rose y jake dijo alice aun emocionad. Conmigo no cuentes dijo Emmett mirándola, ni conmigo dijo Edward, conmigo tampoco dijo bella nessie y yo iremos a visitar a renne a florida, Alice puso su cara de perrito mientras me miraba, -lo siento alice tengo cosas que hacer dije mientras subía ami recamara jalando a emmett conmigo.

Alice POV
Nadie quería ir conmigo a Londres eso me ponía muy triste, pero no me echarían a perder mi visita a los grandes desfiles que habría, así que tome el teléfono y marque el numero de alguien que me acompañaría. El teléfono son todos veces y entonces una voz contesto al otro lado, después de unos minutos estaba arreglado me iría con zafrina, peor esta me las iban a deber todos incluidos mi Jasper que saldría a cazar con emmett, rose y Edward. Subí por mis maletas y solo cinco minutos después me despedí de la familia y subí a mi flamante Porche amarillo y conduje hasta el aeropuerto.
Capitulo 2
¿La infidelidad no es algo bueno o tal vez si?
[[Sábado por la mañana]]
Edward POV
Había llevado a bella, nessie, y el cachorro al aeropuerto para que visitaran a renne en florida me despedí de beso de mis amores, excepto de Jacob, espere a que el avión despegara y conduje lentamente hasta la casa, entonces note que la sed crecía por lo que decidí cazar algo rápido, un puma se había atravesado, después de perseguirlo media hora quede satisfecho y decidí volver a la casa.
-Ya llegue dije mientras ponía las llaves en el lugar de siempre, ya se fueron respondió la voz de rose desde la parte de arriba de la casa, por lo que supuse estaría en su habitación, entonces subí hasta ahí, la puerta estaba cerrada por lo que pregunte – ¿puedo pasar? – adelante respondió la voz de mi hermana, nunca había estado mucho tiempo en esta habitación, nunca mas de cinco minutos ya que me daba miedo ver su interior destruido, porque con rosalie y emmett no se podía esperar otra cosa, me sorprendió ver la habitación completamente ordenada, cada cosa en su lugar, cada detalle a decir verdad era un lugar lindo después de todo.
-¿se te ofrece algo? dijo rosalie desde la alfombra de su recamara, estaba ¿estaba haciendo yoga? Me le quede mirando atónito, a pesar de todos estos años jamás había visto a rose haciendo yoga.
¿Edward? Pregunto rose medio divertida.- lo siente dije rápidamente es que no pensé que tu bueno hicieras eso, rosalie rompió a carcajadas mientras se levantaba grácilmente del suelo, hay tantas cosas que no sabes de mi Edward dijo orgullosamente. -¿Dónde están emmett y jasper? Pregunte
-se fueron hace un rato, te esperaron y bueno no volvías y tenían sed así que se fueron dijeron que haber si los alcanzabas dijo rosalie tirándose en la cama, sus rizos dorados se esparcieron por la almohada, la cama se amoldaba a su cuerpo tan perfecto, sus brazos hacían la invitación de acurrucarse entre ellos, nunca había notado detenidamente lo hermosa que era, sus labios hacían la invitación a besarlos y saborearlos con los propios, mi fascinación por ella creció hasta que su voz su hermosa voz me saco de encantamiento
-¿Qué tanto me miras? Pregunto rose sentándose en la cama, no nada dije avergonzado ella era mi hermana, la esposa de emmett, no podía pensar así de ella, sacudí la cabeza tratando de sacarla de mis pensamientos hasta que logre preguntar, -¿Dónde están Carlisle y Esme? -en el hospital dijo ella mientras acariciaba su cabello, su olor me pego de frente aturdiéndome por completo, era una mezcla de lilas y rosas sus favoritas. -¿Cuándo vuelven? Pregunte mirándola embelesado –hasta mañana dijo sonriendo –ah y ¿emmett y Jasper?-también dijo ella entre risas -¿Qué te pasa Edward? Pregunto riéndose. Me miras como si estuvieras enamorado de mí dijo aun mas divertida – ¿y que pasaría si así fuera? Respondí mientras la miraba, se había quedado petrificada en la cama mirándome sin decir nada.
Rosalie Pov
Edward me miraba como lo hacían cientos de humanos, pero eso era extraño ya que el nunca había mostrado un poco de atracción por mi, por lo que ya era normal nuestro trato, nos llevábamos bien pero hasta ahí, y ahora Edward estaba en mi recamara mirándome embelesado. -¿Qué te pasa Edward? Pregunte entre risas me miras como si estuvieras enamorado de mi dije riéndome aun mas. – ¿y que pasaría si así fuera? Respondió mirándome, esa no era la respuesta que esperaba, me había quedado petrificada, eso no era posible Edward estaba jugando conmigo entonces comencé a reír,
-buena broma dije riéndome sobre la cama, entonces todo ocurrió muy rápido, Edward estaba sobre de mi mirándome -no es ninguna broma rose dijo rosando mi oído, su tacto me hizo estremecer –basta Edward dije entrecortadamente -¿me vas a negar que te gusto? Pregunto Edward besando mi cuello.
-no dije mientras suspiraba, no lo voy a negar. Pero esto no esta bien dije mientras mis manos acariciaban su espalda, no era tan musculosa como la de emmett, pero era el mismo sentir suave, terso.- se que no esta bien dijo Edward ¿pero que esta bien y que esta mal en este mundo rose?, ¿Cómo sabemos si la cosas son buenas o malas? ¿Cuando no conocemos ni siquiera nuestra naturaleza?, ¿cuando no sabemos si estar aquí es bueno o malo?, ¿cuando no sabemos si nuestra existencia es buena o mala?, vamos rose ¿quien en el mundo sabe lo que bueno o es malo? ¿Dios? , sus palabras eran ciertas no sabíamos nada de eso, incluso dudábamos que tuviéramos alma nada de eso, la existencia de un dios era trivial para nosotros, -lo vez dijo Edward susurrando en mi oído y acariciando mis cabellos, lo vez rose, deja que el cuerpo instruya ala mente dijo mientras recorría mi rostro con sus labios asta llegar a su objetivo, los míos.
Le devolví el beso al instante mientras mis manos se entrecerraban entre sus cabellos cobrizos, y sus manos bajaban por mi cuerpo, deteniéndose en cada botón de mi blusa, desabrochándola con cuidado entonces mis manos comenzaron a desabrochar su camisa y su pantalón.
Edward pov
Tal vez rose tenia razón y esto no estaba bien, pero no podía separar mis manos de su cuerpo, quite su blusa con cuidado, su pantalón yacía en el suelo junto al resto de nuestra ropa, rosalie estaba entre mis brazos, solo en ropa interior, entonces la gire de la cama colocándola sobre de mi, la miraba mientras ella sonreía, rosalie no era solo hermosa por fuera también lo era por dentro, un segundo mas tarde la volví a girar colocándola debajo de mi, comencé a besarla con pasión y deseo caímos ala alfombra besándonos nuevamente, la tome entre los brazos levantándola y colocándola entre las sabanas de seda roja, bese su cuello y baje poco apoco, le quite lo que quedaba de ropa, mientras la besaba suavemente, un minuto mas tarde nuestros cuerpos se fundían en uno solo, nuestras respiraciones acompasadas, era lo único que se escuchaba en la habitación, los leves jadeos de rose llenaron el ambiente, mientras yo subía y bajaba suavemente tratando de no lastimarla, entonces rosalie comenzó a acariciar mi espalda su tacto se sentía también que aumente el ritmo, haciendo que los jadeos se convirtieran en verdaderos gritos por parte de los dos, ahora comprendía lo que decía emmett sobre ella, entonces termino, había sido maravilloso, me separe de rose acostándome alado de ella, no estaba cansado, sin embargo llega el momento en que el placer es demasiado que no puedes seguir, rose mantenía los ojos cerrados y yo acariciaba su rostro, entonces ella abrió los ojos y me miro. –Sabes algo Edward comenzó a decir, no importa si esto esta mal ha sido lo mas maravilloso que me pasado y me alegra que ocurriera,
-Ami también rose conteste mirándola y besándola suavemente,-pero comenzó a decir nuevamente, esto no puede volver a ocurrir Edward, -lose dije tristemente, tu amas a emmett y yo amo a bella, -exacto dijo ella triste
- ¿Que sucede? Pregunte inmediatamente, no se como pudimos hacerles esto a ellos, -rose dije tomándola del mentón y haciendo que me mirara, -tranquila ellos no lo sabrán nunca, -¿me lo prometes? Pregunto rose mientras me miraba – te lo prometo dije mientras la abrazaba.


sábado, 27 de junio de 2009

victoria´s secrets

bueno este fick se lo debemos a mi amiga zafri ella lo hizo y le prometii subirlo pero lo habia perdido que mala soii!! ups
bueno pero akii esta zafri te kiero mucho amiga!! gracias tambiien por dejarme compartir este fick con mis chicos y chicas hermosas del blog!!
va dedicado a anonimo twilight gracias por presionarme en verdad

Victoria’s Secret
Cap. 1

Ya sabia yo, que esto de venir a Los Ángeles no era una buena idea; y no es que no haya gente con buen olor, porque la hay; además este lugar es muy raro hay estrellas en el suelo con nombres de gente rara. ¡Espera! ¿Quién es Michael Jackson?. Lo mas extraño es que parece que no duermen, siempre hay un montón de gente en la calle hasta el amanecer.

-¡Oye tú!-
Me pregunto si,¿se darían cuenta de la desaparición de ese chico?…
-Oye tú, la chica alta-
¿A quien se estará dirigiendo esa mujer?. Mire a todos lados.
-Si tú-
-¿Quién?, ¿Yo?- Dije sorprendida.
-Si tú- Dijo medio aburrida.

Era una chica un poco bajita pero no tanto, de ojos azules, con el cabello de un color achocolatado y largo, era de tez blanca; llevaba unos lentes un poco extraños, el armazón era negro, de pasta con algunos diamantes incrustados a los lados. Vestía un traje negro y sus zapatos combinaban con su bolso rojo; al parecer era una empresaria o algo por el estilo, iba muy bien vestida; llevaba muchos papeles un móvil y escribía algo rápidamente en el. Parecía apresurada.

-No tengo mucho tiempo, ven conmigo- me jalo de la mano. Llevaba tanta prisa que creo que no noto lo gélido de mi piel.
-Pero… ¿A dónde vamos?- Le pregunte.
-¿Quieres ser modelo de Victoria’s Secret?-
-¿Qué es eso?- hizo un gesto extraño como de desconcierto, como si la hubiera insultado mi pregunta. Tecleo unos números en su móvil y espero.
-Si, soy Carlye… si….si… listo la conseguí.- Esperó a que le contestaran. -Si es perfecta- Me miro de arriba hacia abajo; examinándome.

Me tomo por sorpresa, no sabia que decir, además estaba conteniendo la respiración para no caer en la tentación, y es que se me hacia agua la boca solo de sentir su calor rozando mi piel. ¿A caso ella sabia lo que yo era?. ¿Por qué dijo “la conseguí”?, ¿eso que quería decir?.

-¡Vamos! tienes poco tiempo, y mucho que aprender- seguía jalándome persistentemente; estaba segura de que si seguía jalándome de esa manera, haría algo que no seria bueno para ella.
-Pero ¿Qué es Victoria’s Secret- me solté de su brazo de un tirón.
Me miro fijamente.
-¡No puedo creerlo!, no sabes que es- Dimos la vuelta en una esquina nos detuvimos y dijo –Aquí es-

El edificio tenia diez pisos aproximadamente, en letras grades y rosas decía “Victoria’s Secret”. Nos introdujimos en el, había un recibidor muy grande, a la mitad del lugar había una recepcionista, la chica estaba sentada con algo en el oído y hablaba (¿me pregunto con quien hablara?), tenia el cabello de color rojo, recogido en un chongo, también vestía un traje negro y llevaba algo rosa amarrado al cuello pero no era un collar, era de tela; a decir verdad era bonita al igual que Carlye. La chica tenía una placa que decía Jeniffer. Hizo un saludo a Carlye con la mano y siguió haciendo lo suyo. El lugar era bonito, había una mesita de cristal con uno jarrón lleno de flores rosas; alrededor de la mesita había unos sillones negros, en uno de ellos había una revista que en letras grandes decía Forbes, y un titular de bajo de el decía “Victoria’s Secret” y en letras un poco mas pequeñas decía: “y el secreto se su éxito”.

-Espérame aquí, no te vallas a mover- dijo Carlye y señalo hacia los sillones negros. Comenzó a caminar, se detuvo en seco y miro hacia donde estaba sentada. - ¿Cómo me dijiste que te llamabas?- Pero si nunca le dije mi nombre.
-¿Zafrina?- cuando le dije mi nombre me miro extrañada.
-¿Zafrina?, ¿Pues de donde eres?-
-Del amazonas-
-¡Ah!, de Brasil- pensó un momento.- bueno no esta tan mal, no te muevas ¡eh!-

Siguió caminando y se perdió por un pasillo.¿Y ahora que hago? , no sabia que era Victoria’s Secret y además ¿que iba a hacer yo como modelo?. Solo había una persona experta en estas cosas.

-Hola Jeniffer- la aludida me miro un poco confundida, pero luego me sonrío.
-Dígame señorita, ¿en que le puedo servir?- Su pregunta era un poco interesante, pero no se refería a eso, así que solo había una respuesta.
-¿Me dejarías hacer una llamada?-
-Claro-
Cap. 2

Solo escuchaba ese molesto sonido que hace el teléfono cuando esperas a que alguien del otro lado te conteste.

-¿Alice?-
-¿Si?, ¿Quién habla?-
-Soy Zafrina, oye ne…-
-¡Hola!, oye no esta Carlisle, pero déjale un mensaje si quieres- Me interrumpió y contesto un poco tajante.
-No, no quiero hablar con Carlisle, quiero hablar contigo-
-¿Para que soy buena?-
-¿Sabes que es Victoria’s Secret?- Note como Jeniffer me miraba extrañada parecía que al igual que a Carlye le insultaba mi pregunta.
-Pues es una marca de lencería, ropa, bolsas, perfumes, y ese tipo de cosas; tengo toda la colección (dijo como sino tuviera importancia), ¿Por qué?- Pero antes de que le pudiera contestar dio un grito y me asusto un poco.
-¡¡Zafrina, vas a salir en su desfile!!- Dijo emocionada.
-¡¿Cómo?!- grite.

En ese momento llego Carlye y le entrego a la recepcionista una hoja de color rosa y le pidió que la pegara en el tablero de los anuncios, tarde solo un segundo en leerlo.

¡URGENTE!

Necesitamos que nos ayudes a encontrar nuevas modelos
Si ves a alguna chica que cumpla las expectativas por favor tráela de inmediato.

Victoria’s Secret

Ahora si podía comprenderlo todo y se me ocurrió una gran idea.

-Alice se que me vas a amar-
-¿Por qué?- dijo un poco animada.
-Espérame un momento-

Carlye estaba entretenida dándole indicaciones a Jeniffer así que tuve que aclararme la garganta para que me prestara atención. Las dos chicas levantaron la mirada y me miraron con desconcierto.

-Carlye, creo que puedo ayudar con el problema de las modelos- Solo escuche unos grititos alocados por el teléfono, Alice. Y Carlye entrecerró los ojos, dudando sobre lo que decia.
-¿Quieres que lleve a Esme, Bella y Rose?- Dijo Alice.
-Seria perfecto-
-Estamos ahí en un par de horas, ya se como llegar no te molestes en darme la dirección- Y enseguida colgó.
Carlye todavía me miraba con la intriga reluciendo en su rostro.
-Bien Zafrina, dime ¿como es que me puedes ayudar?- note cierto desden en su manera de pronuncia aquellas palabras, como si dudara de mi capacidad.
-Tengo unas amigas que son muy bellas y creo que son lo que necesitas, van a llegar en un par de horas y vienen dispuestas a ayudar… te juro que son perfectas- Mas que nada hablaba por Alice porque sabia que ella estaría rebosando de alegría por la noticia, y estaría dispuesta a hacer lo que sea, la pregunta era ¿Cómo iba a convencer a Rosalie, Bella y Esme para que vinieran?.

-Bueno pues eso habría que juzgarlo, hay que esperar a que lleguen, ahora acompáñame-

Me condujo por un pasillo que daba a unas escaleras; las escaleras eran en forma de caracol y eran ascendentes, en las paredes, mientras recorría las escaleras había fotos en las paredes, de mujeres en lencería; para ser humanas realmente eran muy bonitas, pero no mas altas que yo.

Cuando llegamos al final de las escaleras había muchas chicas caminando sobre un pasillo de madera que estaba sobre el nivel del suelo. Todas caminaban sincronizadamente.

Me hicieron copiar sus movimientos y los capte demasiado rápido, Carlye estaba ahí y charlaba con otra mujer que aprecia ser su jefa.

Entonces sonó su móvil.
-Si Jeniffer, voy para haya- Dijo Carlye y me hizo una seña para que acudiera a su lado. Esto no era para nada divertido no saben como sufrí; no supe como me contuve pero se que no podía exponernos así(a mi especie).

-Zafrina, ¿como es que se llaman tus amigas?-
-Rosalie, Esme, Bella y Alice-
-Perfecto- Dijo con satisfacción y una sonrisa en su rostro.

Cuando llegamos a la recepción, las vi sentadas en esos sillones negros de piel. Bella tenía una cara de desconcierto y de incredulidad; como sino supiera donde estaba. Rosalie y Esme… bueno Rosalie tenia unos ojos que daba miedo solo de mirarla y Esme… creo que si no me odiaba tanto como pensaba pues ahora si lo hacia. Alice pues es Alice no?.

Alice salio corriendo hacia donde estaba y me abrazo.

-¡Gracias!, ¡gracias!, ¡gracias!- decía dando saltitos de felicidad.
-De nada- dije sorprendida. Carlye puso una cara de esas que suelen poner los humanos cuando algo les parece extraño.
-Bien- dijo Carlye- ¿Tu eres?- se dirigió hacia Alice.
-Alice- dijo la interpelada- Ellas son Rose, Bella y Esme; mis hermanas y mi mamá-
-¿Tu mamá?- se sorprendió Carlye al ver a Esme tan joven.- Bueno la verdad es que mucho tiempo no tenemos así que necesito que se pongan al tanto de todo.-
-Espera, ¿que se supone que es lo que vamos a hacer?- dijo Rosalie un poco molesta.
Carlye la miro de los pies a la cabeza, examinándola, su rostro reflejaba sorpresa y a la vez de satisfacción, como si ella fuera precisamente lo que buscaba.
-Tu mi querida ¿Rosalie?- la interpelada la miro con incredulidad, como si le molestara que pronunciara su nombre.-vas a ser la estrella de la noche.-
-Tu, tu y tu- dijo señalando a Esme, Alice y Esme.- Sigan a Zafrina, ella sabe q hacer. Rosalie acompáñame por favor. Quiero explicarte unas cosas- la llevo hacia otra puerta mientras nosotras nos dirigíamos al mismo salón al que yo fui la primera vez.

-De acuerdo, ¿díganme que es lo que sucede aquí?- dijo Esme mirando primero a Alice y después a mi.- ¿En que nos metiste Zafrina?-
-Esme se que te va a encantar, es magnifico… Victoria’s Secret.- Dijo Alice pronunciando con respeto las ultimas dos palabras.
-¡¿Qué?!- Dijo Esme sobre saltada.-¡NO!¡NO!¡NO!, absolutamente no, ¿en que estaban pensando?, yo no voy a salir semidesnuda ante tanta gente.-
-¡¿Qué?!- Dijo Bella asustada.- No Alice eso si que no, además ¿sabes como va a reaccionar Edward?-
-Tengo un ojo puesto en eso, te avisare cuando lo averigüe-

Llegamos al mismo lugar, y Rosalie ya estaba en el pasillo de madera, aunque no parecía tan enojada como hace rato. Todas las chicas la miraban como si nunca hubieran visto a alguien parecido. Y es que ella era todo lo que ellas quisieran ser.
-¿Qué hace Rose haya arriba?-
-Ella es la que va a llevar un conjunto lleno de diamantes, se vera bien Esme no te preocupes….¡Oh, por dios! No lo puedo creer, Esa de ahí es Adriana Lima, y esa otra es Heidi Klum… No, no, no lo puedo creer esa es Tyra Banks…. Tyra.- Dijo Alice corriendo hacia la chica que la miro desconcertada.

Cap.3
POV Zafrina

Todas las personas que había ahí se movían de un lado para el otro, la mayoría de las chicas estaban en ropa interior, solo Esme y Bella estaban en bata (de color rosa por cierto). Alice hablaba acaloradamente con la que parecía ser Adriana Lima. Algunas chicas incluidas Alice y Rosalie llevan unas alas, las de Rosalie eran de diamantes en formas de gota, ella era quien iba a cerrar el desfile, lucia tan hermosa como siempre. Esme y Bella eran las que abrirían el desfile junto conmigo y unas chicas mas; solo esperaba que Bella no se cayera a mitad de la pasarela.

-Alice, ¿estas segura de que no van a ver esto?- pregunto Esme muy preocupada.-no quiero que Carlisle se entere de esto-
-Si Esme te lo prometo…creo que es hora de salir.- y enseguida la llamaron.

Cuando termine de pasar por ese largo pasillo (que me pareció eterno) pasó algo que no era bueno.

-¿Pero que fue lo que sucedió?, ¿no dijiste que no lo verían?- Le dijo Bella a Alice.
-Es que Emmett estaba viendo, Disney Chanel empezó a cambiar de canal cuando vio desfilar a Esme y enseguida entro Bella; entonces Edward lo leyó en su pensamiento, creo que esto no va a ser bueno, Edward le hablo a Carlisle. Parece que Jasper no esta muy contento… ¡Oh! Creo que vienen hacia acá, llegaran justo al final de la pasarela de Rose.-
-¿Qué vienen hacia acá?- Note cierta preocupación en el rostro de Bella,- ¿Edward esta enojado?-
-No tanto como hace rato, Carlisle esta tranquilo, y Emmett esta un poco… divertido… ¿y Rosalie?-
-¿Qué sucede?- pregunto la interpelada.
Alice le comento lo sucedido pero no le dio mucha importancia, ella ya sabia como hacer que se le pasara lo molesto a Emmett.
-¡Rosalie es tu turno!- le dijo Alice, justo antes de que fueran por ella.

No pude dejar de observar el paso de las chicas Cullen por la pasarela todos los hombres q había en el lugar no dejaban de mirarlas pero fue un logro que de verdad quitaran sus miradas de Rose, la miraban embobados, ni notaron la entrada de las otras dos modelos hasta que Rose salio del lugar.

Al parecer toda la gente quedo encantada con las nuevas modelos, y que decir de los humanos, ellos estaban más que encantados. Llegaron al escenario dos hombres uno preguntando por Bella y el otro por Rosalie. Fue entonces cuando Alice dijo algo que no pudieron escuchar los humanos y note como Bella se ponía un poco tensa.

-¡Isabella!- Grito un Edward que estaba demasiado molesto diría yo-
-Edward yo…es que…¡Alice!-Grito Bella un poco enojada. Entonces Edward se concentro en Alice y supo todo lo que había sucedido. El y Alice reían de algo que ninguno de nosotros estábamos enterados.
-Bella te veías fantástica, aun que promete que no lo vas a volver a hacer- Dijo Edward.
-¿Crees que lo volvería a hacer?- Le dijo Bella sonriendo pícaramente- Aunque Alice me debe una, ¿me escuchaste verdad?- Grito Bella a Alice.
-Si, ya se que me vas a perdonar, pero si yo lo hago- Alice ya estaba vestida totalmente nunca me di cuenta de cunado lo hizo, ni de cunado había llegado Jasper que ya estaba a su lado pero no parecía enfadado.
-¿De que habla?- Le pregunto Bella a Edward.
-Luego lo sabrás-Le sonrío y la beso- Es hora de irnos Nessie y las niñas se quedaron solas- Bella salio disparada hacia el vestidor y regreso en menos de un segundo.
-Edward no te preocupes las tengo vigiladas pero…. si vámonos…Rose y Emmett no van a llegar hoy a casa y hay que decirle algo a las niñas del porque sus padres no van a llegar.-Dijo una Alice despreocupada y sonriente. Rosalie beso a Emmett muy apasionadamente; Rosalie al igual que Bella no tardo en vestirse.
-Carlisle… yo no se que decirte, es que Zafrina y Alice nos metieron en esto… yo no quería pero…-Dijo Esme.
-No te preocupes querida no me molesto en lo absoluto, lucias muy bella.- y la beso en la frente.

Todos salimos de aquel lugar, cuando por fin ya no estábamos a la vista de los humanos; Rosalie y Emmett nos abrazaron a todos y salieron corriendo. Los demás Cullen se despidieron de mi, me pidieron que fuera con ellos; al final subieron a su auto y se dirigieron a casa.

mas alla de la eternidad



victoria POV
Sangre. Su olor era inconfundible, tanto que me distrajo de mi lucha con el perro y Edward, que tuve que voltear a verla. Obviamente era la humana. Había tomado una roca y la había encajado desde su codo hasta su antebrazo. Escuchaba la sangre descendiendo hasta el suelo, desprendiendo ese olor tan dulzón que lo había guiado a él a la cacería que terminaría por destruirlo. Todo esto era por él. Por ese amor que había sido arrebatado de mis brazos por culpa de esa humana, esa humana de la que me encargaría de aniquilar.

Sin embargo, su aparente intento de distracción realmente había funcionado. El perro y Edward lograron sujetarme.

En ese momento deje de sentir. Mis miembros eran desgarrados, destrozados, mientras que el bosque se inundaba con un olor que inundablemente era a causa del fuego.

Entendí en ese momento lo que significaba el fuego. Había terminado. Mi intento en vengar su muerte había fracasado. Pero mi fin no sería en vano. Podría volver a verlo, sentirlo, estar con él en el otro extremo de la eternidad.

Aún cuando ambos ya hubiéremos estado muertos.

imprimado



Jake POV

Sólo me llevó un minuto comprender lo que había sucedido

Sólo me llevó un minuto comprender lo que había sucedido.

Sus enormes e inocentes ojos cafés me miraban con una mezcla de miedo y curiosidad. Pero había algo más en ellos, algo extraño, que hizo que mi cuerpo temblara.

Era consiente del sitio en el que me hallaba y en compañía de quienes, incluso sabía que la única mujer a la que había amado era un cadáver que en pocas horas acabaría despidiendo un hedor fétido. Era consiente de que ella estaba muerta por culpa de esa cosa que me miraba con esos enormes ojos hipnotizantes.

Sorpresivamente, estiró una de sus diminutas manos hacia mí.

La cosa no tenía ni siquiera una hora de nacida y ya había abierto los ojos, ya reconocía a las personas a su alrededor.

Era un fenómeno, una aberración.

Me arrepentí en lo más profundo de mí ser el haberme revelado contra Sam y no haberle hecho caso cuando nos ordenó aniquilar a esa cosa.

Era un ser que no debía existir. Ni siquiera sabía bien que era, si humano o vampiro.

Siguió insistiendo, con su manita aún alzada hacia mí, gimiendo por lo bajo, mientras la rubia plástica que la sostenía le daba ligeras palmaditas en la espalda.

Sentí el enorme impulso de entrar en fase y arrancarle esos terribles ojos de un sólo mordisco.

Me preparé.

Di un paso hacia adelante mientras me concentraba en el calor que emergía desde el centro de mi abdomen.

Pero sus dientes refulgieron a la luz de las lámparas cuando me dedicó una sonrisa completa, deslumbrante.

De inmediato los espasmos que sacudían mi cuerpo se detuvieron y mi corazón se aceleró.

Su mano, aún alzada en el aire, se cerró dos veces, como queriendo agarrar el aire, mientras su mirada seguía fija en mí.

Y entonces pasó.

Un nuevo calor inundó mi cuerpo, pero esta vez no era abrasador, sino que era... agradable.

En ese instante no existía nada más a mí alrededor, sólo éramos esa pequeña y yo. Sus ojos brillantes y yo. Su sonrisa deslumbrante y yo. Sus rojizos rizos y yo.

No existía ni siquiera la vampiro plástica que la sostenía en brazos.

Su mano insistió en aferrarse a algo y yo, involuntariamente, como hipnotizado avancé un paso en esa escalera.

Un latido llegó desde el piso de arriba.

Bella. Estaba viva.

Pero ya Bella no tenía importancia, no ahora. Lo único que me importaba era ella, Renesmeé.

Y entonces su sonrisa se ensanchó. Se ensanchó cuando su manito alcanzó por fin su objetivo.

Su manito me alcanzó... a mí.

querido santa...


esta historia teine mucho espeor les guste




Querido Santa Claus:

No sé si en verdad existes o no, pero si la tele dice que si tendré que creerle. Si te preguntas que dice mi familia sobre ti, bueno ellos no creen mucho en esto de la ‘Navidad’. Solo mi madre, Jake y demás familia humana/licantropía, lo hace.

Bien, el motivo de mi carta es pedirte unos cuantos regalos que no puedes rechazarme. He sido una vampira-humana muy buena. He ayudado al abuelo Charlie, a la abuela Esme con sus flores, al abuelo Carlisle en el hospital, he acompañado a Tía Alice de compras (claro, con la recompensa de comprar todo lo que yo quisiera), y a Tío Emmet con sus chistes.

Mis regalos/peticiones, son las siguientes:

-Un Porsche como el de Tía Alice. No necesariamente del mismo color; eres mi única opción para tener ese carro.

-Un guardarropa mejor que el de Tía Alice. También quiero tener algo que presumir.

-Una belleza sobrenatural (no le digas a mi padre que pedí eso, según el yo soy mucho más hermosa que Tía Rose).

-Un gran piano como el de papá. Aunque no lo creas, soy mejor tocándolo que el

-Y por último, y creo más importante de todo, quiero que entres en los muertos corazones de mi familia y les hagas ver que la Navidad es algo hermoso y que deben de creer en ella.

Es todo de mi parte. Espero que mis peticiones sean cumplidas, y no importa que no cumplas mis caprichos, solo deseo que mi familia este feliz en estos días.

Nessie Cullen (O Renesmee si prefieres)

liindo encuentro


Rosalie Hale estaba en su elemento.

Tirando con firmeza de Emmett con una mano, llevando varias bolsas de ropa en la otra, era lo más cercano que conocía a la felicidad.

Su marido refunfuñaba, pero ella sabía que lo hacía más por costumbre que por otra cosa. Si a ella le hacía feliz, por él estaba bien. Aunque ello supusiera horas de interminable tortura. Su manera de aguatar estoicamente –más o menos- era una forma más de decirle que la quería, no tan romántica como a Rosalie le gustaba, pero no por ello menos dulce.

En su definición de felicidad, Emmett tenía un componente muy importante.

Su belleza, tan superficial como sonase, también era un factor trascendental. Ser admirada como una diosa allí donde fuera, los hombres siguiéndola con la mirada, los espejos enseñándole una imagen perfecta. Era su maldición, que le había traído desgracias, y la había convertido en lo que era ahora.

Con todo, se dijo, mientras Emmett gruñía a un hombre que se había detenido a observar más tiempo de la cuenta, no soportaría la idea de ser fea, o simplemente mediocre. Su belleza era también su don.

Una ráfaga de viento les azotó, y ella se sujetó el sombrero. Era un día nublado que amenazaba lluvia, el único motivo por el que podía salir en horas de sol. Alice había dicho que quedaban un par de días de nubes, antes de que tuvieran que marcharse al norte.

-Hey, Rose, ¿cuánto queda? –refunfuñó Emmett.

Rosalie sonrió, divertida por su semejanza con un niño de seis años.

-Sólo un par de tiendas más –le aseguró-. Ya tengo de sobra para que Alice esté contenta durante meses.

-¿Y por qué no ha venido ella?

-Porque quería… pasar un rato a solas con Jasper.

Emmett la atrajo hacia él y la rodeó con los brazos.

-Y nosotros –dijo en voz baja, rozándole el cuello con su aliento-, ¿cuándo vamos a pasar un rato a solas?

Rosalie se volvió para dedicarle una mirada inocente, sus ojos dorados abiertos con confusión.

-¿Qué quieres decir? Estamos a solas.

La expresión de Emmett parecía tan desencantada que Rosalie no pudo evitar una sonrisa. Se puso de puntillas y lo besó. Después, tomó de nuevo su mano y tiró de él hacia la tienda más próxima. Su marido suspiró y se dejó arrastrar.

La puerta se abrió antes de que ella la tocase, y se encontró mirando a una mujer de edad madura, con el pelo canoso, que llevaba un niño de un año o dos cogido en brazos. Rosalie esbozó una sonrisa distante pero cordial y se apartó para dejarle paso. La mujer no se movió.

Se había quedado mirándola fijamente, pálida, con la boca entreabierta y las pupilas dilatadas. Un susurro tembloroso salió de su boca, tan débil que, de ser humana, jamás lo habría escuchado.

-¿Rosalie?

La vampira rubia se heló.

-¿Qué…?

Pero la mujer ya se había recuperado. Sonrió avergonzada y se cambió al niño de lado, que estiró el brazo para jugar con uno de los pendientes.

-Lo siento mucho, señorita. La había confundido con una vieja amiga que se parecía mucho a usted –rió, sonrojándose levemente-. No sé que me ha pasado.

Rosalie se forzó a sí misma a sonreír con naturalidad, como había aprendido a hacer en su trato con humanos. Aun así, sentía el rostro helado en una más cara de confusión, un pálido reflejo de la tormenta de pensamientos que giraban en su cabeza.

Una vieja amiga, que la había reconocido. Una persona que la había querido lo suficiente para acordarse de ella tras tantos años, que la había echado de menos. Que seguía viva, humana, que recordaba a una Rosalie de dieciocho años, inocente y vanidosa.

-Vera –murmuró. Su antigua amiga apenas distinguió sus labios moverse, pero la amplia mano de Emmett se apoyó en su hombro.

-No pasa nada, señora –dijo con ligereza-. Vamos, cielo. Tenemos que irnos.

Rosalie sabía que tenía que moverse, sonreír y fingir que no había pasado nada, lo sabía, pero no podía. Por más que lo intentaba, sus piernas parecían ancladas en el sitio.

Vera la miraba ahora con confusión. La presión de Emmett en su hombro se acentuó, con amabilidad pero con firmeza.

-Tenemos que irnos –murmuró él en su oído.

Y Rosalie se dejó llevar, alejándose de la personificación de su pasado. Todo lo que había deseado una vez, los sueños de su infancia, estaban unidos a Vera. Y ahora se debía alejar de ella, como se había alejado de la vida.

Ya había conseguido olvidar lo mucho que se odiaba a sí misma, por ser lo que era.

Emmett no dijo nada mientras la llevaba sorteando gente, de camino al coche. Sólo cuando ya se habían alejado empezó a hablar en su oído, demasiado rápido como para que lo humanos le escuchasen. No la soltó.

-Rose, sabes que no podemos hacerlo. No la metas en problemas, deja que crea que ha sido sólo un error. Es mejor así.



-Lo sé –murmuró ella-. Es sólo que…

Calló, sin saber qué decir. Emmett apretó su mano con más fuerza.

-¡Rosalie! ¡Rose!

Vera caminaba tras ellos lo más rápido que podía, con el niño en brazos. Jadeaba por el esfuerzo.

-Sigue andando -murmuró él.

-No te vayas, Rosalie –suplicaba Vera-. Sé qué eres tú. No sé como, pero me da igual. Por favor, necesito hablar contigo.

-Rose, no –repitió Emmett, un poco más fuerte.

Detrás de ella, Vera la llamó otra vez.

Rosalie dejó escapar el aire que estaba conteniendo.

-Lo siento, Emmett –dijo, deteniéndose.

-Rosalie… -protestó él, pero su esposa ya se había girado hacia su antigua amiga. Él suspiró, aceptando su derrota. Le escuchó murmurar algo de que esto no le iba a gustar a Carlisle. En aquel momento, a Rosalie no podía preocuparle menos.

-Hola, Vera –susurró.

La mujer se había parado a unos metros de ella, con el corazón latiéndole desbocado por la carrera. El niño reía en sus brazos y balbuceaba palabras sueltas, pero no le prestaba atención. La miraba con una mezcla de esperanza, miedo y superstición. Sus ojos la recorrieron, demorándose en el iris dorado, en la piel pálida y la belleza fría, los mismos rasgos que poseía su compañero. Sabía cuál era la pregunta que se debía estar haciendo.

Sin embargo, la que salió de sus labios no fue esa.

-¿De verdad eres tú?

Rosalie levantó la cabeza orgullosamente, apartando un mechón de pelo rubio.

-Sí. Lo soy.

Vera asintió.

-Lo sabía. Lo supe en cuanto te vi. Has cambiado, pero puedo reconocerte en cualquier sitio. Dime, Rose, ¿qué te ha pasado?

Vera era alegre pero callada. Sólo se le desbordaban las palabras cuando estaba nerviosa o asustada. Había cosas que no cambiaban nunca.

-Es… complicado de explicar –contestó ella, presionando los labios. ¿Cómo podía explicárselo sin revelarle nada importante?

Emmett apretó su mano antes de soltarla. Le cogió las bolsas, que Rosalie sujetaba aún, y le dijo, en voz lo suficiente alta como para que también Vera lo escuchase:

-Te espero en el coche.

Rosalie asintió, ausente. Cuando Emmett se dio la vuelta, ella señaló a una cafetería cercana.

-¿Vamos?


Vera asintió, agradecida. Aún respiraba con dificultad. Rosalie se sintió culpable; después de todo, ya era una mujer mayor (la Vera de dieciocho años que recordaba ya no existía, y eso era tan irreal que simplemente no podía asimilarlo), y semejantes carreras no el hacían ningún bien.

Se sentaron; Vera pidió un café para ella y leche caliente para el niño. Rosalie no dijo nada, y la mujer lo dejó pasar sin comentarios.

-Parece un buen chico –comentó ella de repente.

Rosalie tardó un momento en darse cuenta que se refería a Emmett.

-Sí –dijo sonriendo con calidez-. Lo es.

-Mucho mejor que… -tosió levemente y dio un sorbo a la taza-. En fin.

Rosalie tenía tantas ganas de hablar de Royce como ella.

-¿Qué tal tu familia?

El niño, sentado en su regazo, se negaba a beberse la ía rizos oscuros y mejillas regordetas, y, por primera vez, Rosalie se dio cuenta de lo mucho que se parecía a Henry.

-Muy bien. Cuando mi marido se jubiló, nos vinimos a vivir aquí, con nuestro hijo. Henry, ¿te acuerdas de él? Este es su segundo hijo, Dave –dijo, acariciándole la barbilla cariñosamente- y aquí me tiene, de niñera gratis.

Se rió de su propia broma, y Rosalie forzó una sonrisa. Vera tenía todo cuanto ella había soñado. Un hijo, un marido junto al que envejecer, unos nietos que cuidar. Y, pese a lo mucho que amaba a Emmett, lamentaba cada día no tener a un niño suyo, de los dos. Lo había imaginado tantas veces: tendría la sonrisa de él, pero los ojos de ella.

Y sería hermoso. Sería perfecto.

Lo que ella pedía no era tanto. ¿Por qué a Vera se lo había concedido y a ella no?

-¿Quieres cogerlo? –preguntó Vera amablemente.

Rosalie parpadeó. Había mantenido la cara cuidadosamente en blanco, no era posible que supiera cómo se sentía.

Vera seguía sonriendo.

-Siempre quisiste tener niños. Y, bueno –se detuvo, avergonzada-. No sé si tendrás ahora, con ese joven, pero supuso que te gustaría sostenerle un rato.

Un sentimiento muy cálido la recorría por dentro. Rosalie no supo darle nombre. Tendió las manos, vacilante.

-Me encantaría.

Vera se levantó y acomodó al bebé en los brazos de Rosalie. El niño se removió, incómodo por la gelidez de su cuerpo, pero no protestó. Al cabo de unos momentos, levantó los diminutos dedos para tocar su cara.

-Es un niño muy bueno –comentó Vera-. Apenas llora.

Rosalie asintió. La calidez de Dave era reconfortante. Acunó el pequeño cuerpo, sorprendida de su fragilidad. Lo sostuvo con delicadeza, temiendo hacerle daño si apretaba demasiado. Envolvió una pequeña mano con la suya. Las uñas era minúsculas, y aun así completas. Ninguna muñeca podría imitar esa perfección jamás.

-Rosalie –dijo Vera de repente.

Ella notó de imediato que el tono había cambiado. Ya no era relajado y cariñoso, sino serio e intento.

-Dime, Vera.


Un breve silencio. Rosalie no levantó la vista para mirarla.

-¿Eres un ángel?

-No.

A Vera jamás se le habría ocurrido esa idea de haberla visto mascrando a Joyce y sus amigos. Una noche oscura, un fantasma vestida de novia, los cadáveres a sus pies. No, no era un ángel.

-No necesitas saber lo que soy, Vera –dijo con voz clara-. Pero tienes que olvidarme. Para ti estoy muerta, ¿entiendes? En realidad –añadió-, estoy muerta en más de un sentido.

-No lo entiendo –contestó ella con tristeza-, pero puedes confiar en mí. Sabes que jamás contaré nada de esto.

-Lo sé –dijo Rosalie, recordando que, de todas sus amigas, Vera era la única a la que podía contar algo realmente importante.

Emmett estaría desesperado a estas alturas. Alice lo sabría ya, claro. Lo sabría desde el momento en el que decidió encararse con Vera. Bufó, divertida. Carlisle, Edward y los demás debían estar subiéndose por las paredes.

-¿Sabes? –comentó-. No debería haberme detenido a hablar contigo. Sonreír y fingir que todo es un error. Pero no pude hacerlo…

-Me alegro, Rose –murmuró ella-. Ha estado bien hablar contigo de nuevo.

Rosalie sonrió y se incorporó. Vera la imitó y cogió al niño de nuevo. Hizo un gesto de coger el monedero, pero Rosalie se adelantó.

-No te preocupes. Pago yo.



Vera intentó protestar, pero la vampira no le dejó ocasión. Había una sombra de duda en su mirada, y Rosalie adivinó que iba en la línea de: ¿cómo puede alguien que oficialmente está muerto tener dinero para pagar un café?

Había cosas que simplemente se quedaban sin respuesta.

-Supongo que no nos volveremos a ver –dijo Vera.

-No –Rosalie suspiró-. Es mejor así, créeme.

-Así que… esto es un adiós.

La vampira asintió.

No hubo abrazos, ni lágrimas, ni palabras emotivas. Sólo unas simples palabras que no significaban nada. Una parte de ella se alegraba de poder despedirse en condiciones. Otra, lloraba por una parte de su vida que quedaba cerrada, definitivamente.

Ambas mujeres, una anciana y una joven aunque tuviesen la misma edad, salieron de la cafetería y se separaron. Rosalie nunca volvió a verla, aunque reciviría la noticia de su muerte, quince años después, e iría a visitar su tumba.

En aquel momento, caminó sin mirar atrás, con la cabeza alta y una cascada de cabello rubio ondeando tras ella, haciendo que todos se volviesen al verla pasar. Emmett la esperaba.

preguntas




preguntas

bella POV

La vida había vuelto a la normalidad desde que los Vulturis se habían ido. No alcanzaba a comprender la felicidad que había llenado mi vida. Edward, mi hermosa Renesmee, y mi mejor amigo, Jacob, junto con toda mi familia; los Cullen, y los Quileutes.

Hoy era uno de esos días, en los que la familia, nos sentábamos, todos juntos en la sala, para disfrutar de la paz que rodeaba la casa.

Todos nos encontrábamos en parejas. Alice y Jasper se encontraban abrazados, acostados en el sofá, Esme y Carlisle, estaban en el sillón individual, Esme sentada en las piernas de Carlisle. Emmett tenía a Rosalie recostada sobre su regazo, mientras jugaba con su cabello rubio. Yo tenía a mi hija entre mis brazos, besando su pequeña y perfecta cabecita, mientras Edward me abrazaba y hacia lo mismo con mí cabeza.

Todo era tan perfecto, que parecía irreal.

Pero claro, la calma no podía durar tanto.

—Vayamos al centro comercial —dijo Alice sin siquiera preguntarnos nuestra opinión.

No tenía ningún caso rebatir, terminaríamos yendo.

Todos hicimos sonidos de inconformidad, excepto Jasper claro. Renesmee se veía emocionada. Sabía lo mucho que le gustaba salir, y claro, con unas tías como Alice y Rose se había acostumbrado.

—Vamos nena — le dijo Emmett a Rosalie, con una sonrisa divertida en su cara —hora de bañarnos.

Edward hizo un sonido de asco. Pobre, no quería ni imaginarme lo que estaba pensando Emmett. Los dos subieron las escaleras, divertidos.

Mi pequeña frunció el ceño. La miré fijamente.

— ¿Pasa algo, amor? — pregunté, no me gustaba verla con esa mueca en la cara, me ponía ansiosa.

Rápidamente, cuando le hice esa pregunta, alzó su manita llena de hoyuelos, directamente hacia mejilla, donde la posó, permitiéndome ver sus pensamientos.

— ¿Por qué se bañan juntos, mami? —escuché a Edward maldecir, y yo misma me encontré desconcertada. ¿Qué demonios le iba a decir?

¡Oh mi amor! Se bañan juntos por que eso les gusta hacer a las parejas que tienen sexo, incluso tu padre y yo lo hemos intentado. ¡Obviamente no le iba a responder eso!

—Bueno, pequeña…—empezó Edward, pero yo lo detuve.

Tenía la excusa perfecta.

—Yo le respondo cariño —le dije a mi esposo, y me voltee hacia Renesmee —La razón por la que se bañan juntos bebé, es muy simple.

— ¿Ah si? — preguntó mi pequeña con los ojos llenos de curiosidad.

—Claro. Es por que así ahorran agua. Ya sabes, por lo de la crisis y todo eso.

Escuché como Jasper soltaba una risa, y observé a Alice viéndome con cara de "esa es la peor excusa jamás inventada". Incluso estoy segura de haber escuchado a Edward golpearse en la frente. Carlisle tan sólo se limitó a negar con la cabeza, mientras Esme me miraba con comprensión. Los fulminé a todos con la mirada.

—Ah — murmuró Nessie, y se quedó callada.

Me sentía orgullosa de mi misma. Era obvio que mi niña se la había tragado, y los demás estaban celosos por que no se les había ocurrido tan perfecta excusa.

¿Alguien alguna vez dijo que el don de la mentira no se me daba bien? Bien, pues ahora estaban muy equivocados. Seguí regodeándome de mi inteligencia, que no preví cuando mi pequeña lanzó otra pregunta al aire, usando su hermosa voz, una pregunta a la que sin duda, no estaba preparada.

—Entonces, ¿puedo bañarme con Jacob?





nada vence el amor de una madre




“Nada vence el amor de una madre”

Sus sollozos me hicieron dejar mi tarea de cazar y correr hacia la casa. Edward entendió que debíamos de regresar a la casa por nuestra pequeña hija.

Tiny hands
Yes that’s you
And all you show
It’s simply true
I smell your breath
It makes me cry
I wonder how
I’ve lived my life

Estaba en su cuna, se retorcía en ella. Me acerque a ella y la tome en brazos. Abrió lentamente sus ojos del mismo color que el mío y me miro.

-Mami…tengo miedo-sabía que mi hija tendría miedo desde que los Vulturi decidieron hacernos su visita.

-Lo sé, cariño. Pero nada malo va a pasar, siempre estaré para protegerte-la apreté mas contra mí y olí su peculiar olor.

Era una forma de mantenerla en mí, mejorada, memoria. Gracias, mami. Te quiero.

Una imagen de nosotras dos, abrazadas, jugando, riendo, paso por su mente antes de volver a dormir.

Cause without you
How did I get through all of my days?
Without you
Now living with you
See everything’s true
My baby it’s you
My baby, my baby, my baby

La mantuve en mis brazos sin poder quitar mi vista de ella. Su largo pelo cobrizo estaba recogido en una pequeña coleta. Sus mejillas seguían igual de rosadas que siempre y su respiración era lenta.

Ver a mi hija en mis brazos causaba una sensación en mis ojos que conocía muy bien. Tenía ganas de llorar.

Habíamos pasado por tanto para tener un momento como este. Desde el día que estuvo en mi vientre hasta el día en que nació. El embarazo no había sido nada sencillo, pero aun si nunca me di por vencida por tener a mi bebe en mis brazos.

With no words at all
So tiny and small
In love I fall so deep, so deep
My precious love
Sent from above
My baby boo
Gotta thank you, gotta thank you

La amaba con todo mi corazón y alma-aunque algunos juraran que no la tuviéramos-, era mi pequeño pedazo de cielo y la alegría de todos los días en esta nueva vida.

Renesmee había llegado a nuestras vidas para reforzar todo por lo que habíamos luchado Edward y yo. Ella era la luz que iluminaba la oscuridad en que todos Vivian desde su transformación.

También alegraba enormemente a mi licántropo humano. Desde que Jacob pasaba más tiempo con mi hija, veía como esa sonrisa que yo tanto quería, volvía a su rostro.

Cause without you
How did I get through all of my days?
Without you
Now living with you
See everything’s true
My baby it’s you
My baby, my baby, my baby

-¿Está dormida?-Edward nos miraba desde el marco de la puerta.

-Sí, solo era una pesadilla-camino hacia nosotras dos y tomo a Nessie en brazos.

Era la imagen más tierna que había visto tanto en mi vida humana como en la vampira. Nunca había pensado en mi como madre, pero daba mi mejor esfuerzo para ser la mejor madre que podía para mi pequeño bebe.

-Es muy linda ¿Sabes?, se parece a ti

-¿Qué? Claro que no, es tu viva imagen

-Me refería a hablar en sueños. Mira, acércate a ella-mire a mi pequeño ángel dormir en su cama.

-Mami, te amo-sus palabras hicieron latir mi corazón muerto. Si todavía pudiera llorar, lo hubiera hecho.

Edward me apretó contra él y agradecí su cálido tacto. Perdimos la noción del tiempo viendo dormir a nuestro pequeño ángel. Nuestro milagro personal y nuestro más preciado tesoro.

Mi bebe, nuestra bebe.

feliz cumpleaos edward!!




20 de Junio

EdwardPOV

Cada año sucede lo mismo, a veces creo perder la cuenta de cuanto tiempo eh fingido cumplir 19 años, pero esta vez seria especial ya no estaría solo como antes. Desde el principio Alice quiso tomar las riendas de la fiesta pues Alice Cullen y gastos innecesarios son sinónimos, pero Bella no se lo permitió, por primera vez opto por participar activamente en un festejo Cullen. Aunque la discusión entre ellas fue estresante también fue muy divertida.

-Yo me hago cargo de la fiesta –grito Alice entusiasmada

-Alice, yo quería hacerlo, ya sabes es una forma de ser parte de los Cullen –sugirió Bella tímidamente.

-NOOOO, definitivamente no.

-Alice, tu siempre te haces cargo de las fiestas, porque no dejas que esta vez y solo esta vez lo haga Bella… No creo que destroce mucho –dijo Rose en un intento bastante malo de defender a mi novia.

-Precisamente porque yo me hago cargo de las fiestas, todos saben que van a ser perfectas!! Además Carlisle siempre me da crédito libre para gastar lo que yo quiera cuando soy la organizadora -índico Alice haciendo un puchero y cruzándose de brazos.

-Bien pero si no es perfecto, ya saben a quien tienen que devorarse!

Como buena sorpresa me mandaron diplomática y amablemente a dar una vuelta por los alrededores de Forks (me sacaron casi a patadas, bajo amenaza de romper lo que sobrevivió de mi colección de discos) hasta que ellos llamaran para concederme el permiso de regresar a casa. Vague un rato sin rumbo definido intentando imaginarme como seria mi festejo, claro que mi cerebro no me ayudaba mucho ya que Bella es un tanto desconcertante y nunca hace lo que creo que hará, así que decidí no darle muchas vueltas al asunto y mejor ponerme a pensar en cosas mas productivas, como por ejemplo a donde llevar a mi prometida (que bien sonaba en voz alta, juro que por algunos segundos me puse a dar saltitos en mi lugar tal como Alice, después me di cuenta de lo que estaba haciendo y me patee mentalmente por hacer el ridículo) de Luna de Miel, tal vez a algún lugar romántico como Venecia o Paris.

BellaPOV

Ya hacia rato que Edward había sido sacado de la casa y me maldecía por pedir ser la que organizara todo, seguramente a esas alturas Alice ya tendría la lista de invitados, la comida y la música lista pero no, yo ni siquiera había podido decidir si iba a ser privada (solo familia) o invitaría a algunos compañeros de la escuela.

-Alice, puedo pedirte ayuda sin que me lo eches en cara en los próximos 200 años? –pregunte a mi cuñada que lucia una radiante sonrisa de satisfacción.

-Nop, cualquier cosa que pidas te será recordada por los próximos 500 años Bells –respondió demasiado feliz.

-Bien, no necesito tu ayuda –grite cruzándome de brazos y sacándole la lengua en un gesto extremadamente tonto e infantil. Inmediatamente después tuve una genial idea y lo mejor de todo no necesitaría a Alice para nada, voltee a verla y le saque la lengua nuevamente como si ella pudiera leer mi mente. Me puse manos a la obra inmediatamente para que no se me hiciera tarde, todo tenia que ser en el horario exacto si quería que como la Gremlin dijo fuera perfecto y Edward se sintiera muy feliz, quería que este cumpleaños lo recordara para siempre!

EdwardPOV

Unas horas y muchos kilómetros después recibí la llamada que tanto estaba esperando.

-Hola cumpleañero!! Ya puedes traer tu trasero vampirico para la casa –dijo un muy feliz Emmett, de repente una voz se escucho por el teléfono misma que sonó muy parecida a Bella.

-Dice B…quiero decir que alguien que pasaba por la casa quiere que hagas el favor de traer tu sexy trasero vampirico, aunque que conste en actas que yo no pienso que seas sexy, estas demasiado flaco.

-Bien Emm, me hace muy feliz que no creas que mi trasero es sexy, si fuera al revés creo que seria bastante escalofriante. –respondí ahogando mi risa, definitivamente la tímida Bella que conocí estaba quedando en el pasado para dar paso a una mas extrovertida y mejorada versión de mi novia.

-Como sea, ven rápido… Tenemos un horario!!

-Voy para allá! –dije al teléfono antes de colgar.

Me tomo 20 minutos llegar, la verdad no me había dado cuenta de que había caminado tanto, supongo que cuando uno se pierde en sus pensamientos no es conciente ni del tiempo ni del espacio en que se mueve. Al abrir la puerta encontré una linda sorpresa, mi familia completa deseándome un feliz cumpleaños mientras cantaban

-Que los cumplas feliz, que los cumplas feliz, que los cumplas Edwicito que los cumplas feliz.

-Eh, todo muy lindo… pero porque me dicen Edwicito? –pregunte incómodamente

-Porque Edwarcito se oía cursi y vampirito era peor así que aguántate y se feliz o te daré una paliza hasta que sonrías y seas tan feliz como nosotros –dijo furiosamente Rosalie

-Bien, mira mis labios –curve mi boca levemente- soy feliz, es suficiente felicidad? –inquirí sarcásticamente.

-No, se mas feliz o veras mi puño en tu boca –indico esta vez Emmett, mientras Bella se mantenía al margen de todos, sosteniendo algo entre las manos.

-Basta, prometieron una fiesta y la quiero ahora! –exigí sonrientemente, de pronto todos se acercaron para abrazarme y me llevaron a la sala para darme mis obsequios.

-Feliz Cumpleaños Edwi, espero que te guste es de parte de Rose y mia –dijo Emm mientras me daba una caja cuadrada con discos.

-Gracias Rose, gracias Emmett, no sabes lo feliz que me haces…. Ya sabes que perdí la mayor parte de mi colección cuando a ciertas personas se les ocurrió jugar al frizzbe.

-Eh, si… Mejor abres la caja después mira que lindos obsequios los de los demás. –pidió Emmett sospechosamente

-Abre el nuestro Edwicito –dijo Alice saltando en su lugar.

-Gracias chicos, yo… eh… gracias –murmure mientras escondía la caja de preservativos y demás cosas extrañas que había en la bolsa.

-Carlisle que me regalan ustedes? –intente desviar el tema no quería que nadie mas notara el contenido de la bolsa.

-Unos boletos de avión, para no fallar a la costumbre –mis padres siempre me regalaban 1 boleto de avión para que viajara y conociera el mundo solo que ese cumpleaños era especial había 2 boletos.

-Supongo que uno es para Bella, cierto? –un asentimiento me respondió

-Y a donde viajaremos esta vez? –pregunte con curiosidad

-Pues a Venecia, es para el inicio de su Luna de Miel, quisimos cooperar un poco –dijo Esme sonrientemente. Bella le dedico una mirada llena de cariño y una sincera sonrisa.

-Por ultimo pero no menos importante Bells no piensas darme mi regalo?

-Si, pero no ahora –reveló crípticamente

Un rato después de haber bailado con todas las mujeres de mi familia cual quinceañera logre apartar a Bella y llevarla a un lugar un poco mas privado, aunque en una casa llena de vampiros con poderes no hay privacidad.

-Cariño podrías darme mi regalo ahora? –pregunte sugerentemente

-NO, aun no!

-Pero es mi cumpleaños y se supone que debo obtener todo lo que deseo –susurre a su oído mientras le acariciaba el pelo intentando hacer que confesara la sorpresa.

-Edward, es que… bien! Te lo daré, pero cierra los ojos. –Obedecí inmediatamente sin preguntar nada mas y unos segundos después sentí sus labios deslizarse por los míos lentamente con una parsimonia que me dejo pasmado.

-Es un lindo regalo –musite unos minutos después

-Pero no es todo

-Ah no?

-No, tu regalo se divide en 2

-Supongo que el beso fue la primera parte verdad?

-Supones bien querido!

-…. Y bien?

-Ahh, lo siento si, tu regalo!

-Si

-…Bella podrías dejar de alargar el momento y dármelo de una vez?

-Bien, pero creo que para tu próximo cumpleaños te regalare algo de paciencia porque por lo visto no tienes nada.

-Entonces? Me darás mi regalo este siglo? –pregunte divertido

-Es que tenemos que ir afuera, me acompañas? –Salimos al jardín en silencio con los otros mirándonos disimuladamente.

-Ves esto? -pregunto tomando mi mano y señalando al cielo

-Que?

-El crepúsculo –asentí lentamente

-Alguien me dijo alguna vez que “No importa lo perfecto que sea el día, siempre ha de acabar” –indico aun mirando el cielo y citando mis palabras del baile de fin de curso.

-Si, creo que yo estuve ahí cuando te lo dijeron –dije sonriendo y obtuve una mirada llena de sentimientos que me silencio inmediatamente, por primera vez Bella necesitaba decirme algo y no me iba a interponer en su discurso.

-Yo creo que no tiene porque acabar

-Que?

-El día… quiero decir, el día es tiempo cierto?

-Cierto

-Y tu y yo tenemos la eternidad por delante –sus palabras me llegaron al corazón hacia tiempo que no la veía tan cercana a mi, no desde Italia.

-Te Amo Edward Anthony Masen Cullen, lo he hecho desde el primer día que te vi y lo voy a hacer permanentemente y quiero que sepas que amo la idea de casarme contigo y amo ser una Cullen. Ya no tengo miedo, no mientras estés junto a mi y una vez que sea una de ustedes temeré aun menos…

-Porque? –pregunte tímidamente pues no quería romper la perfección del momento siendo brusco o con algún comentario de mas.

-Porque podré patear tu sexy trasero vampirico si te atreves a irte sin mi. –dijo con una sonrisa asomando por la comisura de sus labios y con mi familia entera espiándonos por las ventanas y suspirando al unísono.

-Feliz Cumpleaños Edward –susurro mientras me besaba tiernamente.

domingo, 14 de junio de 2009

Casualidad o destino??



la casualidad no existe, que haces cuadno el destin ote pone diversas pruebas demasiado dificiles y ccrees que todo esta perdido? pero todo dolor tiene su recompensa al final..
la casualidad no existe .. solo el destino..

EsmE PoV


Era el atardecer cuando comencé a subir el árbol. Quería tener una mejor perspectiva de la maravillosa vista del sol ocultándose entre las montañas, ya que el día había estado nublado y solo el sol había salido en su ocaso. Fue por eso que no me di cuenta cuando pise mal la rama. Esta se partió tirándome al suelo haciendo que una de mis piernas se posesionara en un ángulo extraño. EL dolor era insoportable. Sentía que vomitaría de un momento a otro, la cabeza me dolía aun mas, aunque si soy sincera no recuerdo muy bien que me dolía mas, por que el recuerdo del dolor se vio olvidado por el hermoso rostro que vi en el hospital.

Mi madre me había llevado, no recuerdo como, al hospital mas cercano de la casa en donde vivíamos en la pequeña ciudad recién fundada de Columbus.

Abrí los ojos en una de las habitaciones del sanatorio y me quede impactada con lo que mire.

-Hola, Esme, soy el Doctor Carlisle Cullen- me sonrió calidamente y que de deslumbrada y apenada a partes iguales. No sabia si estaba soñando o estaba despierta, porque el hombre que tenia al frente no podía ser real. Era hermoso, aun mas que cualquier hombre que yo hubiera visto en mis 16 años de vida. Aun más que cualquier hombre en cualquier pintura de cualquier época.

EL doctor Culle era rubio, su cabello parecía ser tan suave y sedoso que las manos me cosquilleaban por el ansia de tocarlo. Su piel era pálida, parecía ser tan suave como la seda, tal ves porque no salía al sol, pensé que quizás los doctores no tenían tiempo y se la pasaban bajo techo. Sus labios, eran perfectos y se curvaban en una hermosa y calida sonrisa. Pero sus ojos, eran oro líquido, eran casi del mismo color de su cabello rubio, eran calidos como la sonrisa que me tenía deslumbrada.

-ya no la podemos llevar a casa- se escucho la voz de mi padre un tanto molesta. Ni siquiera me había dado cuenta que mis padres estaban ahí.

Mi madre veía al doctor Cullen con un rostro perplejo, no sabia si por la belleza sobrenatural de ese hombre hermoso o por la sonrisa perturbadora que nos dirigía. Mi padre era el que estaba molesto, parecía urgido en sacarme de ahí rápidamente.

Pero yo no quería irme de ahí y eso que no me gustaban los hospitales.

-Claro, solo se necesitan unos datos, que la enfermera tomara- Su Voz parecía ser de terciopelo. Era tan tranquila, apaciguadora, y dulce que sentí que la piel de la nuca se me ponía de gallina.

Mi padre y el doctor Cullen comenzaron a discutir en la salida del hospital. Cuando iba en la silla ruedas, mire por última vez al Doctor Cullen, observe el cabello Rubio, los ojos dorados, los labios perfectos y la calida sonrisa. Sabía que jamás olvidaría esa sonrisa. También sabía que a partir de ese momento haría cualquier cosa por volver a verlo, inclusive romperme la otra pierna.

-cuídate Esme- mi nombre sonaba tan bien en sus labios que agradecí ir en una silla de ruedas, si no hubiese sido así, yo muy probablemente habría caído.

- Si, Doctor Cullen- me dirigí a el y por primera ves nuestras miradas se encontraron, no supe si iba a vomitar ahí mismo o eran esas famosas mariposas que se dice sientes cuando estas enamorado, pero sentí “algo” en mi estomago cuando mis ojos miraron los ojos dorados y me vi reflejada en ellos. Fue algo eléctrico e hipnotizante.

Fue amor.

Dios, el me doblaba la edad, cuantos años tenia, ¿veintisiete?, ¿treinta? Y yo solo tenia 16, por desgracia recién cumplidos.

Meses después el doctor Cullen fue trasladado a otra ciudad. Pero antes había ido a visitarlo un par de veces, solo para mirarlo. Le conté que quería ser maestra e irme a California a estudiar. El siempre me alentaba a que estudiara.

Pero cuando se fue ya no supe que hacer.

Caí en depresión.

Mis padres, al cumplir los veinte me encontraron un novio, no lo recuerdo ya que hacia todo lo posible para no mirarlo, desde fingirme enferma de gripe, hasta huir de casa cuando sabia que El iría. Su imperfección me hacia recordar mas al Doctor Cullen.

Quería estudiar e irme como le había dicho al Doctor Cullen. Sin embargo mis padres me habían dicho que debía casarme y tener una familia como una buena mujer.

Por desgracia les hice caso para hacerlos feliz y cuando cumplí los veintidós me case con Charles, mi novio desde hacia meses atrás.

Charles Evenson era pelirrojo, alto y tenía ojos azules como el cielo al mediodía. Era cariñoso y sencillo cuando éramos novios. Aunque cuando supo que lo evadía pensó que era por timidez. Claro, timidez.

La boda fue por todo lo alto. Mis padres no escatimaron gastos para el evento. Yo había usado un vestido blanco, como la tradición lo marcaba, como cosa usada había usado una tiara de mi madre heredada de mi abuela. Y como la tradición también lo marcaba use un listón azul en el corsé debajo del vestido.

Charles se veía igual que siempre. Pero en ese momento usaba un traje de gala, el típico traje negro del novio con camisa blanca, la rosa del mismo color del lado izquierdo del saco, y la corbata de moño.

Mis padres y sus padres se habían sentado en primera fila. Me habían visto desfilar del brazo de mi padre hasta el altar, y mi madre había derramado unas lágrimas, lo note por el rimel corrido que llevaba.

Llegue al lado de Charles frente al gran altar. Cuando comenzó la misa que me uniría al hombre a mi lado, mi mente comenzó a divagar muy lejos de esa parroquia.

En un hospital.

¿Dónde estaba mi amor de juventud en esos momentos?

Tal vez el doctor Cullen seguiría en el hospital al que hacia tanto lo habían trasladado. Tal ves ya se habría casado con alguna doctora tan guapa como el.

Ese pensamiento me hizo sentir mas triste de lo que pensé me haría y agache el rostro con pesar.

-¿Esme?- levante el rostro y el templo estaba totalmente callado. El sacerdote, amigo de mi familia, me miraba insinuantemente. Fruncí el entrecejo, ¿Por qué me miraba así?. Luego mire hacia mi lado. Charles me miraba con ojos desmesuradamente abiertos, y el rostro del mismo color que su cabello pelirrojo.- ¿Aceptas por esposo a Charles Evenson?...

Me quede callada una vez más. Mis pensamientos comenzaron a formular la respuesta que quería dar. “No”. Pero no podía hacerles eso a mis padres. Debía ser buena hija. Debía casarme y hacer una familia feliz. Como dios mandaba. Como mis padres merecían. Fue por eso que solo respondí un simple “si”.

El recinto había explotado en aplausos luego de que decidiera que tal ves la vida con Charles no iba a ser tan mala. Quizás tendríamos muchos hijos pelirrojos que correrían por los jardines de la finca de los padres de mí ahora marido.

Pero nada fue así.

No era feliz

Al cumplir los tres años de casados yo ya había ido un centenar de veces al hospital del que en mi adolescencia no salía. Charles continuamente me castigaba por sus problemas con el mundo entero. Al principio me dejaba encerrada en el ático por que no le gustaba la comida que le preparaba. Después paso a golpearme por que se peleaba con su padre o con su madre, de pendiendo de a quien había visto. Alguna vez me golpeo por que no le hice lo que quería de comer. Al poco tiempo comenzó a ser mas violento que al principio. Después ya no le importaba ya que me golpeaba hasta casi matarme cuando no quería hacer el amor con el, simplemente me sometía y me poseía cuando yo ya no podía defenderme por el daño que me causaban sus golpes.

En esas ocasiones cuando el dolor físico de sus golpes y el emocional de sus insultos me carcomían por dentro pensaba en el doctor Cullen: en Carlisle, en que era El, el que me tomaba.

Día a día parecía que dios me castigaba por la decisión que había tomado, tomando más en cuenta a mis padres que a mi misma.

Pero un día todo cambio.

La última vez que fui al hospital me dieron la noticia por la que iba luchar hasta la muerte.

Estaba Embarazada. Esperaba un hijo, el único sueño que parecía hacérseme realidad.

Tal vez no era el mejor momento. El doctor Williams me había dicho que sufría de anemia y que debía cuidarme más de lo normal. Eso me había sonado a broma, viviendo con Charles dudaba que pudiera cuidarme. Luego de ese pensamiento mi corazón pareció paralizárseme. Con El, mi hijo no viviría mucho tiempo.

Fue por eso que huí de Charles.

No le dije que estaba embarazada. Ni mucho menos que me iría. Le había enviado una carta a mi hermana que vivía en Washington. Esperando que me respondiera pasaron los días y parecía que Charles se había cansado de golpearme por que ya no lo hacia, al menos no con tanta violencia. Un día creí que comenzaba a notárseme el embarazo porque varias veces lo encontraba mirándome de forma extraña.

Recuerdo muy bien lo que ocurrió unos días después. Mi hermana me había respondido, diciendo que ella y su marido estarían dichosos de tenerme en su casa durante el embarazo. Ellos no tenían bebes. Mi hermana no era capas de mantener un hijo por más de tres meses en su vientre. Tal ves por eso se encontraban tan felices de mi llegada. Luego de recibir la carta no tarde en hacer mis maletas.

La última vez que vi a Charles estaba marchándose a trabajar mientras me decía lo que iba a querer de cenar cuando llegara.

-y le pones berenjena, no se te vaya olvidar como la ultima ves- me había dicho- ya sabes que no me gusta si no tiene berenjena.- lo mire desde la cocina, el corazón me latía con fuerza. El tren salía a las 9 de la mañana y ya eran las 8:30. Si el no se iba pronto perdería el tren ya que tenia que irme caminando hasta la central.

-claro, Pero date prisa que tu padre se enfadara- le dije intentado sonar tranquila. Pero en lugar de eso soné tan nerviosa que hasta yo me di cuenta.

-claro- respondió- mira, te prometeré algo- dijo acercándose a mi. Yo retrocedí todo lo que me permitía la cocina- si me haces la cena que te pido te llevare a la feria, dicen que este año estará muy bien, ¿que opinas?...

-me encantara…

-bien, me voy- tomo su sombrero del perchero cuando vio que su padre se acercaba. Me dio un beso brusco y rápido antes de marcharse.

Cuando vi que ya estaba lo suficientemente lejos fui corriendo hacia la recamara de huéspedes donde había dejado mi ropa en una pequeña funda de almohada y Salí al exterior.

Intente correr pero no podía, me dolía demasiado la espalda. Cuando vi al señor Porter que traía ese nuevo invento con motor. Lo automóviles eran toda un novedad, claro que solo la gente de dinero podía traerlos. Le pedí un aventó al rió, ya que necesitaba “lavar” la ropa de Charles. Me miro con recelo y me dijo que si.

El río quedaba muy cerca de la estación de trenes. Me dejo a las orillas. El tren ya zumbaba a sus espaldas. Me ofreció quedarse para que no me devolviera sola y a pie. Le dije que no era necesario, que no sabia cuanto me tardaría.

Cuando se fue en su automóvil casi corrí hacia la estación. El tren estaba apunto de partir. Subí y mi corazón pareció tranquilizarse cuando me senté al fondo del compartimiento. Me quite el enorme suéter negro que llevaba para ocultar mi embarazo y sobe mi vientre.

Mi bebe parecía estar tan feliz como yo, ya que se movía mucho. Sonreí, como hacia mucho no hacia.

Cuando llegue a la casa de mi hermana estuve a punto de llorar, solo que estaba muy cansada. Mi hermana si lo hizo, en cuanto me vio.

Los siguientes meses fueron más tranquilos de lo que habían sido cuando vivía con Charles. Aun así parecía que los nervios me hacían sentirme más mal de lo normal. Apenas cumplí los ocho meses habían tenido que llamarle a la partera. El momento había llegado y yo no me sentía preparada. Tenía miedo y mucho dolor. Cuando me dijeron que pujara lo hice con todas mis fuerzas pero el dolor era insoportable y mi cuerpo me pedía que pujara desde mucho antes del tiempo en el que debía, por eso me sentía cansada y adolorida.

Cuando escuche el llanto de mi bebe no supe si había sido un sueño o una realidad. Lo que si se fue que después si quede sumergida en un largo sueño en el que un hombre de cabellos rubios y calida sonrisa me hablaba mientras sostenía del hombro a un joven alto, guapo y apuesto de unos 17 años de cabello cobrizo y de ojos dorados. Supuse que ese joven era mi hijo.

Cuando desperté de ese maravilloso sueño me encontré con la misma habitación donde había dado a luz a mi bebe. El sol me había dado en la cara y no sabia cuanto tiempo había pasado. Sentía el estomago vació, y me dolía la cabeza. Poco después de despertar me di cuenta que mi bebe no estaba ahí.

- ¡Esme!... bendito dios que has despertado- mi hermana había entrado a la habitación con un recipiente con agua y una toalla- ¿como te sientes?- me pregunto con preocupación.

- bien- le respondí aun aturdida- ¿donde esta mi bebe?

Mi hermana tenía unas ojeras increíbles. Sus ojos castaños parecían cansados y a la vez felices de verme despierta. ¿Tan grave había estado?, ¿Cuánto tiempo había pasado?.

-estuviste muy grave, hermana- me dijo mientras se arrodillaba a mi lado asiendo que su vestido se esparciera por el suelo.- tuviste mucha fiebre, creí que…- la voz se le había cortado y las lagrimas comenzaron a salírsele de los ojos- lo siento mucho Esme… Robert se llevo a tu bebe al hospital… pero el doctor no pudo salvarlo… lo lamento mucho, hermana… lo siento…- sus hipidos siguieron cuando termino de decir aquello.

Mi motor se había ido. Ahora era un angelito de dios. Pero yo seguía ahí, para sufrir en una vida que ya no quería.

No me di cuenta cuando comencé a llorar por que quede en trance. Mil imágenes pasaron por mi cabeza; Carlisle, Charles, y ahora mi bebe, al cual nunca pude ver.

-¿cuanto tiempo ah pasado?-mi voz sonó ahorcada, como si el oxigeno no llegara a mis pulmones.

-Cuatro días…- me dijo mi hermana aun llorando.- cuando te recuperes Robert y yo te llevaremos a donde lo enterramos…es un lugar hermoso- volvió a cortársele la voz por los llantos.

-¿Podrías dejarme sola, Dalia?- le dije con voz calmada, la cual aun no se como había podido sonar así, cuando por dentro me partía el alma para no gritar.

-Si…

Dalia salio sin hacer ruido de la habitación que me habían dado en su casa lo ultimo que escuche de mi hermana fue el sonido de sus botas al bajar las escaleras.

Me quede sentada en la cama sin hacer nada, solo respirar y llorar en silencio. Parecía que mi cuerpo no me respondía ni me dolía. Lo que me dolía era mas profundo, no era un dolor físico. Estaba segura de eso.

Mi vida se había convertido en una pesadilla. En una horrible pesadilla de la que quería despertar tan pronto como me fuera posible.

No supe cuanto tiempo había pasado en esa habitación. Dalia me llevaba comida tres veces al día, pero no podía porque al comer un bocado rápidamente lo devolvía. No podía comer, me daba asco.

-deberías comer algo, Esme- me había dicho luego de que fuera por una charola de comida totalmente intacta.

-No tengo hambre- le había respondido yo.- ¿me llevaras a ver la tumba de mi bebe?

-No, si no comes algo

Comí algo, si, pero lo vomite poco después. Mi hermana desistió de darme de comer y ella y su marido me llevaron a donde habían sepultado a mi angelito.

Cuando llegamos al lugar en el carruaje de mi cuñado me dije que mi bebe no podía estar en mejor lugar. Era hermoso. Había grandes árboles y pasto por todas partes. Además el mar estaba a un lado del cementerio lo que lo hacia un paisaje de lo mas hermoso. Me dije que ese era el lugar perfecto para descansar por la eternidad.

-No sabíamos como le ibas a poner al bebe- me dijo mi hermana luego de que en la pequeña cruz sobre la tumba de mi bebe solo habían puesto “Gabriel Platt (Octubre 1921)”.

-Es perfecto- le dije

Cuando volvimos a casa de mi hermana intente hacer una vida normal. Pero no se podía, no cuando había sufrido la perdida de un hijo. Continuamente le preguntaba a mi hermana como había sido mi bebe. Ella siempre me decía, con cierta renuencia, que había nacido pelirrojo de ojos castaños como los míos y de piel tan blanca como la leche. Intentaba imaginármelo pero no podía.

Iba a verlo cada día de la semana. Me quedaba horas y horas cerca de su tumba y cantaba canciones de cuna que mi madre me cantaba a mí. Me quedaba hasta muy noche. Aun así, a pesar del tiempo transcurrido me sentía deprimida y pobre. No tenia nada, ni casa, ni marido, ni siquiera dinero para poderme ir y comenzar de nuevo.

La vida se había tornado oscura, como si siempre hubiera una nube gris por donde pasara. Parecía como si el tiempo no pasara con normalidad, por que día a día parecía ir más lento que el anterior.

Recuerdo esa noche como ninguna otra. Era de una noche oscura. No recuerdo cuanto tiempo había estado llorando sobre la tumba de mi bebe, pero si se que había sido una buena parte del día.

Recuerdo con bastante claridad como había pasado por el mismo camino hacia la casa de mi hermana en el pueblo a las faldas de la montaña. Cuando iba a la tumba de mi bebe, siempre teníamos que pasar por un camino a la orilla del acantilado que daba al mar. Tenía una vista maravillosa por lo que decidí pararme a observar el panorama, aun llorado.

La brisa me daba fresca en la cara, y la salinidad parecía entrar a mis pulmones invitándome a saltar.

¿Pero como podía saltar?

¿Yo no podía hacer esa cobardía?

¿Qué pasaría por la cabeza de mi hermana cuando no llegara a casa?

¿Podría estar con mí bebe?

¿Para que quedarme si ya no tenia nada en el mundo?

Mi mente parecía jugarme bromas, por que me sentía tan cansada, deprimida y egoísta que no me importo. Di un paso al frente.

Y salte.

Escuche que alguien gritaba mi nombre, pero no me importo, en ese momento sentía una adrenalina y paz que no tenía nada que ver con el miedo que debía sentir. Pronto iba a estar como mi bebe, con mi Gabriel.

Luego todo se quedo negro.

Parecía navegar en mi subconsciente por que era conciente de mi inconciencia. No sabía en que lugar estaba por que todo era oscuro. Pero de pronto todo fue dolor. Un dolor insoportable. Era fuego hirviendo en las venas. Dios parecía castigarme una vez más por quitarme la vida sin su consentimiento. Era el infierno que me quemaba con fuego.

En un momento abrí los ojos repentinamente y la luz me segó. Estaba recostada aun con las venas hirviendo bajo mi piel. Sentía todo y a la vez nada. Me aferraba a la cama en la que estaba acostada y sentí la suavidad de las sabanas.

No estaba muerta.

Seguía viva.

Sentía la picazón por todo el cuerpo. Pero pude escuchar a lo lejos que alguien hablaba de mí.

-Esme Platt- escuche y mi respiración se acelero. Era terciopelo, el terciopelo de su dulce voz. ¿Me habrían trasladado al cielo?

- ¿La conoces?- pregunto otra vos varonil, cortes y susurrante. Sin duda era mucho mas joven.

-Si, hace diez años la trate cuando estuve en Columbus- respondió Carlisle.

De pronto el dolor se había ido y escuchaba perfectamente a pesar de saber que hablaba en murmullos. Sentía la piel dura y fría y algo indescifrable. ¿Hambre? Era algo en la punta de la lengua que me gritaba que saliera en busca de algo. Me levante de la cama donde me senté y mire el alrededor. Era una habitación simple. Había una cama, una mesita de noche y una ventana. Cuando menos supe ya no estaba sola.

- ¿Esme?- alce la vista y ahí estaba aquel ángel que había visto en mi juventud en aquel atardecer. Era mas guapo de lo que recordaba, exactamente igual a como la ultima ves. Se sentó a mi lado y sonrío con esa calida sonrisa. Volví a quedar deslumbrada y supe que jamás podría separarme de el, inclusive supe eso mucho antes de que el me dijera lo que me había ocurrido, inclusive antes de que me dijera lo que ahora era.

bailando bajo la lluvia



Jasper miró a Alice, que estaba bailando bajo la lluvia, riendo divertida con Bella y Renesmeé. Hoy era un día lluvioso, por lo que la familia aprovechó para jugar al baseball. Bella y Alice se excusaron diciendo que iban a cuidar a la pequeña, quién reía incontrolablemente con las muecas y danzas ridículas que su tía hacía.

- ¡Idiota! –gritó Emmett –¡Presta atención al juego o vete!

Suspiró y se puso en posición.

- ¿Listo? –preguntó Emmett, con una sonrisa burlona en el rostro.

- ¡Sí! –grité, preparando mi bate.

En ese momento, Alice hizo unos hermosos pasos de bailarina. A pesar de que estuviera improvisando ridiculeces, para hacer reír a Nessie, se veía hermosa girando y girando sin marearse, para parar de pronto con su cuerpo en alguna posición graciosa.

El rubio vampiro sintió una molestia en la frente. Bajó la mirada y vio la pelota de baseball que tendría que haber golpeado.

- ¡Dios, Jasper! –exclamó Emmett frustrado –¡Bella en su época humana jugaba mejor que tú!

Todos rieron, menos Bella.

- Estúpido vampiro –murmuró bajito, pero todos lo oímos a la perfección –¡Jasper, ven a cuidar a tu sobrina y déjame tu posición! –gritó Bella. Él aceptó encantado.

- Parece que Bella está un poco enojada –rió Alice cuando la muchacha golpeó la bola tan fuerte, que si no había ido a parar a China era de milagro.

- Emmett tendría que dejar de molestarla mientras ella sea neófita –opinó Jasper –Un día de estos va a desmembrarlo.

- Tal vez tengas razón –acordó Alice –Creo que tendré que mantenerme alerta para advertir a Emmett.

- O ayudar a Bella –bromeó el rubio.

Un pequeño lloriqueo llegó a sus oídos. Ambos miramos a nuestra sobrina, que tenía un hermoso puchero en su rostro.

- Eso lo heredó de su tía –señaló Jasper –Esas caritas de perro mojado extorsionadoras

Alice rió musicalmente, y la niña la imitó.

- ¿Quieres ver a tu mamá apaleando al tío Emmett? –le preguntó la muchacha. Renesmeé rió y le mostró a Alice un pensamiento. –Algo así –acordó la diminuta joven. Sentó a su sobrina en una manta, donde podría tener una visión perfecta de lo que pasaba.

- ¿Qué te mostró? –preguntó Jasper curioso.

- Una imagen de Bella golpeando a Emmett con un palo –rió la muchacha –Por apaleando –explicó.

- Qué sobrina inteligente –exclamó el muchacho.

- Salió a mi –bromeó la joven.

El silencio vino a la pareja, que miraba sonriendo a la pequeña Nessie.

- Hum… Te amo –dijo Jasper a Alice de pronto, provocando que ésta lo mirara.

- ¿A qué viene eso?

- ¿No le puedo decir a mi novia que la amo? –preguntó en broma.

- Sí, claro –se encogió de hombros –Yo te amo más.

- Yo te amo más –dijo él.

- Yo te amo hasta el cielo –contestó la muchacha.

- Yo hasta… Saturno –rió Jasper.

- Plutón –sacó la lengua Alice.

- Ehm… ¿Andrómeda? –arriesgó Jasper sonriendo.

- ¡Al infinito! –gritó Alice dando saltitos. –Te gané –volvió a sacar la lengua.

- ¿Ganaste? –preguntó Jasper con una ceja levantada. Se acercó a la pequeña duende y colocó sus labios al lado de su oído –Yo te amo hasta el infinito… Y más allá.

Se separó de ella y la besó en los labios.