jueves, 23 de abril de 2009

7 pecados capitales

En una semana que dejan a Bella y a Jasper solos, los 7 pecados capitales asaltan a la Casa y a la Pareja (jasper y bella)
espero les guste bueno loskiere rose

IRA



ENVIDIA




PEREZA



ORGULLO (VANIDAD)




GULA



AVARICIA




LUJURIA

7 pecados capitales




Lunes - Primer Pecado
Ira/Enojo (Latín, ira) - Ira/Anger

Ya se habían ido. Le dejaron solo con ella, con Bella. Podía sentir su nerviosismo al estar solo con él, así que utilizó su maravilloso Don, ella agradeció con cierta timidez.

Se veía tan linda y frágil, así que se acercó para entablar una conversación, ya que no tenía más nada que hacer. Bella dio un pequeño salto al oír su voz.

-Eres muy graciosa Bella.-
-Eso creí, cambiando de Tema.-
-¿Sí?-
-Deberías ir a cazar.-

Hasta ese momento Jasper no se había dado cuento de ese pequeño detalle.

-Debo pero no puedo.-
-Se que Edward te dejó cuidándome pero estaré una semana contigo.-El rubio frunció el seño-…No es que desconfié de ti pero siento que es lo correcto.-

Él vampiro seguía molesto aún por el comentario, así que se levantó sin decir palabra alguna y se retiró de la Sala de donde estaba.

La ira invadió la Casa.

7 pecados capitales




Martes - Segundo Pecado
Envidia/Celos (Latín, invidia) - Envy/Jealousy

Los dos estaban en la misma situación.

Ella lo envidiaba por ser inmortal, ser tan sexy, tan fuerte, tan rápido, más bien por ser el. Al igual que envidiaba Alice. ¿La razón? Por tenerlo a él.

Él la envidiaba por ser mortal, tan frágil, tan linda, graciosa y torpe… Envidiaba a su hermano y la cama de ella, ¿Razones? La tenían para darle calor y sentir su cuerpo.

“Tengo envidia de la brisa que roza tu cuerpo, tengo envidia del agua que moja tus labios, tengo envidia de el/la que te roba el pensamiento y hasta tengo envidia de ti que me quitas el sueño…”

La envidia llegó a parar en el destino de ellos.

7 pecados capitales




Miércoles – Tercer Pecado
Pereza - (Latín, acidia) - Pereza

-Bella despierta
-Es de madrugada Jasper, déjame dormir.

¡Qué dulce es una cama regalada!
¡Qué necio, el que madruga con la aurora,
aunque las musas digan que enamora
oír cantar un ave la alborada!
-Bella son las dos de la tarde.
-Unas hora más, unas horas menos, aún así dormir no mata a nadien.

Jasper esbozó una sonrisa ante el comentario.

¡Oh, qué lindo en poltrona dilatada
reposar una hora, y otra hora!
Comer, holgar… ¡Qué vida encantadora,
sin ser de nadie y sin pensar en nada!

-Esperaras hasta que me paré, ¿verdad?
-Si.
-Bueno, esa es tu elección pero si cambias de parecer puedes meterte en la cama y dormir conmigo.

Para el rubio eso sonó demasiado tentador.

¡Salve, oh Pereza! En tu macizo templo
ya, tendido a la larga, me acomodo.
De tus graves alumnos el ejemplo
-Estaré esperando por ti Jasper.
-Deliras Bella.
-No lo estoy, quiero que estés a mi lado, eso quiere decir dentro de la cama abrazándome.

Me arrastra bostezando; y, de tal modo
tu estúpida modorra a entrarme empieza,
que no acabo el soneto… de per…

El vampiro se rindió y acepto la propuesta de Bella.

Iniciando así una prueba más de Amor.

7 pecados capitales




Jueves - Cuarto Pecado
Soberbia/Orgullo - (Latín, superbia) - Pride/Pride

Bella estaba rayando su Orgullo, como se atrevía. Le importaba un comino que fuera ella en ese momento, sus palabra lo hirierieron.

≈ Flash Back ≈

Bella se tiró encima de Jasper besándolo desenfrenadamente, después de un Tiempo donde sus lenguas habían jugado tratando de devorarse mutuamente, Bella tuvo que separarse por falta de oxigeno.

-Bella la próxima vez no te tires así, tientas tu suerte.
-Claro como ella es mi mejor amiga.
-Tu sarcasmo es muy notorio, acuérdate no tengo el mucho autocontrol y te puedo llegar a matar.
-Si claro, como si tú llegaras a matar a alguien.

Eso fue un golpe bajo y Bella no se dio cuenta.

≈ Fin Flash Back ≈

Jasper cegado por su orgullo respondió:

-Claro que puedo matar gente, ¿quieres ser el ejemplo?

Bella se quedo estupefacta.

-¿Qui-eres ma-tar-me?

El rubio sonrió maquiavélicamente.

-¿Y que vampiro no lo querría?

La humana no respondió.

-Bueno ya que no tienes ninguna objeción procederé con el ejemplo.

Como el vampiro lo había dicho, se lanzó encima de Bella, y abriendo su boca se acercó al cuello de la humana…

7 pecados capitales




Viernes - Quinto Pecado
Gula - (Latín, gula) – Gula

-Debí cazar el día que Bella me lo sugirió.-Pensaba el vampiro rubio
-Jasper está muy callado, que estará pensando.-Pensaba la humana frágil

Después de unos minutos de puro silencio

-Bella, juguemos algo.
-¿Cómo qué?
-Ya sé, espera aquí

Con su velocidad demoníaca Jasper desapareció de la vista de Bella, para luego aparecer segundos después con una cinta negra.

-¿Para qué es eso?
-Tú cálmate, déjame a mí.

Ella no objetó más. El rubio le cubrió los ojos a Bella la amarró a una silla, después acercó su boca al cuello de ella inyectando ponzoña. Sus ojos rojos, sus labios rojos, sus dientes manchados de rojo. Su cuello rojo y con marcas de dientes.

Al fin había saciado su sed a costas de Bella. Era su única alternativa, además parecía que ella lo disfrutó debajo de todo ese dolor de ser convertida…

7 pecados capitales




Sábado - Sexto Pecado
Avaricia/Codicia - (Latín, avaritia) - Avarice/Greed

Sabía que estabasiendo avaricioso pero es que la situación lo ameritaba, yo era él que le había dado todas esas sensaciones a Bella, por eso me pertenecían cada una de sus experiencias.
Yo fui el que la hizo envidiar Alice, ella cree que no me entré. Al igual que velé sus sueños apartando a Edward, le hize experimentar el miedo de morir, de ser convertida.
Por cada una de esas cosas era dueño de Bella…

-Jasper que piensas.-Sin pensar respondí
-En que soy dueño tuyo por hacerte experimentar todo esas senciones en menos de una semana.

Ella le pertenecía y el a ella. Aunque no se dieran cuenta ellos eran almas gemelas. Solo les faltaba una experiencia para que se dieran cuenta. Y esa experiencia es una de los pecado capitales.

7 pecados capitales




Domingo - Séptimo Pecado
Lujuria - (Latín, luxuria) - Lust

Su último día solos mañana tendrían que enfrentar la realidad y a sus ex-parejas. Solo les faltaba algo para completar su amor pero ¿aceptarían?

Esa es la duda que se forma en ellos dos, Jasper decidió romper la tensión en ellos diciendo algo.

-¿Crees que esto es normal?
-No pero nunca e sido normal.
-Tienes razón, deberíamos hacer algo como es nuestro último día.
-Claro.

Los dos pensaban en hacer lo mismo solo faltaba quién tomara la iniciativa. Y como respuesta Jasper y Bella estaban tirados en el suelo sin ropa.

Gemidos es lo que se escuchaba. Embestidas de un cuerpo a otro es lo que se veía. Afuera de todo ese ruido entre gemidos y gemidos llovía. Ninguno se había dado cuenta estaban mas preocupados en sus compañeros que en lo que pasaba en el exterior.

"La lujuria nunca duerme. No me importa, yo soy insomne."
Presos del pecado terminaron los dos…

cuando nos conocimos



jasper POV
No puedo seguir así, debo comer algo ya han pasado dos semanas la sed me esta matando es muy riesgoso Es lo único que me repetía, quería olvidar todo, la guerra entre vampiros, a aquella que me había manipulado, usado durante tanto tiempo y peor aun me había convertido en lo que soy un monstruo, y por sobre todo aquellas sensaciones de rabia y venganza, que me hacían sentirme peor, había tratado de alejarme pero cada vez que cazaba algún humano, volvía a comenzar otra vez.


-Debe haber otra forma-Me dije a mi mismo tan bajo y rápido que no había la más minima posibilidad que algún humano me escuchara-No quiero seguir sintiendo una y otra vez las mismas cosas casi sin razón, debe haber otra forma.

-¿Desea algo mas?-Me dijo una chica rubia, vi que sus ojos eran negros pero eran diferentes a los míos eran con rastros mas delicados y sencillos que los míos, que eran negros además sin la intensa ira, su piel aunque era clara no se comparaba a la mía no había ni la mas minima posibilidad que fuera como yo. Pude sentir gracias a mi habilidad de sentir y controlar los sentimientos, que estaba muy nerviosa tanto que no se había dado cuenta que todavía tenía en la barra el mismo trago que me había traído cuando llegué.

-No ya te puedes ir-Decepción era lo que sentía esta chica, trate de hacerlo de la forma mas cortante, no estaba de humor para sentir esperanzas ajenas. Me entretuve en mis propios pensamientos concentrándome en ellos para evitar perder la cordura en este lugar, cuando en eso oí:

-Señor debemos cerrar- Había pasado mas tiempo del que pensaba en ese lugar, estaba solo con el cantinero y la mesera, bebí el trago que tenia, y note que en la barra había una tarjeta con un numero, su numero, hice que lo agarraba y sin mirarlo ni que ella se diera cuenta lo deje en la entrada, Salí de aquel lugar con intoxicante olor a humano, podría aguantar otra semana sin comer si me lo proponía, para no comenzar de nuevo con los recuerdos sentimientos en si no volver a cero de un momento a otro.

Estaba lloviendo, pero eso no me importaba en lo mas mínimo, me senté en una banca, dejando que las gotas cayeran en mi cara, quería que mis penas fueran así que cayeran de mi cara como gotas de agua, sentí un olor diferente, me puse en guardia instintivamente como si no necesitará pensar para hacer esto pero sentí en mi cuerpo una alegría y ansias tan grande eran distintas a las demás

Abrí los ojos y allí estaba ella con su pelo negro corto y con cada mechón de pelo a una dirección distinta, su piel era blanca, poseía esas ojeras debido a la imposibilidad de dormir, tenía aquel olor dulce en su piel. Pero había algo distinto sus ojos eran color miel. Se acerco a mi, era bajita, pero también grácil y delicada más de lo que yo sabía que era.

-Te he estado esperando por mucho tiempo- Era irreal que esa niña sintiera todo eso por mi, tanto que me dejaba abrumado, era por mi, será que era un sueño, o tal vez se iba a ir, me agarro las manos subí los ojos para ver los suyos sentí otra vez esa explosión de sentimientos en mi otra vez pero mas potentes-Soy Alice- y me abrazo yo la correspondí nos quedamos unos segundos ahí en la lluvia nada mas dejando adentrarnos el uno en el otro.

-Yo también te he esperado por un largo tiempo- era verdad desde que me había de María, la buscaba al menos lo que ella representaba, su alegría y esperanza en mí, se aparto unos centímetros de mi solo para mirarme a los ojos, sentí de nuevo aquella explosión en mi pero me di cuenta que era yo quien lo sentía que por primera vez sentía eso pero sabia que no iba a ser la ultima.

contandole un cuento a nessie




La primera vez que Renesme lo preguntó, Emmett era el encargado de cuidarla. El chico la miró y se echó a reír, arropándola con la colcha de su cama; aquel día violeta gracias a Alice, que había vuelto a salir de compras compulsivas.

-Bueno, tío Emmett. ¿Me lo vas a contar? -le dijo, mirándolo con atención.

-Vale, vale. Veamos... -murmuró, sentándose en el borde de la cama. Renesme sonrió, expectante, y el hombre carraspeó. -Había una vez un... león. Un león friki y masoquista, si quieres más detalles. El león era algo solitario y taciturno porque había pasado mucho tiempo solo, y siendo sincero pensaba mucho y todos en esta familia sabemos que eso de darle al coco hay que dejárselo a los empollones y a los científicos porque...

-Te estás liando, tito -comentó la niña, suspirando.

-...no se te escapa ni una, nena. En fin. El caso es que el león era un animal aplicado, leía mucho y se graduó varias veces. Un día decidió volver a ir al instituto con otros leones de su manada. La verdad es que era un poco fastidioso para el león ir a un instituto para ovejas, ya sabes, a todos nos gusta tomarnos un chupito de vez en cuando, pero este león era muy resistente y además iba con sus colegas los de la manada, así que era posible sobrellevarlo. Hasta que un día...

-Conoció a mamá -le interrumpió Renesme, emocionada.

-¿Lo cuentas tú o lo cuento yo? -se ofendió, quitándose la gorra de béisbol que desde hacía un par de semanas no dejaba quieta en ningún lado.

-Tú, tito.

-Así me gusta. ¿Por dónde iba?

-Hasta que un día... -repitió su sobrina, imitando perfectamente su tono de voz.

-Ahá, hasta que un día llegó una oveja nueva. Si quieres saber mi opinión, siempre pensé que era una oveja de algún rebaño italiano, se llamaba Isabella. Era lanuda y rosada, algo tímida y friki, pero una buena oveja al fin y al cabo. El caso es que el león y la oveja conectaron de un modo muy...extraño. La verdad es que el león se quería merendar a la oveja, pero ya te dije que era un león muy fuerte así que resistió durante una hora el aroma de la oveja, que era algo así como la "esencia". No una esencia cualquiera, sino la esencia, ya me entiendes. Aún me pregunto si la oveja de verdad era cegata o algo, mira que no darse cuenta de que el león se la quería comer... -comenzó a reírse, divertido por su propio chiste.

-Tito Emmett...

-Renesme, la paciencia es una virtud que tus padres deberían de inculcarte -comentó, cruzándose de brazos.

-¿Paciencia como la tuya, que estampaste el teléfono de la tía Rosalie contra la pared sólo porque Google tardaba en cargar? -aventuró la niña, arqueando las cejas.

-Eso ha sido un golpe bajo.

-¡Pero termina la historia! -lloriqueó, exasperada.

-El león se dio a la fuga durante una semana, no creía poder resistir a la tentación de merendarse a la oveja, pero el jefe de la manada, un león vegetariano como él, le convenció de que sí que podría hacerlo, así que el león volvió a casa con su manada. Comenzó a alimentarse con más frecuencia que la normal, algunas veces de cervatillos, otras veces de...

-¿Fue ese león el que mató a la mamá de Bambi, tito Emmett?

-Probablemente, probablemente -asintió él, sin darse cuenta de lo que estaba diciendo.

-¿Papá mató a Bambi? -inquirió, sorprendida. Sus ojos se anegaron en lágrimas ante tal crimen y el labio le comenzó a temblar.

-¡No, no! ¡Bambi vive en África, nunca hemos estado allí! -mintió, alarmado. Los berreos de su sobrina sonaban musicales hasta cierto punto, luego le provocaban un amago de migraña insoportable -Renesme, ¿quieres oír el final o no?

-Si... -susurró, limpiándose las lágrimas.

-Bueno, a ver. Resulta que el león quiso hacerse el simpático con la oveja y un día la invitó a dar un paseo. La oveja, que era un poco... distraída, no se había dado cuenta de que su compañero de pupitre era un señor león, así que aceptó, anonadada por su belleza y digamos que se pegó como una lapa al señor león, el cual, en vez de apartarla de su lado alarmado por la intensidad de sus sentimientos, se aferró a ella. El día del paseo se la llevó a un prado muy bonito y visitaron a Heidi, merendaron con la abeja Maya y volvieron a casa después de darse cuenta de que estaban muy enamorados el uno del otro.

-¿Mamá conoció a Heidi?

-Renesmee. Es un cuento.

Rosalie abrió la puerta de la habitación y se le escapó una risita al verlos a los dos tan callados, mirándose el uno al otro.

-¿Qué hacíais?

-Tito Emmett me contaba un cuento-contestó Renesme, dando una palmada para luego incorporarse y mirar a su tía con ojos de perrito no sabe contarlo. ¿Me lo cuentas tú, tía Rosalie? ¿Mi tía querida y guapísima?

El matrimonio se rió y Emmett le revolvió el pelo a la niña, fingiéndose ofendido.

-¿Qué cuento era? Perdona a Emmett, Renesmee, él es más de videojuegos, no de libros-bromeó, entrando en el dormitorio de la niña y acercándose a los dos.

-Quería saber cómo se conocieron Edward y Bella.

Rosalie miró a su sobrina, incrédula, y luego bufó.

-¿Segura de que quieres escuchar ese cuento? Puedo contarte cualquier otro.

-¡Quiero ese! -exclamó, impaciente.

-Bueno... Un día un idiota integral, llamado Edward, conoció a la damisela en apuros de su vida, llamada Isabella. El idiota integral, además de ser un idiota integral, era vampiro, y la damisela, cómo no, era humana. Se enamoraron, para variar, y arriesgaron la seguridad de toda la familia exponiéndose en público. La gota que colmó el vaso fue un retrasado mental llamado James, que decidió querer merendarse a Isabella, así que Edward, idiota integral donde los haya, se convirtió en héroe y salió toda su familia para salvar a Isabella, que, cómo no, estuvo a punto de morirse. No te preocupes, cariño, tu madre estuvo muchas veces a punto de morirse, aquella sólo fue una de las muchas veces. Edward salvó a Isabella, fueron felices pero no comieron perdices hasta que llegaste tú, cielo, y toda la familia te recibió con los brazos abiertos y mucho amor que darte. Mucho amor para ti, para quererte y cuidarte.

-Eh. Para. Se ha sobado -le informó Emmett, dándole un suave codazo.

La rubia cubrió a su sobrina con la colcha y le dio un beso en la mejilla, sonriendo embelesada.

-Esperemos que no decida preguntar por la historia de Jasper y Alice, creo que no te gustó demasiado que la pequeñaja se quedara con tu cuarto. ¿No?

-Mejor no.

una historia de terror??




EmmettPOV

El clima era propicio para cualquier cosa, los relámpagos iluminaban el cielo de vez en cuando y la lluvia no dejaba de azotar las paredes y los techos, creando por momentos la sensación de estar inmersos en una película de terror. Sonreí interiormente y Alice asintió dándome una señal para saber que todo estaría bien, tome una linterna y descendí al sótano para desconectar las luces, seguramente Alice se encargaría de llevar velas en mi ausencia.

Subí a mi habitación rápidamente a recoger unas cosas y regrese a donde estaban todos reunidos enfocando la linterna directamente sobre mi rostro, según las películas eso servía como llave para abrir un escenario a lo paranormal.

-Bienvenidos al mundo de lo aterrador, lo siniestro y lo macabro. Si son débiles de mente, aléjense ahora mientras puedan, ya que una vez abierta la puerta a lo desconocido, nunca se sabe si se podrá regresar completamente a salvo o a tiempo… -Intente sonar misterioso y darle un aura oscura a la habitación que Alice se había encargado de decorar con murciélagos colgantes y telas de color negro que daban una apariencia de noche perpetua a la sala de estar, en las esquinas algunos esqueletos inmóviles nos observaban constantemente, cosa que a Carlisle no le agradaría en lo mas mínimo cuando se enterara de que Alice furtivamente y sobornando a unas cuentas enfermeras con fotos del “sexy doctor” (según ellas) en traje de baño; había sacado los esqueletos para practicas del hospital, pero de eso nos preocuparíamos después, cuando los gritos y los sermones colectivos comenzaran a destrozar nuestros oídos. Era Halloween y teníamos que aprovechar todo como si fuera la última noche de nuestras vidas; porque, tal vez lo fuera…

Reí tenebrosamente en voz alta logrando que todos me enviaran miradas idénticas de confusión y pavor perfectamente entre mezclados.

-Entonces, ¿vendrán a pasar la noche más terrorífica de sus vidas? –pregunte intentando desviar la atención de mi risa macabra que mas bien había sonado un tanto demente y desquiciada, exactamente como en las películas de terror cuando el asesino esta cerca de lograr su cometido y ríe maléficamente adelantando su triunfo, provocando que la audiencia se estremezca de pies a cabeza y los vellos de la piel se ericen.

Desde el principio la idea de contar historias de terror me había parecido excelente, todo apuntaba a que seria una velada de diversión absoluta. Los invitados eran divertidos sin necesidad de poner mi mente maestra a trabajar, pero supuse que Alice se las había ingeniado previamente para arreglar las cosas a nuestro favor.

Ángela y Jessica conversaban tímidamente con Rosalíe y Alice, a la vez que Jacob aunado de Mike miraban furiosos a Edward, quien coqueteaba sutilmente con Bella.

-Bien Emmett, tienes nuestra atención… que comience tu show –susurro Edward abrazando a Bella que parecía temblar ligeramente.

-Formen un circulo y prepárense para escuchar la mas escalofriante historia de terror que sus pobres mentes jamás imaginarían –suspire y tome una pipa que había traído conmigo de mi viaje relámpago a mi habitación.

-Emmett, cariño… ¿porque usas una pipa? –mire a Rosalíe confundido, era totalmente comprensible que tenia que crear un aura de suspenso y terror, así que obviamente usaba lo que todos los detectives en las películas clásicas de terror.

-Porque es linda y si exhalas en ella salen burbujas –respondí sonriendo. Técnicamente esa era la otra razón por la cual la había comprado. Las burbujas son lindas y nadie puede negarlo.

-¿Contaran algo que valga la pena o tendré que ir a buscar vampiros por las calles? –pregunto Jacob logrando que los humanos se pusieran nerviosos.

-Esta bien, esta bien… no me presionen porque si lo hacen no les diré cual es la sorpresa de la noche –dije misteriosamente mientras todos se miraban entre si unos segundos y acto seguido tomaban asiento a mi alrededor formando el circulo que con antelación había pedido.

-Les pido silencio absoluto y que nadie abra la boca hasta que yo haya terminado de relatar la historia. –obtuve mas silencio como respuesta así que comencé.

Historia:

-La historia comienza en un pequeño pueblo, donde una joven de tez blanca como la nieve, labios rojos como la sangre…

-Emmett, esa era Blancanieves –interrumpió “Edward-se-todos-los-cuentos-de-hadas-y-eso-no-me-hace-nada-gay-Cullen”.

-¿Quieres cerrar la boca? Estoy intentando plantear mi historia –dije molesto y el murmuro algo entre dientes pero lo ignore y proseguí.

-Como decía antes de ser interrumpido por la antología de cuentos con pies; el cabello de la joven era rubio como el oro y era la más hermosa criatura jamás vista, ella vivía feliz y gozaba de una salud espléndida ya que todos los días salía a caminar por horas en los bosques aledaños. Pero lo que ella no sabia, es que se encontraría cara a cara con la cosa mas espeluznante y horrorosa que su pobre e inocente imaginación nunca pensó.

En su caminata diaria, termino en un pozo de fango cosa que le impedía moverse libremente debido a que el barro le cubría los pies hasta la mitad de las rodillas.

-Demonios, no se porque use zapatillas… Nota mental: La próxima vez que salga de paseo por el bosque debo recordar usar zapatos con los que no tienda a tener torceduras o esguinces en los tobillos. –resoplo en voz alta la joven, mirando a todas partes para buscar algún caballero andante que la ayudara a salir de su problema.

-Bien, este es el momento perfecto para que un príncipe aparezca… -la joven miro al cielo y rodo los ojos, definitivamente no era su día de suerte. Con cuidado dio un salto y tomo asiento cerca de un árbol y se quito las sucias botas maldiciendo por lo bajo su suerte y su maldita idea de usar zapatos altos en medio de un bosque desierto. Sacudió la cabeza revolviendo su rubio y sedoso cabello entre sus dedos, ya que eso la relajaba ayudándola a no destrozar sus lindas botas contra la roca más cercana hasta que no quedara ni el recuerdo de ellas. Recostó la cabeza sobre el árbol y espero pacientemente para ver si las botas lograban limpiarse mágicamente mientras su mente se encontraba dispersa en banalidades propias de ella.

El crujido de una rama rompiéndose la saco de su inmersión mental y la obligo a poner todos sus sentidos en el bosque que la rodeaba, estaba oscureciendo pero las botas seguían sucias y no era propio de ella lucir descuidada así que decidió ignorar el sonido que poco a poco se acercaba a ella, amenazando tenuemente con destrozar sus nervios. El terror se estaba adueñando de sus sentidos, podía escuchar como unos dientes destrozaban algo my cerca de donde se encontraba. –tome un poco de aire deteniendo la narración de la historia mientras tomaba lo que había traído para finalizar la historia manteniéndolo oculto dentro del abrigo. Solo como un recordatorio de que mi arma estaba lista para ser usada.

-Emmett, puedes continuar… la historia se estaba poniendo emocionante -Bella sonaba interesada y las marcas de dientes en sus uñas demostraban que el miedo la carcomía.

-Esta bien… -hice una pausa dramática y retome el control de la historia – La joven lucia realmente aterrorizada, los sonidos se acercaban cada vez mas deprisa, resonando en el eco del bosque vacio y entonces… lo vio, avanzando a gran velocidad hacia ella, con esos dientes enormes dispuestos a encontrar puntos débiles en su cuerpo. –los murmullos no se hicieron esperar, todos especulaban acerca de esa temible bestia que acosaba a la pobre e indefensa rubia.

-Emmett sigue, el suspenso esta matándome –dijo esta vez Jacob a la vez que Alice me miraba intensamente adelantándose al final de la historia, como siempre no podía ser un poco paciente como los demás y esperar a que las cosas se desarrollaran correctamente. Deje la pipa que aun sostenía a mi lado y tome la linterna mientras con la otra mano aun sostenía el efecto sorpresa de mi historia.

-Entonces… la bestia hizo acto de presencia delante de los ojos de la joven y ella no pudo más que ahogar un grito de terror y huir en dirección contraria, dejando atrás las costosas botas llenas de barro y un conejo mirándola asesinamente. –concluí la historia y los mire a los ojos sumido en el silencio expectante en el que estábamos.

-Un… ¿conejo? ¿Estas diciendo que todo este drama, los gritos de terror y demás… eran solo por un miserable conejo? ¿Quién podría ser tan cobarde como para temerle a un pequeño, peludo, esponjoso y tierno conejo? –pregunto de nuevo Jacob.

-Hey, los conejos son temibles… te miran con sus ojos raros, y tienen esas horribles orejas que son capaces de escuchar hasta el mas mínimo sonido, siempre espiándote y ¿Qué me dices de sus largos dientes? Podrían destruir la piel fácilmente, además… ¿que obsesión tienen con las zanahorias? ¿Para que necesitan tener buena vista? –dijo Rosalíe velozmente con un matiz de nerviosismo, pero aun así era una velocidad comprensible para los humanos.

-Rosalíe, no me digas que tú eres la rubia de la historia… -la voz de Jasper sonaba divertida y con un trasfondo de malicia incluida, se burlaba de Rose y esta vez ella no podía hacerse la invencible mujer que no le teme a nada.

-Bueno… yo, lo supere después de perder ese par de botas –indico Rosalíe firmemente sin saber si lo hacia para convencerse a si misma o a los otros.

-Claro que si –susurro Alice mientras se acercaba a mí y me quitaba la sorpresa de entre las manos. –Entonces no te molestara esto o ¿si? –tomo el conejo entre sus manos y lo puso justo frente a Rosalíe, sus ojos se encontraron; rojo vs dorado… la habitación estaba en silencio, todos aguantábamos la respiración y entonces… el conejo hizo un movimiento inesperado de nariz dirigiéndose a Rosalíe mientras sus orejas se elevaban provocando que esta ultima corriera como nunca en su vida, prácticamente desapareciendo ante nuestros ojos, aun a velocidad humana. Tenia que darle puntos por eso yo habría corrido en estampida de haber sido un payaso.

-Y así damas y caballeros concluye mi historia de terror –dije llamando la atención de todos mientras ellos estallaban en risas.

-Emmett fue la peor historia de terror que he escuchado en mi vida –susurro Edward a mi oído.

-Cierra la boca, o la próxima vez contare lo que sucedió con la plancha para el cabello de Alice... Terrorifico ¿cierto? –musite ofendido, logrando una mirada de odio por parte de Edward… esa era una historia divertida, pero no era tiempo para ella. Ya habría otros Halloween para contarla y otras victimas para escucharla.

quien salta mas alto??

Todos estaban dispersos por toda la casa, Esme y Carlisle estaban en la biblioteca, Bella y Edward en la oficina de Carlisle, Edward le enseñaba ecuaciones mas "avanzadas" a Bella. Alice y Jasper se encontraban en las afueras de la casa al igual que Emmett y Rosalie.

"Eh estado pensando como evitar que Emmett rompa mas espejos."- decia Rosalie mirando a su marido que estaba a unos metros de ellas.

Alice se quedo mirando al vacio y despues reacciono adivinando el plan de Rose.

"Mmm, No creo que atarle las manos funcione Rose."- le contesto Alice.

"Diablos, fue lo unico razonable que se me ocurrio."

"Aun asi Emmett los romperia, atarle las manos no serviria de nada."- dijo Alice riendose en murmullo.

Mientras ellas discutian, Emmett y Jasper hacian una pequeña competencia.

"Jasper, esos fueron solo 5 metros."- decia Emmett.

"Fueron mas de 10 y lo sabes."- reclamada Jasper.

"Tu no saltas mas alto que yo!"- replico Emmett.

"Oh claro que si."- respondia su hermano.

"YO SALTO MAS ALTO!"- seguia Emmett.

"Tu no puedes superarme Emmett aceptemoslo."- le decia Jasper.

"Rosalie, amor podrias decirle a "este" quien salta mas alto."- le gritaba Emmett a su esposa.

"Jasper."- contesto ella en un grito.

"OH GRACIAS.!-.-" grito su esposo sarcasticamente.

"Lo ves."- terminaba Jasper.

"Ella solo bromea."- disculpaba a Rosalie .

De repente Edward aparece en la puerta principal y da un salto mas alto que el de sus hermanos.

"Si, soy el señor "Saltitos" y quiero que todos me vean saltar.!"- dijo Emmett.

"Edward, eso fue totalmente innecesario."-reclamada Jasper.

"Tal vez."- decia Edward mientras se acercaba hacia ellos.

"Vamonos de aqui Jasper, dejemos al Sr. Saltitos dar sus saltotes."- decia Emmett guiando a Jasper hacia sus parejas.

"Me equivoque cariño, Edward es el que brinca mas alto."- le decia Rosalie a Emmett mientras el se

sentaba alado de ella.

"Gracias,Rosalie."- respondio el.

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Sex Education With Emmett

“Bella” Emmett me miró a los ojos mientras decía esto. Hacia de mi ‘niñera’ mientras Edward iba de caza con el resto de su familia. Levanté la mirada del libro que estaba leyendo en el momento para verlo.

Asentí “Si Emmett?”

“Tenemos que hablar.” Se sentó a mi lado en el mueble.

Cerré el libro, poniendo un marca libros para no perder la lectura; lo coloqué en la mesita ratona justo en frente de nosotros y volteé a ver a Emmett. “¿De qué tenemos que hablar Emmett?” me empezaba sentir un poco extraña.

“El día de tu boda con Edward se acerca...” arrastró su voz con la última palabra. Giré mis ojos; odiaba el hecho de que me recordaran que pronto sería una ‘novia’. “Verás, usualmente no me meto en lo que no me importa.”

Mis ojos se ensancharon. “¡¿Desde cuándo?!” dije casi gritando. Emmett era el vampiro más fisgón que conocía.

“Ese no es el punto. A lo que trato de llegar es que el sexo entre vampiros es diferente al sexo entr-” No lo dejé terminar.

“¡No vamos a discutir sobre eso!” Grité lanzando mis manos sobre mi cabeza. Hice un ademán para salir del sofá pero Emmett me tomó de la muñeca y me puso de vuelta en el sofá. Lo miré fijamente.

“Te ataré si es necesario” me dijo y no estaba segura si estaba bromeando o si de verdad lo decía enserio. Abrí mi boca para protestar, pero levantó su dedo índice. “También tengo cinta adhesiva”

Hundí mi cabeza en mis manos ¿Cuando regresaría Edward a casa? Miré a Emmett quién se acomodaba cada vez más en el sofá. Estiró sus piernas y puso sus brazos en el respaldo del mueble.

“Ahora, como sabrás, el sexo es algo hermoso que debe ser compartido solo entre personas que se aman... o en el caso de Jasper, con tres hermosas y sexys vampiresas que-” le disparé una mirada haciéndole saber que podía detenerse ahí. Se detuvo solo para reírse. “Esto será grandioso”

Gemí. “¿Podemos acelerar esto un poco?” pregunté.

Se rió de nuevo y puso sus pies en la mesa ratona frente a nosotros. “OK, te daré tres reglas acerca del sexo con vampiros.”

“Vampiro” le corregí.

Rodó sus ojos. “Vampiro”. Se auto-corrigió. “Regla numero uno. Morder es esencial en el buen sexo.”

Mi mandíbula cayó abierta. “No voy a morderlo” un gran sonrojo corrió por mi cara.

“Eso dices ahora pero una vez que empieces-” lo corté antes que pudiera terminar.

“¿Cuál es la siguiente regla Emmett?” pregunté, sosteniendo mi mano en alto­

“¿Estamos ansiosos?” sonrió. Rodé mis ojos. “Regla numero dos, los condones son estupidos. No hay necesidad de usarlos.”

“Nosotros no-” levantó una de sus manos para detenerme.

“Te vi entrando a Walmart en Seattle, no estabas comprando tampones, lo se”

Mis ojos se abrieron más. “¡¿Cómo supiste acerca de eso?!” grité.

“Estaba aburrido y decide seguirte un día de estos” sonrió triunfante. “Gran día si me lo preguntas” Catapulté mi cabeza directamente hacia mis manos. “No te preocupes, no le contaré a Edward.”

Seguí gimoteando. ¿Podría ponerse peor?

“Regla numero tres,” Emmett continuó. “mientras mas duro grites, mejor.”

Si. Si podía ser peor.

Abrí mi boca para decir algo pero nada puso salir. ¿Cómo respondes a eso? De verdad… ¿Qué dices a eso? Lo mire fijamente en estado de shock.

“Por experiencia propia, me gusta cuando Rose mordisquea mi oreja mientras juega con mi-” Mis ojos se abrieron como platos y sacudí mi cabeza, suplicándole en silencio que no dijera la palabra que seguía. “Pero Edward puede ser diferente, sugiero que intentes varias cosas a ver cual le gusta más, quizás ver un par de películas porno par a ver como lo hacen los profesionales”

Quedé sin habla. ¿Cómo Edward podía vivir con esto?

“Bueno… no soy una chica y nunca lo he intentado, pero creo que deberíamos hablar sobre el sexo anal. Verás-” lo callé en cuanto dijo la palabra anal. ¡Suficiente era suficiente!

Abrí mi boca para decir algo pero la cerré de nuevo rápidamente. Debía pensar en que decirle. “Emmett… ¿Cómo puede ser esto distinto a que si yo me acostase con Mike?” I pregunté finalmente, mirándolo fijamente.

Emmett me miró como si fuera estúpida. “¡Porque Edward es un vampiro!” soltó a la final, como si fuese la cosa mas obvia en el planeta.

Lo mire fijamente, mi boca se abrió pero yo no me pude mover. “Así que la única diferencia entre Edward y yo teniendo sexo y… no lo se, Mike y yo teniendo sexo es que ¿Edward es un vampiro?”

Emmett asintió, aún sonriendo.

“¿Entonces cual era el punto de esta conversación?” le grité, sonrojada aún.

Emmett se encogió de hombros. “Jasper y yo apostamos a ver por cuanto tiempo, yo te hablaría de sexo antes de que enloquecieras y empezaras a gritar como histérica. Duraste mas de lo que ambos pensábamos, estoy orgulloso de ti Bella.”

Lo miré de nuevo, mi boca aún abierta mientras se levantaba del sofá. Me dio unas palmaditas en el hombro antes de irse caminando de la habitación. Odio a los vampiros.

los dos lados de jasper




Los Dos Lados De Jasper

Emmett’s POV

Aburrido. Estaba completamente aburrido.

Todos nos encontrábamos viendo un estúpido show mexicano, “La familia peluche”.

-¡Dios, eso era tan aburrido! Deberían de usar comedia que de risa, o que pueda entender- Me quejé, recogiendo los pies y poniéndome en posición fetal.

-Eso es porque tú eres taaaaan infantil.- Dijo Rose, totalmente fascinada por las idiotadas del gran ‘Ludovico P. Luche’

Le saqué la lengua.

Ese Ludovico ya me tenía hasta el gorro por idiota. Pero extrañamente me recordaba a alguien…Bueno, a ignorarlo, ¿cierto?

Todos comenzaron a ponerse de pie, menos yo y Jasper. Iban a ir de cacería, y Jasper y yo nos quedaríamos aburridos. ¡Maldición! Última vez que me ofrezco para ir por adelantado.

-Bien, pues…nos vamos.- Dijo Carlisle, mientras se despedía de nosotros.

-Adiós.- Dijo Edward, ya en la puerta, sin voltear a vernos, llevándose a Bella de la mano. Edward estaba extremadamente emocionado porque Bella podía cazar a su lado. Eso es estúpido. Pero creo que haría lo mismo sí me pasará eso con mi querida Rose.

Se fueron y Jasper subió a la habitación que compartía con Alice. Y digo compartía porque esa habitación parece solo de Alice y Jasper solo se hecha ahí. No sé de donde saca tanta paciencia ni pasión para cumplir cada capricho de Alice sin que esto le moleste, o sin borrar la sonrisa genuina de su rostro. Era todo un débil; un hombre sin hombría. Sí, eso era. Perdía ante la pixie e Alice.

Seguí el ejemplo de Jasper y me fui a mi habitación. Mi habitación de la cuál un hombre estaría orgulloso de tener. Entré a la habitación para encontrarme con paredes rosadas en dos tonos; uno fuerte y uno bajo, con una cama en tono plateado y cojines rojos y rosas. Sí, bueno, yo también era un tanto débil. ¿Pero y qué? Rosalie lo valía. Mi nena lo valía todo.

Prendí el televisor después de buscar el control por toda la habitación. Es decir, chequé los lugares más obvios; debajo de la cama, tras el buró, en donde va el foco de la lámpara, en el closet, en mi gaveta de ropa interior, en la de Rose, entre los cojines, etc. Claro que dejé la habitación hecha un lío, y ¿adivinen donde estaba? En el lugar más ilógico que alguien hubiera podido imaginar; justo al lado de la televisión, con un letrero de mediano tamaño que decía: Emmett, aquí está el control. Te quiero, Rose.

¿A quién se le ocurre buscar el control remoto en ese lugar? Solo a la loca de mi mujer. Y mis hermanos y padres. Bah. Soy el único normal en esta casa. Debería de irme a buscar a alguien tan inteligente como yo.

Prendí la televisión y estaba un comercial de una bolsa multiusos. Quizá debería tomar notas para Rose…o para mí. Las bolsas siempre son útiles. No importa si eres hombre o mujer…o un vampiro. Cambié los canales, y comencé a dar un recorrido. Paré en un programa bobo, donde hablaba de cómo no mal gastar la fortuna. Puras tonterías. Empezó un programa de doble cara. Es decir, personas con personalidad múltiple donde son de una manera con determinado grupo de personas, y de otro modo con los demás. ¡AGUARDEN! ¿Y ese vocabulario? Quizá me está haciendo daño pasar tanto tiempo con Mister- yo-soy-lo-mejor-tocando-el-piano-y-tú-no-Emmett.

Y es que, ¿con que derecho dice que no se tocar el piano si toqué la canción de ‘Te amo, Rose’ escrita por mí? El que sonara mal no es mi culpa. ¿Yo que iba a andar sabiendo que la música iba a salir así? Al menos toqué…

Seguí viendo el programa muy entretenido, hasta que las dudas embargaron mi sana y siempre atenta mente…

¿Y qué si alguien en mi familia no era quién decía ser? O mas bien como decían ser.

¿Y sí alguien guardaba un secreto? ¿Y sí no todos eran lo que creíamos que eran? ¿Y sí JASPER escondía un secreto?

Sí, Jasper. ¿Por qué? Sencillo, siempre se dice le más conocedor de la guerra y todo eso. Quizá es solo una máscara para esconder algo. Además…era el único que estaba en casa.

Fui de puntillas hasta su habitación…

-¿Emmett? ¿Qué planeas hacer? Estoy oyendo fuertes pisadas…y puedo sentir una gran emoción proveniente de tu cuerpo. ¿Qué te tiene tan feliz?- Dijo Jasper desde dentro de la biblioteca de Carlisle. ¿Qué es lo que hay en ese lugar? Nunca me he fijado en realidad. Fuera de la televisión que está al fondo, detrás de los libreros.

-N..nada, es solo que…¡ya empezó la siguiente temporada de Gossip Girl. ¡Está genial, deberías verlo! Blair está causando un escándalo total.- Dije, tratando de disimular.

-No, no, gracias. En realidad ese programa no me gusta. Solo Alice lo ve. Es demasiado ridículo y tonto. Es muy femenino, Emmett, no se porqué lo ves.- Se quejó Jasper.

Me encantaba esa serie, y Jasper lo sabía.

-¡Qué la serie es genial, eh! Sí un día la vez, te enamorarás de ella. Es tonta y muy obvia, pero está padrísima.-

-El día que me guste el libro ese de Private, por Kate Brian, va a ser el día en que a mi me guste esa serie de Gossip Girl.- Contestó, riendo ante el hecho que sabía que yo sabía que él odiaba Private. Se estaba burlando de mi gusto por Gossip Girl. Y todo porque Private era un tonto libro de chicas. Que él leyó cuándo perdió una apuesta contra Edward.

Entré en su habitación sin que él se diera cuenta, lo primero que debía checar era ese lugar. Busqué entre todas sus pertenencias, pero no encontré nada delatador;

Diario- inútil, no servía de nada leer

Ropa interior de Alice- ¡Ey, ese conjunto lo tiene Rosalie también!

Armas- ¡Uy, sí, soy un tipo rudo!

Su ropa- Se nota que Alice la escogió, Jasper no tiene tanto estilo para elegir ropa bien.

Títeres- uhmm…divertido

Libros- Más cosas aburridas.

-No encontraré nada aquí.- Dije en voz baja, mirando todo alrededor. Las cosas de Jasper estaban en todas partes, era un total desastre. Sonreí divertido -¡Genial! Por primera vez la habitación de Jazz se parece a la mía.- Dije, poniéndome de pie.

Iba resignado de vuelta a mí aburrida habitación, cuándo escuché el sonido de la televisión desde el despacho de Jasper.

Me paré fuere y toqué suavemente. Qué la puerta sea débil y casi se caiga es otra cosa. Nadie contestó. Bueno, seguramente no escuchó.

Abrí la puerta sin inmutarme de nada más. Entré tratando de no hacer ruido, y me giré para cerrar la puerta. En el suelo, frente al televisor, estaba sentado viendo Barney y cantando la canción inicial.

Lo vi de manera extraña. Levanté mi dedo índice y lo apunté. Jasper notó mi presencia por primera vez, y me miró como si estuviera viendo al mismo Reptar; miedo. Y es que Reptar en serio que asusta. Su lengua morada era demasiado aterradora.

-¡A…a ti también te gusta Barney!- Dije aterrado, casi gritando.

-Emmett, yo…mira, puedo explicarlo.

-No, calla.- Le ordené, sentándome a su lado. – Y cuándo se hace grande es realmente sorprendente- Me puse a cantar, abrazando a Jasper y moviéndolo de lado a lado.

Jasper me miró sorprendido, y después me siguió el rollo. El episodio fue genial, los chicos se pusieron a pintar toda la casa.

-No puedo creer que te guste, Jazz- Le dije, de manera inconsciente, solo por sacar plática.

-Ni yo. Que te guste a ti es fácil de entender, pero ¿a mí?- Dijo Jasper, mirando alrededor. –Cualquier cosa que digas, y te mato.- Me dijo. SU mirada me decía que de verdad estaba dispuesto a matarme.

-¿QUÉ? ¿Tú pequeña y dulce Alice no sabe? ¿Tú confidente? ¿Tú mujer? ¿Le escondes tu otro tú?- Le dije, bombardeándole con preguntas.

-No, no quiero que me vea como un tonto, ahora cállate, ya puedo sentir su felicidad, no tardan en llegar.-

-¿En serio?- Pregunté, sonriendo de manera malvada.

-No te atrevas- Me amenazó, con un tono malvado que nunca había escuchado en nadie antes. Solo en un maníaco en televisión. A no, había sido la semana pasada, Jasper me había amenazado de muerte por que había herido los sentimientos de Alice.

Salí corriendo de la habitación, directo a las escaleras. Los demás iban llegando.

-¡Alice, necesito hablar contigo! ¿A que no sabes qué?- Le dije presuroso, mientras corría escaleras abajo.

Ella volteó a verme.

Entonces, Jasper brincó sobre mí, tapándome la boca. Ambos caímos de bruces al suelo.

-Ni se te ocurra, gigantón.- Me dijo, sin quitarse de encime.

-Chicos, ¿qué sucede?- Preguntó Alice, acercándose a nosotros.

Jasper se tensó al darse cuenta del show que había dado frente Alice.

-Amor, yo…- Dijo, parándose de encima de mí.

-¡JASPER VE BARNEY!- Grité a todo pulmón.

Todos voltearon a verme, y después a Jasper.

-Emmett, hermano, corre ahora o muere aquí.- Dijo Edward.

-Más vale que digan aquí corrió, que aquí quedo.-. Dijo Rose.

-Lo siento, Emmett, no creo poder pararlo.- Dijo Carlisle.

-Lo siento, corazón. Tú te lo buscaste.- Le apoyó Esme.

-Emmett, corre rápido, por favor-. Me pidió Bella.

La respiración de Jasper era pesada, tenebrosa. Me miró de manera asesina.

-Es mi final.- Dije, comenzando a correr por toda la casa, con Jasper pisándome los talones.

-Ja..Jasper ve…Bar..Barney ¡Jasper ve al dinosaurio lila gigante que dice tontería y que asusta mucho!- Dijo Alice, al borde de la histeria.

Reí en voz baja, pero me arrepentí al instante, al escuchar el gruñido salvaje que Jasper dejó escapar.

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espiral estatica




Espiral estática

La estrategia que utilizaba en algunos momentos era salir corriendo. Cuanto más lejos, mejor. Rosalie no tenía problemas para dar excusas, pues con decir que necesitaba cazar más a menudo ya tenía el plan perfecto. Nadie la creía desde hacía casi un mes, pero tampoco lo decían en voz alta.

Y constantemente se prometía a sí misma no volver a marcharse porque era algo absurdo e impropio de ella, aunque siempre terminaba siendo incapaz de cumplirlo. Sólo Edward era testigo de los debates internos que sufría su hermana, por mucho que ésta tratara de no pensar en ello, y de los atisbos de ataques de rabia que la recorrían en los instantes previos a decidir largarse de nuevo.

Porque Rosalie no calculó debidamente las consecuencias de salvar a Emmett y hacer que se quedara con su familia. Ahora las cosas habían ido cambiando y eso no le gustaba, no le gustaba porque no estaba saliendo como ella quería.

Cuando se miraba al espejo para peinarse los bucles tras haber pasado horas y horas tumbada en la cama sin mayor escape que el de contar las líneas del techo, escuchaba uno o dos pasos lentos y silenciosos a través de la puerta entreabierta de su habitación, lo que la impulsaba a elevar la vista y vislumbrar una sombra alejándose desde la parte superior del espejo. Lo único que podía hacer era mirar para otro lado y respirar hondo, sintiéndose extrañamente incómoda de nuevo.

Aquella situación se repetía muchos días, hasta que conseguía atacar sus nervios debido a esa estúpida inseguridad que la rondaba. Porque sabía perfectamente quién la miraba a escondidas y Rosalie se cabreaba cada vez más por pensar siquiera en tener la culpa de la fijación de Emmett, para recapacitar segundos después y darse cuenta de que no era algo tan grave.

Lo que no soportaba eran sus propios cambios de humor tan repentinos, puesto que perfectamente podía pasar días sentada en la salita con él a su lado, sintiéndose más cómoda de lo que habría imaginado, ambos en silencio y sin nada que hacer, como necesitaba alejarse todo cuanto sus piernas sobrehumanas le permitieran.

Y eso lograba sumirla en una serie de inexplicables pensamientos que no podía hilar para llegar a solucionar su situación. Eso sin contar que el tema del ángel la perseguía a todas horas, poniéndoselo más difícil todavía. Cuando estaba sola, únicamente soltaba quejidos y ruidos de molestia hacia sí misma; nunca había tenido las ideas tan poco claras, ni le había costado tanto entender el porqué de las cosas. Y cada vez que decidía marcharse, se veía inútil y caprichosa.

No precisaba de nadie que le recordase su naturaleza antojadiza y egoísta, pues ella era lo suficientemente inteligente como para saber de qué pie cojeaba, pero no creyó que también le sucedería con el que ella misma había supuesto sería una ayuda.

Ahí estaba el verdadero problema: en el momento en que lo vio, estuvo segura de que él sería algo bueno para ella y para su actual existencia. La ayudaría a ser más feliz y le recordaría lo que necesitaba. Sin embargo, sólo estaba trayendo una cantidad ingente de pensamientos que resultaban contraproducentes para ella y su estabilidad.

Y otras veces cuando pasaban tiempo juntos, aunque sólo fuese él quien hablaba, Rosalie volvía a encontrarse bien, a gusto. Por supuesto, ella no pensaba en lo mismo que lo hacía él aparentemente, pero no se sentía en absoluto incómoda, sino que eran momentos por los que le agradaba pasar.

Es más, intentaba hacerse la tonta ante los comentarios que Edward soltaba de vez en cuando al respecto de los sentimientos de Emmett y cómo lo estaba tratando, porque no era cierto y ella lo sabía. O creía saberlo. Quería saberlo, quizá. Al menos durante los primeros meses. Y aún así, no era algo por lo que ella no hubiese pasado anteriormente, así que sólo tenía que seguir como hasta ahora y aprovechar su compañía como ella deseaba. Porque Emmett para ella era un miembro más de su familia ahora, alguien que la ayudaba a seguir sobreviviendo y que había dejado claro en varias ocasiones que haría cualquier cosa con tal de proporcionarle felicidad.

Probablemente tuvo en cuenta las ocasiones en que él se levantaba del sillón, totalmente azorado, y se iba a dar una vuelta por el jardín. También todas aquellas en las que lo pillaba mirándola sin parpadear durante un montón de minutos y, sobre todo, esas veces en que trataba de hacerla reír bajo cualquier pretexto y le pedía que volviera hacerlo porque la casa se notaba más confortable con el sonido de su risa. Sí, era entonces cuando Rosalie decidía echar a correr y no regresar hasta un par de días después.

Y no era por miedo, no hacia Emmett, al menos, sino porque era capaz de saber que algo estaba cambiando a su alrededor y en ella misma. Algo que no estaba en absoluto segura de permitir, debido a que su confianza no era un objeto fácil de regalar ni tampoco le entusiasmaban los cambios.

Sin embargo, lo que la preocupaba en realidad era el empeño que éste había puesto desde el comienzo. Ella sabía que Emmett era agradable y se le daba bien eso del trato con los demás, pero no era posible sentirse tan confortable al lado de alguien a quien conocía desde hacía unos meses. Alguien que ya era consciente de la necesidad de confiar en otro que ella pedía a gritos, aparentemente.

Marcharse no era más que una forma de hacerse daño a sí misma, alejándose de la estabilidad de su itinerante hogar aunque fuera durante uno o dos días. Era entonces cuando llegaba a la conclusión de que tenía serios problemas y decidía regresar.

Pero tuvo que llegar un día, otro de esos en los que tranquilamente decidía jugar con él a las cartas y se entretenían intentando construir castillos gigantes con ellas, para que Rosalie confirmase que ya no podía soportar salir huyendo. El juego del escondite no estaba haciéndole ningún bien.

Un par de semanas atrás, Emmett se preparó a sí mismo para verla salir a cazar de repente en cualquier momento, ya que, así, no lo pillaría desprevenido. No estaba cien por cien seguro de si eso era algo normal, más que nada porque a él no le permitían hacerlo, pero si Rose lo hacía, debía serlo. De todas formas, se había fijado en los instantes precisos que ella elegía y no eran al azar, por lo que comenzaba a sentirse algo molesto. Si no deseaba su compañía, no tenía más que pedírselo y él se largaría a otra parte; no tenía intención de obligarla a marcharse todas las veces que él la aburriese o la pusiera nerviosa.

Fuera porque lo esperaba o quién sabe la razón concreta, Emmett se levantó al mismo tiempo que Rosalie, ambos impulsados por un resorte invisible apostado en sus asientos.

Ella lo miró alzando una ceja y él permaneció totalmente estático en su lado de la mesa, hasta que Rosalie tuvo la tentación de girarse en dirección a la puerta. No obstante, habría sido algo casi imperceptible para la vista humana, pues regresó a mirar los ojos de un intenso color borgoña y apartar la mirada de nuevo.

No quería seguir huyendo. Ni en la realidad, ni de manera metafórica.

Se estiró la falda con las manos y se sentó totalmente recta en el sillón que había ocupado antes, bajo la interrogante pose de Emmett.

No estaba, en absoluto, segura de lo que iba a hacer, pero había algo en él que le pedía a gritos la verdad. Su verdad. Lo percibía cada vez que él le contaba con pelos y señales alguna de las estupideces que hacía cuando era humano, todas aquellas que a ella le sonaban tan horribles y para nada normales. Pero él confiaba en ella para contárselo y le transmitía una seguridad que muchas veces resultaba gratificante. A pesar de todo, nunca había tenido que hablarle de aquello a nadie, ya que cuando Carlisle la encontró todos supieron perfectamente lo que había pasado y lo que había hecho después, así que no sabía si sería capaz.

Era lo justo, supuso; ella lo había arrastrado hasta lo que eran ambos ahora, así que lo menos que se podía pedir era saber por qué odiaba todo aquello. Emmett había intentado preguntárselo en varias ocasiones, pero siempre se retiraba con anterioridad de manera estratégica.

Mientras tanto, él prefirió quedarse de pie con las manos en los bolsillos del pantalón. Esperando.

—Iba a casarme, ¿sabes? —si hubiese sido humano, el rostro de Emmett se habría convertido en una peculiar mezcla de colores de lo más variopintos; si bien ahora únicamente podía dejar que su boca se entreabriese por la sorpresa—. Una semana después. Estaba predestinada a ser la mayor boda que Rochester había visto en mucho tiempo y la gente lo comentaba en todas las ciudades del condado.

—Eras muy joven —soltó él, a la defensiva.

—¿Y? Conocía a gente que se había casado mucho antes. Además, yo era guapa y estúpida —Emmett notó cómo los labios ahora sin pintar de Rosalie se juntaban y únicamente dejaban ver una fina y rígida línea. No le agradaba que hablara así de ella misma—. Hacía todo lo que mis padres deseaban y, en el fondo, yo también anhelaba aquello.

—¿Era amigo tuyo?

—Era el hijo del dueño del banco en que trabajaba mi padre. Muy rico, no sólo en Rochester.

Eso lo cogió por sorpresa. Aunque su familia nunca había tenido demasiado dinero, sí había visto a unos cuantos ricachones venidos a menos durante la Gran Depresión: todos ellos querían conservar lo que poseían aun a riesgo de tener que hacerse daño los unos a los otros, y sus mujeres siempre eran hermosas. Como ella. Pero no había imaginado un futuro como ese para Rose, su Rose.

—Yo era feliz con mis fiestas y mis vestidos nuevos —continuó, ahora modulando un poco el tono de su voz hasta hacerlo sonar orgulloso—. Me gustaba pasearme por ahí de su brazo y sin tener que decir nada, porque mi alianza y él ya lo decían todo. Era sencillo. Todo en mi vida lo era, a decir verdad.

—Supongo que tus fiestas eran bastante diferentes a las mías —masculló Emmett, logrando que Rosalie torciese un poco la cabeza y alzase la vista que hasta entonces había estado plantada sobre la mesa.

—Supones bien.

—Y yo nunca habría podido regalarle a una mujer otra alianza que no fuese la de mi madre.

Eran comentarios como aquel los que hacían sentir a Rosalie fuera de lugar. Luego, se sacó un pañuelo de algodón que llevaba siempre en un costado de la falda y comenzó a doblarlo.

—Él era muy guapo: rubio y de ojos azules. Las pocas miradas que no conseguía yo, eran para él. Soñaba a menudo con cómo serían nuestros hijos y en si poseerían ojos de azul cielo como los suyos o celestes, igual que los míos. A eso se resumía todo.

—Todos en mi familia teníamos los ojos oscuros, negros como el carbón. No te habrían gustado.

—Empiezo a preguntarme si esto ha sido buena idea.

Bastante le había costado considerar prudente decirle algunas cosas de su pasado, para tener que estar recibiendo un sermón por ello. Quizá se había equivocado y debía seguir guardándoselo todo para ella.

—Lo siento —se había acercado muy rápidamente; no quería perderse nada de lo que pudiera contarle, aunque estuviera resultando extraño y algo incómodo. Y jamás se había permitido hablarle en ese tono, hasta entonces.

—Edward me odiaba —soltó una risa, más amarga que otra cosa.

—Y tú también a él.

—Oh, por supuesto. A él y a Carlisle. No me caían bien, pero ahora sé el porqué. Esme siempre desprendía demasiada dulzura como para que me fijase en ella, así que lo más probable es que jamás la hubiese mirado a la cara durante cinco segundos seguidos.

—Pero tú los quieres…

—Sí, son todo lo que tengo —aceptó—. Sin embargo, en aquella época me molestaba cualquiera que tuviera mayor belleza que yo. Ya te he dicho que mi mundo se reducía a ello, no veía que hubiera nada más allá. No me lo habían enseñado.

Emmett no acertaba a comprender por qué le contaba todo aquello o por qué ahora y no antes, o después. Del mismo modo que no había imaginado que su precioso ángel hubiera sido esa clase de mujer; no lo parecía desde que vivía con ellos.

—En cierto modo, tampoco podía aspirar a llevar una vida diferente. Yo era hermosa y mis padres lo sabían, así que decidieron aprovecharse de esa condición. Tampoco se les puede recriminar.

—No eras un objeto de su propiedad. Ni de ellos, ni de nadie.

—Eso está muy bien ahora, cuando ha pasado el tiempo, pero yo únicamente deseaba conseguir que se sintieran orgullosos. Eran mis padres.

—Deberían haberte cuidado.

—Y lo hicieron, sólo que no de la manera en que tú podrías entenderlo, quizá.

—Tengo muy claro lo que incluye cuidar a otra persona —alegó, sintiéndose absurdamente ofendido.

—Tampoco creo que llegaran a pensar que algo así pudiera suceder…

—¿Algo como qué? —preguntó él, curioso. No había pasado desapercibido para él esa cadencia descendente en la voz de Rosalie; no eran muchas las ocasiones en las que se la había notado, si bien sabía que no le gustaba que la emplease.

Ella se quedó callada, sin saber si debía continuar o simplemente era propio zanjar la conversación en la parte más opulenta de su propia historia. En el envase de Rosalie Hale. Empero, tampoco deseaba que la imagen que guardase Emmett de ahí en adelante fuese tan superficial y tan simple. No quería que pensara lo mismo que Edward y ambos se creyeran moralmente superiores.

Y de repente, multitud de recuerdos comenzaron a pasar delante de sus ojos otra vez.

—Debería haber llamado a mi padre, era muy tarde. Se había hecho de noche y nevaba, así que no creo que Vera hubiese tenido inconveniente en que permaneciese en su casa por un rato más —hablaba demasiado rápido y, aún así, Emmett la seguía con una precisión que no habría conseguido hacía unos minutos. Ni siquiera podía dar explicación a su capacidad para permanecer durante tanto tiempo en la misma conversación, pero quizá su deseo por escuchar cada una de sus palabras estuviera surtiendo mayor efecto del esperado—. Fui demasiado imprudente y hacía frío, recuerdo que me abroché fuertemente la pequeña chaqueta que llevaba. Y a pesar de la incomodidad de salir a la calle en esas condiciones, lo único que me preocupaba de verdad era si podría continuar con los planes de celebrar la boda al aire libre. Era abril y para nada normal tener un tiempo como aquel.

—Rosalie…

—Pero entonces les escuché. Estuve tentada de regresar y llamar a mi padre, porque no me parecía buena idea pasar cerca de hombres ebrios —agitaba levemente la cabeza a la vez que continuaba, sin prestar atención a la llamada de Emmett—. Ni siquiera me di cuenta de que mi prometido estaba entre ellos, hasta que me llamó.

Hacía ya mucho rato que Emmett había recordado algo que le había contado Edward, algo sobre las circunstancias en que Carlisle salvaba a la gente. Nada de matar, ni víctimas al azar, sólo personas al borde de la muerte que, de otra manera, no habrían sobrevivido. Exactamente igual que él. Y las palabras de Rosalie no hacían más que dar vueltas y vueltas dentro de su cabeza. Aunque en realidad, eran más como una gotera constante: gota a gota, palabra a palabra, rezumbando en su mente y haciéndole daño.

—Me atacaron. Todos. Royce y sus amigos —el silencio se hizo dueño de cada rincón de la habitación durante un instante, aunque sólo fue allí, porque en la cabeza de Rosalie toda una serie de ruidos habían vuelto a repetirse—. Todavía puedo recordar el sonido de los botones de mi chaqueta cayendo al suelo, rodando y deteniéndose de repente. Se esparcieron por todas partes y se escucharon igual que un eco molesto que me mareó durante unos segundos, aunque no los suficientes como para lograr que nada de aquello pareciera real.

Emmett también podía escucharlo: el sonido de los botones cayendo de vez y salpicando el suelo como una sinfonía en su crescendo. Y después, ya no quiso escuchar ni mirar más.

Mirando a un lado y otro del suelo, intentó que el resto de los recuerdos no regresaran otra vez. Y, al mismo tiempo, sintió como si una carga se evaporase dentro de su cuerpo, como si contárselo a Emmett hubiera supuesto un beneficio para ella. Algo que no estaba sucediendo con él, que había comenzado a emitir sin darse cuenta una serie de sonidos no demasiado amistosos para un ser humano. Ahora era su cabeza la que debía detenerse rápidamente, porque creía que iba a terminar por volverse loco.

—Pero no morí. Llegué a pensar que era alguna clase de tortura por algo que había hecho mal y por eso ni siquiera podía morirme. No sentía la mayor parte de mi cuerpo y la nieve habría terminado por cubrirme si Carlisle hubiese tardado un par de horas en llegar.

Emmett notaba su propio veneno recorriéndole todo el cuerpo a una velocidad tan elevada como en las dos ocasiones que había matado a personas sin que nadie se enterase. De igual modo a si estuviera preparándose para atacar, sólo que, en esos momentos, no había nadie a quien poder asestarle un golpe como los que se le estaban ocurriendo.

Para él era imposible, no podía haberle sucedido algo así a su precioso ángel. Nadie podía haberla tratado de esa forma. No podían haberle arrancado la vida así, de un modo tan rastrero. Menos aún la persona que se suponía iba a cuidar de ella siempre; aquello no estaba bien, era horrible. No debería haber sucedido. No deberían haberlo permitido.

—Y, aún así, lo consiguió. Me cogió y me llevó a su casa, sin preguntar. No se paró a pensar en si era lo que yo quería y deseaba convertirme en un monstruo para toda la eternidad o, en vez de eso, prefería ser enterrada dignamente bajo las lágrimas de mis padres.

Entonces fue cuando lo miró, sintiéndose de nuevo un poco culpable por lo que ella misma había decidido hacer. Igual a si quisiera pedirle perdón y no quedar como una hipócrita ante sus narices, diciéndole que odiaba una cosa que después le hizo a él.

—Los maté, a todos ellos. Poco tiempo después de que Carlisle me transformarse, decidí que era lo correcto. Era lo que se merecían y debía ser yo quien lo hiciera —eran contadas las ocasiones en que Emmett la había escuchado tan decidida, y no le importaba en absoluto que hubiera matado a unos cuantos desgraciados. Lo único que le molestaba era haber perdido el turno, ya que en los pocos minutos que habían transcurrido ya había trazado varios planes distintos para hacerlo él. Y ninguno de ellos incluía beber su sangre—. Nadie lo supo en Rochester, por supuesto.

Rosalie no podía evitar ver una imagen repetida en cadena cada vez que pensaba en su antiguo hogar: porque el pequeño Henry jugueteando tirado en el suelo daba vueltas a su alrededor como una extraña ensoñación que era imposible no mirar.

—A pesar de todo, no fui justa contigo. Dejé aparcados mis propios deseos a un lado porque no quería que murieses —se lo quedó mirando, absorta todavía en su imaginación—. Y no se trataba de salvarte a ti, era un simple medio para salvarme a mí misma.

—Habría muerto de no ser por ti, así que no me importan las razones. Y haré cualquier cosa para pagártelo.

Sonaba sincero, más de lo que Rosalie había escuchado a nadie nunca. Más que cuando Carlisle y Esme la acogieron entre ellos y le dijeron abiertamente que se encontraban felices por haber conseguido que se quedara. Muchísimo más.

—No soy un ángel, ¿de acuerdo? Creía haberlo dejado claro antes. Y no era a ti a quien estaba salvando.

—No importa cómo te veas a ti misma, Rosalie —nunca se permitía llamarla “Rose” abiertamente—, eres lo más parecido a un ángel que me he encontrado nunca. Y lo seguirás siendo.

—Hace ya tiempo que ni siquiera me alegro de ser hermosa. No estaría ahora aquí si eso hubiese sido diferente.

Ella pensó que únicamente se refería al aspecto físico, mas no era así. En su cabeza, Emmett abarcaba mucho más aparte de eso, a pesar de que aquello hubiese sido la primera señal que se apareció ante sus ojos cuando agonizaba. Y ahora ya era consciente de aquello que había notado en el rostro de Rosalie la primera vez que despertó tras su propia conversión: todo ese peso invisible que cargaba encima y no la dejaba girar con el resto de planetas y estrellas. Todo lo que él mismo había visto y hacía tanto tiempo que quería hacer desaparecer.

Se nombró a sí mismo actor en la tarea de solucionarlo, sin saber siquiera de qué se trataba. Y ahora que por fin era conocedor de parte del dolor que aquella mujer tenía, seguía empecinado en la misma idea. Costara lo que costara. Porque por mucho que ella lo negara, él era algo así como un superser gracias a la decisión y el esfuerzo que había llevado a cabo. Lo salvara por la razón que fuera, el resultado era lo importante. Y él estaba seguro de que, además, no se arrepentía de haberlo hecho.

—Lo digo en serio, no deberías verme de esa forma. No está bien.

—Me gustaría decidir lo que está bien o no, por esta vez.

Un final humano tan desagradable no iba a cambiar lo que Rosalie suponía para Emmett, ni tampoco lo que había hecho por él, luego no estaba dispuesto a permitir que se sintiera diferente o menos de lo que ella merecía en realidad. Porque él no había tratado mucho con mujeres como ella, pero Rose seguía siendo su Rose sin que ella lo supiera.

Rosalie giró la cara, ofendida porque siguiera empeñado en llevarle la contraria y hablarle de esa forma. Y aún así, había una parte de ella, una pequeñita parte, que se sentía bien pensando que alguien pudiera tenerla en una concepción como esa. Talvez no era suficiente para calmar ese remolino de sensaciones que la recorrían desde la cabeza hasta los pies, algo entre humano y no humano, ni harían que todo lo pasado jamás hubiese sucedido, pero era claramente algo bueno. Y lo más probable era que, desde entonces, comenzaría a estarle algo más agradecida, en lugar de dejar que su cabeza diera vueltas como una peonza sin control y le hiciera daño sin necesidad.

—Y la verdad es que necesito ir a cazar. Ahora. Puedo pedírselo a Edward.

No quería sonar grosero, pero de veras que lo necesitaba. No controlaba demasiado sus apetitos, aunque sí podía darse perfecta cuenta de cuándo estaba a punto de destrozar la casa a golpes. Y aquella era una de esas veces, que no se repetían precisamente demasiado a menudo. Debía descargar toda la tensión y esas fuerzas que lo aprisionaban desde que había escuchado todo lo que Rosalie le había contado, así que fue a buscar a Edward y ambos se marcharon enseguida mientras ella los observaba desde el quicio de la puerta.

martes, 21 de abril de 2009

ella decide



Emmett POV

- ¿Cuál te gusta más? ¿Negro o blanco? – Rose me pregunta enseñándome los cojines

- Negros – respondo sabiendo que ella los quiere blancos

Obviamente, Rose compra los blancos.


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- ¿Cuál me pongo? ¿El rosa o el rojo? – me enseña ambos vestidos

Yo lo medito, el rosa es sencillo y bello, el rojo es sexy y atrevido.

- El Rosa – respondo

Y Rosalie se puso el rojo.


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- ¿Física o Historia? – me pregunta Rose mientras llena nuestras solicitudes

- Historia

Y ese año, Rose y yo nos inscribimos a Física.


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- ¿Em a la izquierda o a la derecha? – me pregunta mientras acomoda un cuadro.

- A la izquierda – respondo a sabiendas de que el cuadro quedará a la derecha.

Cuando salgo del baño, el cuadro está a la derecha.


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- ¿Mi amor, el de terciopelo o el de seda? – Rose me enseña ambos vestidos, yo la abrazo y la beso

- llévate los dos, mi amor

Ella me regala una sonrisa y vuelve a besarme.


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- ¿A dónde vamos? ¿Al Caribe o a Alemania? – Rose me pregunta mientras vemos los folletos de los viajes de luna de miel

- Alemania

- ¿Y si vamos a los dos? – Rose sugiere con esa mirada suya

Y fuimos a los dos


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- ¿Amor, de tela o piel? – me pregunta mientras estamos en la distribuidora, eligiendo su nuevo auto

- Piel – respondo y le sonrío pícaramente

Rose sonríe sensualmente, a ella no le gusta como queda marcada la tela en su piel cuando…


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- ¿Emy, suelto o amarrado?

- Suelto

Y Rose salió del baño con un baby doll negro y el cabello amarrado

- Creo que yo sugerí suelto – le dije desde la cama

Ella me mira sensualmente y se desamarra el cabello con un movimiento muy, muy sexy


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- ¿Mi amor, agua fría o caliente? – me pregunta Rose antes de que nos metamos a bañar

- mmm… yo puedo calentarte sin la necesidad del agua caliente – le dije mientras la abrazaba y mordía su cuello juguetonamente y ella reía

Esa mañana nos bañamos con agua fría.


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- Emy ¿osos o pumas? – me preguntó Rose antes de salir a cazar

- Osos

Y esa ida a cazar, corrimos tras los pumas


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- ¿Mi amor, en las escaleras… o en el piano de Edward?

Los dos nos miramos. Esa noche, el piano de Edward fue testigo de nuestra pasión.

No importa que Rose sea la que siempre decide todo, si ella es feliz, yo no puedo evitar serlo también.


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- ¿Emy arriba o abajo?

- Las dos

Y esa noche ambos estuvimos arriba y abajo.


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- ¿mi amor, dulce o apasionado? – le pregunto a Rose

- Las dos – me contesta con una sonrisa

Y esa noche, nuestra sesión de amor fue dulce y apasionada


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- ¿Rose, antes o después?

Ella sonríe coqueta

- Durante

Y en el durante, acerqué mis labios a su oído

- Te amo Rose

- Y yo te amo a ti Emy

Y por eso, no importa que ella elija todo, porque sin importar lo que decida, ella me ama y es feliz, y eso es lo único que a mí me importa.

esa es mi familia!!



espero les guste jjeje les juro que se reiran amas no poder como surgio no pregunten porque ni yo misma se jeje los kiero
Rose



Edward´s POV

Suspiré melancólicamente, tratando de alejar mi mal humor mientras me bajaba del coche. Era media tarde, y acababa de dejar a Bella para trabajar en la tienda de Mike. Ella había estado trabajando allí durante meses, y había tratado de insinuarle que debería dejarlo desde hace casi el mismo tiempo. No solo me sentía incómodo al pensar que ella estaría cerca de ese malcriado niño todo el tiempo, y ya que ella se convertiría en mi esposa pronto, quería ser el único en apoyarla.

Y, como siempre, ella insistía en ganar su propio dinero. La admiraba por ser tan independiente, pero no podía dejar de desear que me permitiese mas en lo que a complacerla se refiere.

Dejé escapar un profundo suspiro, sabiendo que ella se negaría a todo. Así que, si ella quería permanecer trabajando durante este último mes, no la detendría. Eso no quería decir que no me sintiese secretamente infeliz.

Me deslicé por los peldaños hacia mi hogar, observando casualmente el reloj mientras abría la puerta y entraba adentro.

Solo cinco horas más hasta que la recoja.

“¡Edward! ¡Por fin estás en casa” dijo Emmett radiante, interrumpiendo mis melancólicos pensamientos. Estaba tirado en el sofá al lado de Jasper, ambos mirándome expectantes.

Entrecerré mis ojos ligeramente.

“Lo estoy” respondí, desprendiéndome de la chaqueta para colgarla. Ambos estaban bloqueando sus pensamientos, lo que me hizo sospechar de inmediato. Me giré para mirarles, obsequiándoles con una curiosa expresión. “¿Qué es lo que estáis tramando?”

“Oh nada” dijo Emmett, ondeando su largo brazo en una actitud despreocupada. “Íbamos a ver una película ahora, ¿te apuntas?”

Miré el reloj de nuevo. No tenía nada que hacer durante la tarde, y acababa de ir de caza anteayer...

“Claro” dije, preparado para sentarme en mi sitio habitual.

“Espera” dijo Jasper parando mis movimientos. “Ya que estás levantado, ¿podrías... poner el DVD rápido?”

Asentí y me liberé de su mano, girándome después y dirigiéndome hacia la televisión.

En mi camino hacia allí eché un vistazo rápido a la parte delantera y me quedé mirándola perplejo.

¿¡Pero qué narices!?

Sentí la vergüenza por mi cuerpo rápidamente.

Reconocí el DVD de Virgen a los 40, pero en lugar del 40 había recortado un papel que tenía el número 117 marcado en rosa.

Me giré enfadado y antes de saber lo que se me venía encima, arrojé el DVD a través de la habitación, dándole de lleno a Emmett entre los ojos. Pero él casi no lo notó debido a que ambos estaban echados en el sofá, completamente histéricos.

“NO ha tenido gracia” les dije mientras reían, tratando de manifestar mi incomodidad para que Jasper la pudiese sentir. Me derrumbé en la silla, cruzando los brazos sobre el pecho.

Les observé irritadamente mientras trataban de acomodarse y contenerse.

Jasper se calmó y recogió el DVD del suelo. Se dirigió hacia mí con contenido entusiasmo.

“¿Hay algún problema Edward?” dijo, su voz quebrada mientras trataba de mantener una expresión serena.

Le miré y no respondí. Jasper me miró a la cara y se echó a reír otra vez histéricamente, casi tropezándose con el sofá. Gruñí y coloqué dos dedos en el puente de la nariz, tratando de forzarme para ignorarles.

Emmett, quien todavía estaba histérico, se acercó a Jasper para poder ayudarle a sentarse.

“Ahhha” dijo suavemente, y volvió o reírse. Me miró por primera vez con los labios fruncidos por tratar de no reírse.

“Sois un par de idotas” siseé.

“Emmett alzó las cejas y después trato de coger el DVD de las manos de Jasper. Miró la portada y jadeó sonoramente, su mano volando hasta su pecho en falsa sorpresa.

“¿¡virgen a los 117!?” dijo con voz sorprendida. “¡Ese no es el nombre de la película!” cogió a Jasper del cuello y lo alzó.

Jasper dejó escapar una risa silenciosa, cogió el DVD y miró la cubierta con disgusto.

“¿Quién en su sano juicio vería esto? Gruñó. Quitó el papelito de la cubierta y lo arrugó en su puño. “Ah, esto está mejor” abrió la mano y tiró el trozo de papel mientras se dirigía hacia la televisión.

Gruñí sonoramente.

“Veamos la película” dije entre dientes. Sinceramente, cualquiera pensaría que son un par de adolescentes hormonales de la manera en la que se comportan.

“Si, ha estado mal por parte de Jasper” replicó Emmett, sentándose de nuevo en el sofá y apoyó un pie en su rodilla. Se giró hacia mí y alzó las cejas.

Los ignoré a ambos, resistiendo la tentación de golpearles hasta dejarles en el suelo.

Jasper esperó hasta sentarse y apretar el play. Durante unos cinco segundos nos mantuvimos en la oscuridad...y luego empezó.

Allí estaba Emmett- llevando puesta una falda vaquera corta y blancas playeras- caminando por lo que parecía nuestro patio trasero. Llevaba puesto un ridículo top rosa y, para mi completo desconcierto, un sujetador naranja de encaje viéndose por delante.

Y, para rematarlo, llevaba una peluca castaña larga que rizaba entre sus dedos.

Era horrible y perturbador, pero yo estaba completamente congelado por la sorpresa y no pude dejar de mirar.

“Oh cariño” la chica Emmett dijo sin aliento en una horrible voz femenina. Observé con repulsión mientras meneaba sus caderas de un lado para otro, caminando desde una parte de la pantalla hasta la otra. “Oh, ¿Qué debo hacer?” dijo más alto, y después se dejó caer en la hierba aterrizando en su estómago.

Posó la cabeza entre sus manos e impulsaba los pies hacia delante y hacia atrás.

“¿Bella?” de pronto sonó una profunda voz.

Para mi completa aberración, Jasper apareció en la pantalla llevando puesta mi ropa y una peluca color cobrizo, obviamente pretendiendo que era yo.

“¿Que pasa Bella, mi ÚNICO amor, mi preciosa humana?” dijo Jasper dramáticamente mientras se dirigía hacia Emmett y le cogía ambas manos.

“¡Hola Edward!” contestó Emmett con exagerada felicidad. Se trató de levantar cayéndose de nuevo en el proceso.

“WHOAAAAAA” gritó Emmett mientras se caía lentamente, girando y ondeando sus brazos.

“¡BELLA!” Gritó Jasper, tratando de alcanzar a Emmett.

“Oh, ¡Edward soy tan torpe!” dijo Emmett cuando paró de rodar.

“Vamos” dijo Jasper. “Déjame que te ayude”

Cogió las manos de Emmett, pero en vez de ayudarle a levantarse, terminó levantándola en círculos a diez pies del suelo

“¡Oh Bella!” dijo Jasper mientras bajaba a Emmett del suelo. “Lo siento, ¡algunas veces olvido lo ligera que eres!”

“Eres tan fuerte” mirando hacia abajo.

Jasper hizo una mueca y despeinó su cobrizo pelo. “Lo se” fue su respuesta. Pero después su rostro cambió a uno de alerta. “¿Escuchas algo?” susurró.

Emmett trató de escuchar. “No”.

“¡Yo tampoco!” de repente gritó Jasper, tomando su rostro entre las manos. “Todavía no puedo escuchar tu mente Bella, ¡Ugh!” vaciló un momento antes de dejarse caer en la hierba.

“Oh Edward, mi tonto vampiro, no te pongas triste por eso! Eso ya es pasado, pensemos en el futuro, ya sabes, cuando me cambies a un...”

“¡NO LO DIGAS!” Jasper chilló y brincó del suelo.

La cámara se fue un poco para la izquierda, y pasó a otra escena. Allí había como seis televisiones al azar. La escena estaba en silencio, hasta que Jasper se pareció por la izquierda y empezó a golpearlas una por una repente.

“Querido, ¡no te atrevas!” gritó Emmett.

SMASH

“piensa en...”

SMASH

“¡convertirme en un vampiro!”

SMASH

Jasper golpeó todas hasta que todas ellas estuvieran destruidas. Entonces, continuó con todas hasta dejarlas en cachitos, asegurándose que todos estaban destruidos.

“¡Para Edward!” dijo Emmett con su voz de chica, apareciendo en escena y achuchándose a Jasper.

“Lo siento Bella” dijo Jasper, sacudiendo su pelo de nuevo. “No pretendía sobreactuar”

“Hmph” Emmett cruzó los brazos mordiéndose el labio superior, haciendo un puchero.

“¡OH Bella!” dijo Jasper, su rostro convirtiéndose en uno de arrepentimiento. “¡No te enfades conmigo! ¡No puedo soportarlo cuando estás enfadada conmigo! Oh no... ¡oh no! ¿¿Me seguirás dejando verte dormir esta noche?? Los ojos de Jasper se abrieron de improvisto mientras esperaba su respuesta.

“Vale Edward” dijo Emmett con un tono de voz cansado. “Pero se otra manera en la que puedes recompensarme.” Una sonrisa cruzó su rostro.

“¡Lo que sea!” dijo Jasper. “¡Haré lo que sea!”

Y con eso, Emmett comenzó a caminar hacia Jasper, intentando parecer seductor. Jasper empezó a asustarse y a alejarse...

“¡NO BELLA!” gritó, mientras Emmett trataba de quitarle la camisa. “¡TODO MENOS ESO!”

“Pero Edward” protestó Emmett. “¿¡POR FAVOR!?”

“¡No!, NO, ¡NO!” dijo un desafiante Jasper, y se giró y corrió hasta el árbol más cercano, al cual se subió. “¡No lo haré!” dijo como un niño pequeño y se cruzó de brazos “¡NO PUEDES OBLIGARME!”

“¡Bájate de ese árbol!” gritó Emmett, poniendo las manos en sus caderas.

“¡Jura que no harás eso de nuevo!” dijo Jasper, mirando a Emmett.

“DE ACUERDO Edward” dijo Emmett con voz cansada, alzando sus manos en señal de derrota.

Jasper se bajó del árbol. “¡Será mejor que no TOQUES esta ropa!” le advirtió.

Emmett sacudió la cabeza exasperadamente. “¡No lo haré!”

Jasper se acercó y tomando la mano de Emmett desapareció de la pantalla.

Mientras los créditos comenzaban a aparecer (Grabado por Rosalie- pensé, haciendo una nota mental)- hubo una breve aparición final de Jasper tocando repetidamente el piano, gritando sonoramente mientras Emmett se encontraba encima del piano sacudiendo la cabeza.

La pantalla se volvió negra.

Durante un momento, nadie se movió. Pero desde el rabillo del ojo les vi a ambos empezar a levantarse del sofá.

“Estáis muertos.”

Dije venenosamente. Antes de que ellos tuviesen tiempo de reaccionar, me levanté de mi silla, mi mano preparada para cerrarse en uno de sus cuellos. Ellos se levantaron deprisa y corrieron hacia el exterior, riéndose sonoramente, y yo estaba a punto de cumplir mi promesa cuando una voz pronunció mi nombre.

“¡Edward!”

Gruñí y me giré hacia el otro lado lanzándole a Rosalie una mirada envenenada, my pie estaba ya fuera de la puerta en pos de alcanzar a mis estúpidos hermanos.

“¡Es sobre Bella!” dijo rápidamente, sabiendo que lograría atraer mi atención y me pararía de correr tras mis hermanos.

“¿Qué le pasa a Bella?” repliqué, mirándola a los ojos. Su mente estaba en blanco, pero estaba ansiosa sobre algo.

“Bueno” empezó, retorciéndose las manos nerviosamente. “Hay una razón por la cual esos dos hicieron el video.”

“¿La había?· dije sarcásticamente. “Digo, ¿además de que sean absolutamente impresentables?”

“Sí, además de eso” respondió, ignorando mi tono.

“Verás, Alice... ella tuvo una visión.” Cerró los ojos intentando elegir las palabras precisas para decirlo.

Sentí que mis nervios se empezaban a calentar y mi mente comenzó a planear diferentes situaciones de la visión de Alice, y en qué estaría relacionada con ese aberrante video.

“¿Qué tipo de visión?” pregunté al instante.

“Bueno” comenzó. “Los chicos hicieron ese video para...animarte.”

Moví la mano, incitándole a continuar.

“Parece ser...que Bella... ha estado tomando medidas con sus propias manos, por así decirlo.”

Sentí mi cara cambiar en una mueca de confusión. “¿A qué te refieres?” Rosalie, solo dilo.”

Cerró sus ojos de nuevo y finalmente me dejó entrar en su mente. Solo había una imagen flotando allí, y fue esa la que hizo que mi corazón palpitase en mi pecho.

“No...” dije, todos los pensamientos de de Jasper y Emmett desaparecidos. “No puede ser... ella no lo haría...”

“Ella lo haría y lo está haciendo.” Contestó Rosalie seriamente. “Alice tuvo... ¡una visión de ella usándolo!”

Mi mandíbula se abrió d par en par mientras vislumbraba a Bella usando esa... cosa... vibrante. Y me hizo sentir tan triste, que me sentí tambalear ligeramente. ¡No sabía que era tan duro para Bella esperar solo un mes hasta nuestra boda! Me enfermó saber que ella haría algo así... ¡cuando yo estaba más que dispuesto a hacerlo en el momento apropiado!

“No me lo creo” dijo sin voz, mirando a Rosalie, quien estaba afirmando con la cabeza, con ojos llenos de pena.

“Lo llama pequeño Eddie”

Cerré mis ojos ante sus palabras, y sentí algún tipo de subida de energía correr a través de mi. No había manera de que yo dejase continuar esto. Pensar que alguien más, o en este caso, algo más, complaciendo a mi amada Bella me hizo agonizar. Tenía que pararlo.

“Voy a la casa de Bella” anuncié, desapareciendo y mirando mi reloj.

Todavía tengo tiempo antes de que llegue del trabajo.

Llamé a Alice mientras aceleraba hacia la carretera. Ella estaba obviamente esperando mi llamada.

“Recoge a Bella a las 5. Y dile que la estaré esperando en su casa.”

Y con eso, cerré el teléfono, tratando de acabar con el pánico que se iba acrecentando en mi interior.

Emmett’s POV

“Rose ¿es seguro entrar adentro? Pregunté, finalmente calmándome. No creo que me haya reído tanto en mi vida. Era duro permanecer serio durante el video, pero ver la reacción de Edward no había tenido precio.

“Sip” replicó. “Y mordió el cebo.”

“Perfecto.” Sonreí. “¿Ha hecho Alice su parte?”

“Lo ha hecho” dijo Jasper, viniendo por detrás y cerrando su teléfono y guardándolo en el bolsillo. “Acaba de irse de la casa de Bella.”

Edward’s POV

No creo que haya llegado tan rápido alguna vez a la casa de Bella, y eso era definitivamente un récord. Charlie no estaba en casa, por lo que podría husmear por la habitación de Bella sin preocuparme por oírle. Me dirigí inmediatamente a su casa.

Trepé por el muro, abrí la ventana y me deslicé adentro.

Una vez que me giré... me congelé.

Allí estaba... el vibrador de Bella... permaneciendo a vista de todos, largo e imponente en su inocente cama. ¡Ella ni siquiera trataba de esconderlo! ¿Cuántas veces me haía sentado con ella en esa cama? Ella era mi ángel durmiente, mi Bella, y me dolía reconocer que no sabía todo sobre ella.

Di un par de pasos hacia su cama y alargué la mano a tientas hacia el.

¿¿Era tan...grande??

No podía creerlo, pero allí estaba la evidencia, mirándome a la cara.

Lo cogí rudamente, y gruñí para mi mismo. Iba a esperar allí. Iba a esperar a Bella y pedirle explicaciones sobre esto, cara a cara.

Cuatro horas más tarde.

Estaba sentado allí, al final de la habitación con el vibrador firmemente agarrado por la mano. No creo que me hubiese movido en todo este tiempo. Pero, podía sentir su presencia ahora, ella estaba subiendo las escaleras, y sus latidos eran más rápidos ue los usuales.

Estaba ansiosa por verme. ¿Sabía ella que yo lo sabía?

Al segundo siguiente, ella entró en la habitación y tras hacer un rápido escáner, sus ojos se fijaron en mi, al final de la habitación.

“¿Edward?” preguntó, la preocupación surcando su rostro. “¿Pasa algo? porqué... ¿porqué estás en el suelo?”

Ella se encaminó hacia mi, y cuando estuvo lo suficientemente cerca le mostré el vibrador bajo la nariz (N/T: expresión rara, lo se).

“He encontrado al pequeño Eddie” dije.

“¿Qué es eso?” preguntó casualmente, cogiendo mi muñeca ligeramente para mirar mejor. La oí jadear sonoramente.

Obviamente se sentía culpable.

“¡¿Qué?! ¿Qué estás haciendo con eso Edward?” preguntó incrédulamente, su voz impregnada de perplejidad. Sus latidos estaban aumentado cada minuto, y finalmente mis ojos se encontraron con los suyos. No pude esconder el dolor que había en ellos cuando vi lo realmente sorprendida que parecía.

“¿Porqué no me lo dijiste?” pregunté, tratando duramente de no dejarle ver cuan herido me sentía. “¿Realmente no podías esperar?”

“Edward, ¡YO!”

“¡No tienes que explicarte Bella!” interrumpí ondeando la mano. “Lo entiendo, a sido culpa mía.”

“¡Sinceramente!, esto es lo más-” farfulló, y me di cuenta de que su cara estaba completamente roja. “Edward...eso es... ¡por supuesto que eso no es mío! ¡¿ De dónde has sacado eso?!

¿Me estaba mintiendo?

“En tu cama, Bella. Estaba justamente encima de tu cama.”

Bella parecía completamente escandalizada y me miró como si estuviese completamente loco. Volvió a mirar hacia la cama, tratando de convencerse de que no estábamos hablando del mismo lugar. Volvió a mirarme y sacudió su cabeza furiosamente.

“¡De qué demonios estás hablando, Edward!” dijo, y para mi sorpresa, había una pizca de enfado en su voz. “¿Es esto algún tipo de broma?”

¿Broma?

Broma...

¡BROMA!

Me levanté tan rápidamente que Bella chilló y se cayó hacia atrás. Al mismo tiempo, escuché un caro de risas fuera de su ventana. Corrí hacia allí, saqué la mano hacia afuera y metí a Jasper dentro, al suelo.

Bella gritó y sus manos volaron a su cara.

Emmett, Rosalie, y una Alice que parecía muy culpable le siguieron.

Jasper, Emmett y Rosalie todavía estaban riéndose histéricos.

“¡EXPLICAOS!” grité mirándoles a cada uno. No creo que haya sentido tanta vergüenza en mi vida.

Alice habló primero.

“¡Solo era una broma!” dijo Alice. “Y nosotros lo sentimos, Edward, ¡pero pensamos que necesitabas relajarte un poco! Deberías haber sabido que eso no era de Bella, de todas maneras, yo vine y lo dejé encima de su cama antes de que llegases.” Se cruzó de brazos tratando de defenderse.

Bella jadeó de nuevo.

“No puedo creerlo” dije, mi voz disminuyendo de tono mientras trataba de asimilar todo lo ocurrido. “Os la habéis cargado”

Aunque les había amenazado, vi a Emmett y Jasper riéndose, mirando mi mano la cual todavía tenía agarrado el vibrador. Gruñí sonoramente, y antes de saber qué estaba sucediendo, lo lancé por la ventana.

“¡TODOS FUERA!” dije. “Me encargaré de vosotros más tarde.”

Miré con odio a Jasper y Emmett, y me sentí perversamente feliz al ver que me devolvían con miedo la mirada. Les observé mientras salían por la ventana de Bella.

“¿Qué” dijo Bella cuando todos se hubieron ido, “Demonios ha sido eso?”

“Esa es mi familia”